No me había percatado de la hora a la que me había quedado dormido tratando de pensar si era una construcción de mi mente o no, podía ser posible, trasplantar una parte de mí a el mundo real, lo hacen las personas que se sienten solas e ignoradas, y eso me daba miedo.
En la escuela me dí cuenta que todo el tiempo sentía un cosquilleo extraño en el cuello, hacía que torciera mi cabeza para intentar detenerlo, también mis manos temblaban, eso era normal cuando participaba en clase, pero ahora pasaba todo el tiempo.
Al terminar la escuela quise tomar otro camino hacia mi casa, se escuchaba el ruido de los motores que pasaban a un costado mío, es por eso que odiaba pasar por ahí, pero no quería encontrar a Elia y volver a las miradas extrañas de la tarde anterior.
De todas maneras, ella apareció, iba llegando a mi casa, una calle antes, cuando creí que me había librado de ella; estaba escogiendo un libro frente a una estantería a mitad de la calle.-Hola, tú de nuevo -respondí antes de que ella me viera, no hubiera podido evitarla, si leía, recogía basura del suelo y le prestaba atención a mi forma de pensar era una copia de mí, literalmente lo era.
-Cuéntame cómo estás -dijo Elia mirándome, de abajo hacia arriba, inspeccionando mi cuerpo.
-No, no tengo ganas de hablar contigo, tengo que irme, deberías de desaparecer.
-No lo haré, porque tú quieres que esté aquí, pero no lo tomes como algo loco o malo, estar acompañado siempre será lo mejor, puedes contarme lo que quieras, aquí estaré.No supe cómo reaccionar, de alguna manera una lágrima salió de mi ojo derecho, gritando que estaba volviéndome loco, quería a Fer de vuelta, pero en cambio había creado a una mujer con mis mismos gustos y cualidades.
Sin importarme una mierda grité -¡Largo de aquí!
Ella dejó de hablar, se paralizó, yo también, como si una parte de mí se hubiese congelado, Elia tomó mi mano, la besó, se acercó a mi oído y me susurró.
-Me agradas.
Me quedé sin aliento por un rato, al principio mirando a donde ella había estado hace un instante, y donde también había una estantería llena de libros, había notado algunos de mis favoritos, también desapareció, pienso que no podría encontrar a la mujer ideal para mí, y la que encontré era yo.Había tres personas mirándome, lo noté enseguida de recobrar la conciencia, el pequeño cosquilleo volvió y me retiré lo más pronto de ahí, llegué a mi casa por fin.
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La Teoría del Amor
RomantizmLa vida es un juego maquinado, tú eres el único que tiene vida, lo demás no importa, no hasta que alguien te hace creer otra cosa.