Capítulo 17

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Capítulo 17

No recuerdo estar cayendo, pero estaba mirando al techo, tratando de mantener mis manos presionadas a la herida por arma de fuego, porque había visto a la gente hacer eso en la televisión, pero no podía sentir mis manos, así que no estaba seguro de sí estaban allí o por los costados.

Mi rostro estaba mojado.

Iba a morir en cuestión de minutos, quizá antes, le había fallado a Sasuke y a mi mamá. Les fallé, porque Sasuke iba a morir, también, y mi mamá... oh, Kami, mi mamá llegaría a casa para encontrar esto. No iba a sobrevivir a ello, no después de papá.

Un escalofrío rodó por mi cuerpo y mi pecho se esforzó en respirar.

No quería morir solo en el suelo frío y duro. No quería morir en absoluto. Parpadeé y cuando volví a abrir los ojos, el techo era borroso.

Sin embargo, nada dolía. Los libros tenían razón. Había un punto donde existía tanto dolor que no podías procesarlo o estabas más allá de él. Probablemente más allá...

La puerta principal se abrió y una voz familiar gritó—: ¿Naruto? ¿Dónde estás? Algo está mal con Sasuke...

Mis labios funcionaban, pero no había sonido. Lo intenté de nuevo.

—¿Sai?

Paso a paso se acercó más y luego—: Oh, por Kami... Oh, por Kami.

Sai estaba de repente en mi línea de vista, con el rostro borroso en los bordes.

—Naruto, santa mierda, Naruto... espera. —Movió mis manos manchadas de sangre lejos y puso las de él sobre la herida mientras levantaba la vista, viendo a Jiraiya desplomado junto a la nevera—. Maldición...

Me esforcé en sacar una palabra.

—Sasuke...

Él parpadeó rápidamente, su forma desapareció por un segundo y luego su cara estaba frente a la mía, sus ojos brillaban como diamantes rojos, y no podía apartar la mirada. Sus ojos, sus palabras, me consumían.

—Sasori le está trayendo de vuelta. Está bien. Va a estar bien, porque tú vas a estar bien. ¿Entiendes?

Tosí en respuesta algo húmedo y caliente cubrió mis labios. Tenía que ser malo—sangre—porque la cara de Sai palideció aún más mientras ponía sus dos manos sobre la herida y cerró los ojos.

Mis párpados parecían demasiados pesados y el repentino calor que irradiaba de él iba y venía por mí. Su figura se desvaneció y él estaba en su verdadera forma—brillante y lustrosa como un ángel—, pensé que si fuera a morir, por lo menos había visto algo tan hermoso como esto antes del final.

Pero tenía que aguantar, porque no era sólo mi vida la que pendía de un hilo. Era la de Sasuke. Así que obligué a mis ojos a abrirse, manteniéndolos en Sai, viendo como su luz parpadeaba en las paredes, bañando la habitación. Si él me sanara, ¿podríamos estar vinculados?

¿Los tres? No pude envolver mi cabeza en eso. Y no sería justo para Sai.

Y entonces había voces. Reconocí la de Sasori y la de Itachi.

Hubo un ruido sordo al lado de mi cabeza y entonces él estaba allí, su hermoso rostro pálido y tenso. Nunca lo había visto tan pálido, y si me concentraba, podía sentir su corazón funcionando como el mío. Sus manos estaban temblando mientras tocaba mis mejillas, suaves bajo mis labios entreabiertos.

—Sasuke...

—Shh —dijo, sonriendo—. No hables, dobe. Está bien. Todo está bien.

Se volvió hacia su hermano menor, tirando suavemente sus manos manchadas de vuelta.

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