Capítulo 1

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Capítulo 1

No estaba seguro de qué me despertó. El fuerte viento la intensa tormenta invernal de anoche se había calmado y mi cuarto estaba tranquilo. Pacífico. Me di la vuelta de lado y parpadeé.

Ojos del color de la noche cubiertos de rocío me miraban fijamente.

Ojos extrañamente familiares pero apagados en comparación a los que yo amaba.

Uchiha Itachi.

Apretando la manta en mi pecho, me senté lentamente y aparté el pelo enmarañado de mi cara. Tal vez aún seguía dormido, porque no tenía idea de por qué Itachi, el hermano mayor del chico del que estaba perdido, profundo y es posible que locamente enamorado, se encontraba sentado al borde de mi cama.

—Um, está... ¿está todo bien, ttebayou? —Me aclaré la garganta, pero las palabras salieron roncas, como si estuviera intentando sonar sexy y, en mi opinión, fallando miserablemente. Todo el griterío que produje mientras que el Sr. Jiraiya, el novio psicópata de mamá, me mantuvo encerrado en una jaula en la bodega todavía se reflejaba en mi voz una semana después.

El pelilargo bajó la mirada. Pestañas gruesas y oscuras abanicaban la cima de sus altos y angulosos pómulos que estaban más pálidos de lo que deberían estar. Si yo había aprendido algo, era que Itachi tenía una carga emocional excesiva.

Le eché un vistazo al reloj. Eran cerca de las 6 de la mañana.

—¿Cómo llegaste aquí, Itachi?

—Me metí solo. Tu mamá no está en casa.

Con cualquier otro, eso me habría asustado como el infierno, pero no le tenía miedo a Itachi.

—Está atrapada en la nieve en Sunagakure, ttebayou.

Asintió con la cabeza.

—No podía dormir. No he dormido.

—¿Nada?

—No. Sai y Sasuke están afectados por eso —Sólo me miró, como si quisiera que yo entendiera las palabras que no podía pronunciar.

Los hermanos Uchiha —Al diablo, todos— estábamos bastante nerviosos, esperando que el DOD apareciera todos los días, ya que su hermano mayor se había escapado de su prisión de Lux. Sai todavía intentaba procesar la muerte de su novio Gaara y la reaparición de su querido hermano. Sasuke intentaba estar allí para su hermano y protegerlos. Y aunque las tropas de asalto no habían irrumpido en nuestras casas todavía, ninguno de nosotros estaba relajado.

Todo era demasiado fácil, lo que por lo general no era una buena señal.

A veces... a veces siento como si se nos hubiera puesto una trampa, y caímos directamente en ella.

—¿Qué has estado haciendo, dattebayou? —pregunté.

—Caminar —dijo, mirando por la ventana—. Jamás pensé que volvería aquí.

Las cosas por las que había tenido que pasar Itachi y aquellas que había sido obligado a hacer eran demasiado horribles de siquiera pensar.

Un profundo dolor llenó mi pecho. Intenté no pensar en ello, porque cuando lo hacía, pensaba en Sasuke estando en esa misma posición, y no podía soportar eso.

Pero su hermano mayor... Él necesitaba a alguien. Levanté la mano, envolviendo mis dedos alrededor del familiar peso del collar del topacio azul.

—¿Quieres hablar de ello, Itachi?

Él sacudió la cabeza otra vez, los enmarañados mechones de cabello ocultando parcialmente sus ojos. Era mucho más largo que el de Sasuke —más lacio— y probablemente necesitaba un corte.

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