Capítulo 1.

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Es un día frío y nublado, me aferro más a mi chamarra mientras intento apresurarme. Se me ha hecho tarde de nuevo para llegar a la Universidad y toda la culpa la tiene mi hermano Frank porque no me ha esperado para que viniera con él en el automóvil.

Tengo los labios secos y los dedos fríos, estoy a nada de que me dé hipotermia.

Una vez que entro al edificio me siento un poco más tranquila, me envuelve una oleada de calor y lo agradezco mentalmente. No hay muchos chicos en los pasillos puesto que faltan tan sólo un par de minutos para que inicien las clases, acerco mi mano temblorosa hasta el candado de mi casillero y lo abro rápidamente.

Una vez que tengo todo lo necesario troto hábilmente hasta mi salón y suspiro aliviada al darme cuenta de que el profesor Ziggler aún no ha llegado.

Camino sin prestar mucha atención hasta mi lugar y me toma tan sólo unos instantes darme cuenta de que todos están mirándome.

Todos tienen su mirada puesta sobre mí y sé perfectamente por qué. Intento aparentar que me da igual pero la verdad es que no.

Puedo sentir el frío que emana de su cuerpo haciéndome tener escalofríos. De reojo puedo ver como su pecho sube y baja al compás de su respiración, todo lo que él representa me ha dejado como una estatua. No puedo moverme.

Candace voltea y me mira fijamente, parece que quiere sonreír pero dudo mucho que lo haga. Shawn, en cambio, parece que quiere golpear a alguien, tiene el ceño fruncido y las mejillas rojas.

Finalmente decido que tengo que sentarme y, puesto que no hay ningún otro lugar disponible, no me queda de otra. Cierro los ojos momentáneamente recordando algunos momentos en específico... Las sonrisas discretas, las escasas palabras que llegamos a intercambiar y su estúpida mirada que no me podía sacar de la cabeza. ¿Qué hace aquí de nuevo? Llegué a pensar que jamás volvería a pisar este lugar después de lo que sucedió, sacudo la cabeza porque no quiero dejar que mis pensamientos tomen ese rumbo, es muy temprano y, siendo completamente sincera, no estoy de humor, es más... podría decir con total seguridad que estoy aterrada.

— ¿Podrías prestarme una pluma negra? —escucho a mi izquierda.

—Uh...

La voz de él se cuela dentro de mis oídos y mi cerebro la repite un centenar de veces, volteo sin tenerlo planeado y me estampo con su penetrante mirada color celeste. "Él es oscuro", me dice una vocecita dentro de mi cabeza. Asiento al estar de acuerdo con eso y él eleva una ceja. Seguramente luzco como una retrasada.

— ¿Por favor? —añade. Habla de nuevo, haciendo que mi cerebro se vuelva aún más lento.

—S-sí —digo tartamudeando.

—Genial —responde impasible.

Le entrego el objeto en cuestión y después regreso mi mirada hacia el frente.

—Gracias —dice inclinándose un poco hacia mí.

—De nada —susurro.

Cuando el profesor Dylan Ziggler entra en el aula me siento mucho más tranquila, todos vuelven sus ojos hacia él y la atención se va de nosotros.

¿Que por qué todos estaban mirándome?

La respuesta es más sencilla de lo que parece, y ahondar en ello me provoca escalofríos de nuevo.

El lugar a mi izquierda, que permaneció libre por poco más de un mes, ha sido ocupado otra vez. Él ha vuelto a clases. Aún después de haber salido en las primeras planas de todos los periódicos del país.

KILLER - L.H -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora