Capitulo 23

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Maratón 3/3

--¿En quién?--volvió a preguntar Cam.

Lo fulminé con la mirada queriendo taparle la boca en ese instante, las manos comenzaron a sudarme ante la posibilidad de quedar en evidencia.

--En… mi… amigo… que dejé en California.--inventé.

--¿Qué clase de amigo? Cualquiera podría enamorarse de un amigo.--inquirió.

--Enamoramiento no, Cam.--especifiqué de nuevo, Noah sólo se mantenía en silencio pero atento.--Y es… un amigo, amm… cercano y…--me estrujaba los sesos para poder seguir poniéndole palabras a mi mentira.--y… a una amiga también le gusta, entonces…

--Tienes miedo de perder la amistad de tu amiga por haberte fijado en el mismo chico que ella.--completó Cam.

--¡Exacto!

--Bueno y, ¿quién se fijó primero en el chico?

--Ella.--musité, con pesar.

-Pero tú ya te fuiste de California, ya no importa o ¿sí?--dijo Noah, quien había estado como una estatua hasta ahora.

--Eemm…--murmuré.

--Igual yo creo que lo hubieras hablado con tu amiga, en vez de especular tú sola las cosas y castigarte a ti misma.--interrumpió Cam.--Digo, no era su novio y ella no era tu mejor amiga.--se encogió de hombros.

Me solté a reír y ambos me miraron. Si Cam supiera a quién me refería ni siquiera haya dicho lo último.

--¿Qué es gracioso?--preguntó Noah.

--Nada, sólo que… nada.--manoteé con la mano restándole importancia.

--¡Mira, Sabrina!--me dijo Cam.-- ¿Ese lugar no te parece ideal para una fotografía?--apuntó hacía un edificio a lado de un canal que se extendía magnífico por el este.

--Qué buen gusto tienes Cam.--concordé.--Creo que le tomaré una.

Saqué con la mano libre la cámara de mi bolso y luego me quedé en silencio y sin actuar, tímida porque Cam aun mantenía su mano atada a la mía.

--Cam, creo que Sabrina necesita sus dos manos.--farfulló Cam.

--Oh, cierto. Discúlpame.--enrojeció un poco y soltó mi mano a la que inmediatamente le pegó el aire gélido del medio día.

Le sonreí y apunté el lente de la cámara hacía el monumento y saqué la fotografía.

--Un fiore per la ragazza?--musitó alguien detrás de mí.
Me giré y obtuve la imagen de una señora con un canasto de rosas rojas que le hablaba a Noah, mientras que Cam estaba distraído mirando las palomas.

Noah me miró y luego me sonrió. Entonces miró de nuevo a la señora.

--¿Quanto costa una?--preguntó.

--Un euro.--dijo la señora.

--Dammi uno.

Ella le acercó la canasta y Noah escogió una rosa entre el puño y luego, sacó del bolsillo de su pantalón una pequeña moneda.

--Ecco.--le dio la moneda y le sonrió.

--Grazie bel giovane.--dijo la señora y luego me sonrió a mí para después alejarse e ir a ofrecerle sus flores a la demás gente.

No había aprendido aun italiano, pero al menos, ya estaba un poco más familiarizada con las palabras y pude entender la conversación entre Noah y la señora. Ella le había ofrecido una rosa, él le había comprado una. Simple. Seguro se la llevaría a Shanon.

--Ten.--pero me la ofreció a mí y me dejó en blanco.

--¿Qué?--musité, torpe.

--Es para ti.--dijo, como si hubiera adivinado mi pensamiento anterior.

--Gracias.--tomé la flor entre mis manos y sentí que el rubor corrió por mis mejillas pintándolas, así que desvié mi rostro y miré a Cam, quien aún seguía entretenido observando el centenar de palomas que volaban en el cielo y otras que caminaban por el suelo de la plaza.

Alcé mi cámara y tomé una fotografía de su perfil justo en el momento exacto en que las palomas volaron. Una fotografía maravillosa. Cam me miró.

--Hey, pudiste haberme avisado.--me dijo y yo reí.

--No, creo que saliste más lindo así.
--El se sonrojó de nuevo, y luego bajó la mirada percibiendo así la flor en mi mano.

--¿Y esa flor?--preguntó.

--Se la dí yo.--dijo Noah, con más orgullo del necesario.

--Rayos, entonces yo tengo que comprarte un ramo completo.--bromeó.

--Lo haces parecer una competencia, Cam.--dije, queriendo seguirle la broma, pero lo cierto era que dos hermosos ángeles estaban cortejándome y el tono casual en mi voz no era muy espléndido.

--Claro que no es una competencia.--dijo él.--Yo no estoy compitiendo con nadie; Noah no es un jugador, él ya tiene dueña.--bromeó Cam, palmeándole la espalda a Noah.

Noah sólo sonrió, pero a esa sonrisa le hacía falta… ¿alegría?

--Me haces sentir como un trofeo.--dije, haciendo un mohín.

--Non un trofeo. Tu sei una principessa bella e mi piace essere il vostro principe.--musitó.

El rostro de Noah se endureció y su ceño se frunció ante las palabras que Cam había pronunciado. ¿Pero qué había dicho?

--Tell in spagnolo.--le farfulló Noah.

--No, mi vergogno.--musitó Cam.

--Qual è il tempo a flirtare con lei? Non capisce.--el rostro de Noah se volvía serio y su voz no tenía ese tono amable.

--Perché so che gli piace l’accento italiano.--Cam se encogió de hombros.

--Non vedo il punto.--Noah se cruzó de brazos y luego me miró.

No sabía cuál era mi expresión, pero hasta sentía un signo de interrogación dibujado por encima de mi cabeza. Odiaba no entender nada.

--Cam dice que eres una bella princesa y que a él le gustaría ser tu príncipe.--me dijo, pero parecía molesto.

--¡Stai zitto!--protestó Cam a Noah, enrojeciendo por completo.

Miré a Liam, enternecida.

--Qué lindo eres, Cam. Gracias.--dije, y él enrojeció más. Sin embargo, Noah permanecía de brazos cruzados y con rostro duro.

La fierecilla apareció de pronto, bailando de alegría por que creía que lo que Noah tenía eran celos y aunque no quisiera aceptarlo, a mí también me gustaba la idea.

Manual de lo Prohibido; Noah Centineo. #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora