Capítulo 9

79 13 0
                                    

Capítulo 9

Un tiempo después, intenté estirarme y cuando hablé, mi voz fue amortiguada contra su pecho. —No puedo moverme, bastardo.

Su risa retumbo a través de mí, mientras él aflojaba su brazo. —Así es como nos acurrucamos, usuratonkachi.

—Realmente debería irme pronto, dattebayou—Bostecé, no queriendo irme. Estaba tan relajado que no podía sentir los dedos de mis pies—. Mi mamá estará en casa pronto, de veras.

—¿Tienes que irte ahora?

Negué con mi cabeza. Tal vez teníamos una hora. Quería hacer la cena, así que unos treinta o cuarenta minutos como mucho. Sasuke puso un dedo en mi barbilla y la levanto.

—¿Qué? —pregunté.

Sus ojos buscaron los míos. —Quería hablar antes de que te fueras.

Ansiedad floreció. —¿Sobre qué, Uchiha?

—Domingo, dobe —dijo y mi ansiedad se volvió más oscura—. Sé que sientes como si nos metiste en esto, pero sabes que no lo hiciste, ¿Verdad?

—Sasuke... —Sabía a donde se dirigía esta conversación—. Estamos en este punto por las decisiones que yo...

—Nosotros —me corrigió con suavidad—. Las decisiones que nosotros tomamos, Kitsune.

—Si no hubiera entrenado con Pain y te hubiera escuchado a ti, no estaríamos aquí, ttebayou. Gaara estaría vivo. Sai no odiaría mis entrañas. Jiraiya no estaría corriendo por ahí diciendo Kami sabe qué, de veras. —Apreté mis ojos cerrados—. Podría seguir, y seguir. Tú sabes lo que quiero decir, teme.

—Y si tú no hubieras hecho ninguna de esas decisiones, no tendríamos a Itachi de vuelta, usuratonkachi.

Fue una especie de movimiento estúpido- inteligente.

Me reí secamente. —No es eso, Sasuke.

—No puedes llevar esta culpa contigo, Naruto —La cama se movió cuando se levantó en un codo—. Vas a terminar como yo.

Lo miré. —¿Qué? ¿Un alienígena extremadamente alto e idiota?

Él sonrió. —La parte estúpida, sí. Me culpé por lo que le pasó a Itachi. Eso me cambió. Todavía no estoy de vuelta a donde estaba antes de que todo sucediera. No te hagas eso a ti mismo, dobe.

Más fácil decirlo que hacerlo, pero asentí. Lo último que quería era que Sasuke se preocupara por la posibilidad de mis futuras cuentas de terapias. Y llego el momento de llegar a lo que yo sabía que él quería. —Tú no quieres que vaya el domingo, Sasuke.

El pelinegro respiró profundamente. —Escúchame, ¿De acuerdo? —Cuando asentí, continúo—. Sé que quieres ayudar, y sé que tú puedes. He visto de lo que eres capaz. Puedes ser bastante aterrador cuando te vuelves loco.

No tiene ni idea, pensé con ironía.

—Pero... Si las cosas van al sur, no quiero que te involucres. —Su mirada sostuvo la mía. —Quiero que estés en algún lugar seguro, Naruto.

Sabía a dónde estaba llegando y quería tranquilizarlo, pero quedarme atrás no era algo que pudiera hacer. —Yo no quiero que tú te involucres, Sasuke. Quiero que tú estés en algún lugar seguro, pero no te estoy pidiendo que te quedes fuera de esto, ttebayou.

Sus cejas se entrelazaron. —Eso es diferente, dobe.

Me senté, alisando mi suéter. —¿Cuál es la diferencia? Y si me dices que es porque eres más "fuerte", voy a hacerte daño, ¡de veras!

ÓpaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora