Capitulo 15

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Sabia Elegida

Hace unos meses, escuché a escondidas la conversación del Rey del Norte con los líderes del ejército imperial, ellos se encargan de combatir cuando todos los reyes llegan a un acuerdo. Fue extraño que el Rey estuviera solo cuando habló con ellos, las reuniones secretas están prohibidas. ¿Qué pensarán los demás reyes si se llegaran a enterar de esto?, es imposible imaginar el desastre. Me encontraba escondida detrás de una estatua con forma de dragón, desde ahí pude escuchar todo. El palacio es grande pero no para perderse, si de pronto me descubren, la muerte no llegará por vieja, llegará por entrometida.

—Necesito ese poder, esa espada... no puedo bajar la guardia, los reyes no dudarán ni un segundo en hacerme desaparecer, siempre sacando la excusa de los dragones, como si ellos realmente fueran a salir del Norte para atacar al resto de países, de ser así, yo mismo habría hecho un acuerdo con esas criaturas para ser parte de un plan como ese.

Desde aquí no puedo ver a nadie de esa sala, pero puedo escuchar al Rey caminar alrededor de la habitación mientras habla, incluso si hablara en voz baja no sería problema, ya que todo el eco de su voz y sus pasos se escuchan en el pasillo, puedo oírlo perfectamente.

—Me temo que no será sencillo, su alteza. Conseguir la espada que domina a los Anti-elegidos podría ser una gran oportunidad, pero es una leyenda, no podemos confiar en las fantasías del Norte.

Apoyo las manos en la estatua y me inclino para estar más cómoda.

—¿Fantasías?, ustedes han visto a los dragones, conocen a los Elegidos, saben bien el poder que tienen, no es de extrañar que también exista una maldita espada que pueda dominar a todo un ejército de anti-elegidos... ¡Tiene lógica! Nadie puede ser la contraparte de algo sin un poder que los pueda resguardar primero.

—¿Dice que gracias a la espada esos Anti-elegidos tienen la valentía de ir en contra del sistema establecido por los Elegidos?

—Valentía no—interrumpe. —Confianza... Ellos tienen confianza, con un gran poder no le temes a nada, especialmente si planeas dominar a todo un país, esos bastardos sólo obedecen a quien posea la espada, no tienen voluntad propia... es igual con los Elegidos, se inventaron una historia y ahora se dedican a luchar contra los dragones... lo cual es conveniente, mira que ni siquiera saben que existo.

—Entonces, la espada le dará a usted el poder de liderar todo un ejército...

—Por supuesto, ¿de qué sirve ser Rey de un país que se domina solo con su propia ignorancia?, ya que son tan idiotas, prefiero que al menos tengan a alguien mejor para alabar que a un mentiroso Gran Elegido. Es hora de que sepan que tienen un Rey, pero no puedo simplemente llegar sin nada, por eso quiero esa espada y con tremendo poder dudo que los otros reyes piensen todavía en hacerme desaparecer.

—Comprendo, quiere que su país sepa de su existencia, para eso ocupa de un ejército en caso de que deseen revelarse, y de paso, intimidará a los demás reyes, interesante...

—Buscaré esa espada aunque me cueste la vida.

Mis piernas se duermen y comienzo a balancearme, trato de sujetarme de la estatua pero es inútil, resbalo y caigo de rodillas, el golpe provoca eco y se llega a escuchar hasta la habitación donde se encuentra el Rey y los líderes. Muerdo mi labio inferior y trato de sobarme las rodillas mientras me pongo de pie con dificultad. De pronto, el Rey sale de la sala y me encuentra, suspira y ofrece su mano para ayudar a levantarme. 

—Muchas gracias, lamento el haberlo interrumpido—digo mientras tomo su mano.

—¿Qué hace aquí?—pregunta con frialdad. Su mano sigue sujetando la mía y la presiona con fuerza, en estos momentos podría usar fuego y quemarlo, pero es una tontería arriesgarme, así que dejo que me lastime.

Discretion (fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora