Kirishima
Hace diez años, ocurrió una tragedia en mi pueblo, dragones estaban atacándonos y yo a penas tenía siete años en ese entonces, la situación era horrible y no podía entender bien lo que estaba pasando, el techo de la casa se incendiaba al igual que todo afuera, las paredes se derrumbaban y yo solo podía llorar, mi padre me tenía en sus brazos mientras escapaba del desastre junto a mi madre, mi pueblo era pequeño y alejado, así que no hubieron Elegidos para defendernos de los dragones, solo pánico de personas corriendo por su vida, incluyéndonos. Mi padre no sabía hacía donde llevarnos, quería protegernos, pero era casi imposible, él me pedía que cerrara los ojos, pero yo quería ver a los dragones, volaban sobre nosotros quemando todo a su paso, eran enormes y oscuros, extrañamente no estaba llorando por miedo, lloraba porque no quería que nadie sufriera y porque no entendía lo que estaba pasando. Finalmente llegamos al bosque y desde ahí observamos todo el pueblo en llamas, mi madre estaba herida y con leves quemaduras y mi padre tenía gran parte de la ropa rasgada, yo en cambio estaba intacto, solo tenía cenizas en la ropa y en mi cabello, nada grave. Mi madre comenzó a sollozar, mi padre trató de calmarla, entonces, no pude seguir aguantando, me solté de los brazos de mi papá y salí corriendo, solo pude escuchar como me llamaba y comenzaba a perseguirme, no hice caso y seguí corriendo sin rumbo, poco a poco la voz de mi padre se fue escuchando cada vez más lejos, me di cuenta de lo mucho que me iba alejando por la oscuridad que iba creciendo dentro del bosque, de pronto me cansé y me detuve, apoyé las manos en mis rodillas un poco inclinado para tomar bocanadas de aire, cuando llevé mi vista al frente vi un lago, lo que me hizo pensar que no iba a poder seguir corriendo, este era mi límite, al menos el límite para un niño de siete años. Me senté y esperé en aquel medio del bosque a que algo pasara, lo que sea, igual ya me había tranquilizado, entonces escuché un rugido, uno estruendoso y escalofriante, me puse de pie y busqué con la mirada y ahí estaba, un enorme y temible dragón oscuro, estaba en el lago como si el lago fuera un simple charco, mi piel se erizó al verlo y no pude gritar de lo impactado que estaba, el dragón no parecía querer lastimarme, incluso cuando me miró fijamente a los ojos con tremenda firmeza, sentí paz, estaba temblando pero dejé de hacerlo, quise acercarme, pero no lo intenté, el dragón sigue observándome hasta que decide avanzar hacia mi, yo no di un solo paso hacia atrás, sentía curiosidad por lo que iba a hacer, así que no hice nada, el dragón abre la boca mostrando sus enormes dientes y en un tono grave y grueso, dijo: –Ni modo... Tendrás que ser tú—Luego de haber dicho eso, lo último que recuerdo fue verlo soplar flamas de fuego hacía mi, sinceramente no recuerdo nada después de eso, porque al día siguiente desperté como si nada y mis padres estaban felices de verme, sea lo que sea que haya pasado, si fue una ilusión o no, me cambió para siempre, los años pasaron y mi cabello dejó de ser negro y caído, mis dientes son peculiares y mi cabello ahora es rojo y puntiagudo, no me preocupa mucho mi nueva apariencia, de hecho me gusta y creo que me veo genial y masculino.
* * *
Hoy es el día más importante de mi vida, cada adolescente de cada pueblo es llamado por el imperio para asistir a la ceremonia de iniciación, cada año se escogen a los nuevos Elegidos que defenderán las tierras sagradas de los dragones y este año yo seré uno de ellos, de ahí que nos llamemos "Elegidos", porque seremos los próximos que lucharán contra los dragones. El ritual es simple, nos llaman uno por uno, en medio de un escenario similar a un coliseo con Elegidos profesionales como espectadores, subimos a una tarima de piedra, el Gran Elegido—el más viejo y sabio de todos—Nos ofrece un talismán de plata y oro con forma abstracta y nosotros debemos ponerlo en el suelo a cierta distancia, se supone que el talismán por si solo se debe acercar lentamente y cuando llegue a nuestras manos, lo presionamos con fuerza hasta romperlo y lo tiramos a una fogata apagada que estará al frente, se supone que una llama se enciende y es ahí cuando ya seremos capaces de controlar el fuego, hay que tener en cuenta que el fuego de cada Elegido tiene un color diferente, siempre es claro y de algún color pastel, en cambio, el fuego de los dragones es más incandescente y por lo general siempre es oscuro, es así como se diferencia el fuego entre los Elegidos y los dragones.
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Discretion (fanfic)
FanfictionLos Elegidos han utilizado el poder del fuego durante décadas para defenderse de los dragones que han intentado apoderarse de sus tierras, gracias a ese poder han podido vivir en paz, sin embargo, cuenta la leyenda que un día un dragón rojo vendrá y...