Elegidos
Hay una tragedia en la aldea más cercana a la capital; en dicho lugar vive Kirishima Eijiro con sus padres. Desde el incidente de hace diez años en su antiguo hogar, todos en la aldea han ido recuperándose; construyendo nuevas casas, cultivando su propio alimento y criando a nuevas generaciones. Por desgracia, los dragones vinieron y están quemando todo a su paso. Los Elegidos vinimos de inmediato para defender al pueblo de las criaturas, sin embargo, algo no está bien. Las casas comienzan a incendiarse de adentro hacia afuera, los dragones vuelan en el aire, ninguno pudo haber hecho algo así desde esa distancia, por lo tanto, debe haber otra amenaza a parte de los dragones y las sombras podrían ser una opción.
El fuego se propaga con intensidad, algunos corren en pánico, otros intentan apagar el fuego que consume los cultivos con míseros baldes de agua, pero es inútil. El humo domina el aire y es difícil respirar, luchar con los dragones parece en vano, no hay nada que podamos hacer. Bakugo no está y Kirishima tampoco, la Elegida Mitsuki intenta luchar con todo su poder, pero su mirada está en otro lado, no puede concentrarse, la frustración la ha consumido por completo y culpa a los dragones por la desaparición de esos dos Elegidos.
Todo esto fue inesperado, por lo tanto, somos pocos los que a penas llegamos para controlar la situación, y eso es una desventaja muy grande.
Los dragones dan vueltas en círculos, usando el fuego nos impulsamos para volar al cielo y así atacarlos en el aire, las criaturas nos esquivan como si no importáramos y evitan defenderse, sinceramente es extraño, si no somos su objetivo, entonces, ¿para qué vinieron?, aterrizo en el suelo y miro de reojo todo lo que está pasando, ningún dragón está tocando tierra, ¿cómo es posible que haya fuego en todas partes?, Mitsuki aterriza a mi lado, su respiración es inestable, ambos nos miramos, me acerco y coloco mi mano en su hombro, señalo con la mirada al frente de nosotros, frunce el ceño y traga saliva. —No son los dragones—dice. Asiento con la cabeza y aparto la mano de su hombro. Ella grita y cae de rodillas al suelo.
El fuego se propaga más rápido, todavía hay Elegidos luchando con los dragones, derraman sangre innecesariamente, dependen su vida para defender la aldea, pero la gente igual sufre, todavía corren, tratan de salvar los cultivos y no quieren abandonar lo que tanto les costó construir. Una ráfaga de viento sacude las cenizas del suelo, coloco la mano frente a mis ojos para evitar la irritación por la arena que levantó el viento, alejo mi mano cuando la ráfaga termina, Mitsuki señala el cielo, alzo la cabeza y veo dragones, miles de dragones viniendo hacia la aldea, todos de diferente tamaño, el resto de los Elegidos dejan de pelear y todos aterrizan, ninguno hace nada, solo nos detenemos a observar con asombro lo que podría estar a punto de ocurrir. Escucho un estruendo, Mitsuki me mira. Elevo la voz. —¡Olviden los dragones, son mayoría, jamás ganaremos!—grité. —¡Olvidamos nuestros nombres para ser guerreros!—respondió un Elegido. —¡Así es! No vamos a rendirnos tan fácilmente.
Trago saliva, somos Elegidos por el destino para luchar contra nuestro enemigo, pero no por eso, dejaremos nuestra humanidad de lado. —¡Entonces luchemos para que nadie más muera!—respondí. Todos me miran indecisos. No insisto, al menos Mitsuki está de mi parte, ella suspira y corre alejándose de los dragones para buscar a las personas que están en peligro.
Hago lo mismo, busco niños, ancianos, mujeres, personas indefensas y le pido a los jóvenes que también hagan lo mismo. Los demás Elegidos no pueden seguir quedándose sin hacer nada, miran a los dragones, presionan su puño y abandonan su orgullo para correr y ayudar a las personas.
Hace diez años, cuando el peor desastre ocurrió en la aldea donde antes vivía esta gente, sucedió algo parecido, miles de dragones aparecieron y comenzaron a destruirlo todo, pero ellos si estaban dispuestos a defenderse de los Elegidos, también a quemarlo todo sin piedad, pero en ese tiempo los Elegidos éramos bastantes y pudimos igualarnos en poder contra las horribles criaturas. La guerra no duró mucho, los dragones al poco tiempo se fueron, dejaron a muchos Elegidos gravemente heridos, personas murieron, ninguno pudo salvar a nadie por estar peleando con los dragones, por eso ésta vez, no será igual.
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Discretion (fanfic)
FanfictionLos Elegidos han utilizado el poder del fuego durante décadas para defenderse de los dragones que han intentado apoderarse de sus tierras, gracias a ese poder han podido vivir en paz, sin embargo, cuenta la leyenda que un día un dragón rojo vendrá y...