The Runes Of Life & Fire [Golden Trio]

ℂ𝕙𝕒𝕡𝕥𝕖𝕣 𝕍𝕀𝕀

·•· ·†· ·•·

𝕮𝖍𝖗𝖎𝖘𝖙𝖒𝖆𝖘 𝖆𝖓𝖉 𝖌𝖔𝖔𝖉𝖇𝖞𝖊

·•· ·†· ·•·

Noviembre había llegado frío como siempre, y el trabajo de Enya se hacía más complicado, tenía que cerciorarse de que todos los animales que debían invernar estuvieran protegidos y en buenas condiciones para pasar las bajas temperaturas; los trabajos sencillos se volvían más intrincadas cuando aparecía la nieve, así que en noviembre se dedicaba a crear pequeños caminos con piedras que ella misma encantaba, las cuales emanaban calor constante para derretir la nieve cuando cayera, de esa forma, Enya no se quedaría enterrada cuando intentase caminar, pero solo podía empezar cuando todos los animales estuvieran invernando, o sino alguno podía confundirse por el calor y haría su nido a la intemperie.

Por otra parte, los días no podían ir mejor, seguía manteniendo contacto con Hermione mediante cartas: había hecho las paces con Ron y se había integrado al grupo gracias a un trol de tres metro y medio; conversaban sobre las clases, o más bien Enya dejaba que le enseñara todo lo que iban viendo en clases, a Hermione le gustaba mostrar su conocimiento y a Enya aprender.

Con respecto al ser oscuro que la había atacado, Hagrid se mantenía reacio a que su pequeña durmiera sola en su cabaña, así que como había dicho esa noche, Enya estaba obligada a regresar a la cabaña del semigigante antes de la cena. Por ende, durante el día, hacia todos sus deberes en el bosque y apenas comenzará a menguar la luz, iba directo a su cabaña a revisar a sus cachorros, les dejaba un poco de comida en caso de que despertaran más temprano de lo usual y luego iba donde Hagrid, el cual comenzó con una nueva rutina: revisaba la vestimenta de Enya, que no tuviera algún agujero nuevo o que estuviera con algún arañazo en su cuerpo; miraba detenidamente su cara, brazos y rodillas, hasta detrás de las orejas; tocaba su cabello como si supiera si se le cayó alguno; intentaba contar sus pecas y finalizaba dándole un beso en la frente, para luego ir al gran comedor, obviamente le dejaba comida hecha antes de irse.

Lo que Hagrid no sabía, era que su pequeño solecito se escapaba apenas él entraba al castillo. Enya llegaba justo antes de que los gytrash despertaran y comenzaba con las prácticas diarias, sobre todo de trabajo en equipo y cacería. Puede que ella tuviera que quedarse con Hagrid durante mucho tiempo hasta que atraparán o eliminarán a ese ser, así que tenía que asegurarse de que sus retoños pudieran protegerse ellos mismos.

· ·•· ·

Primer sábado de noviembre y comenzaba la temporada de quidditch para Harry, Slytherin vs Gryffindor. Había amanecido muy brillante y frío ese día. El Gran Comedor estaba inundado por el delicioso aroma de las salchichas fritas y las alegres charlas de todos, que esperaban un buen partido de quidditch.

—Tienes que comer algo para el desayuno.

—No quiero nada.

—Aunque sea un pedazo de tostada —suplicó Hermione.

—No tengo hambre.

Harry se sentía muy mal. En cualquier momento echaría a andar hacia el terreno de juego.

En medio del acalorado y emocionante desayuno, una lechuza nevada con pequeñas motas negras en sus alas y hermosos ojos ambarinos traía un no tan pequeño paquete de color anaranjado en su pico, destinado a su dueño Harry. Varios alumnos de la mesa miraban intrigados el paquete, después de la llegada de la Nimbus 2000 querían saber qué clase de maravilla le habían enviado esta vez. Pero para sorpresa o desilusión de algunos, cuando el chico deshizo el nudo de la tela se descubrió que eran en realidad dos paquetes: en uno de ellos se encontraron dos perfectos, contundentes y bien vistosos sándwiches con un frasco de vidrio que contenía un jugo de naranja recién exprimido, junto con una pequeña carta; mientras que el otro estaba cerrado y sin poder ver su contenido, solo decía: Jean Granger <3 en la tapa.