Pocos días de haber tenido aquella conversación con Bobby, como si el destino lo quisiera y todo estuviera predestinado, me encuentro en el trabajo limpiando las mesas para cerrar el negocio cuando hablando con Winnie, Norma y William, me quedo estupefacta.
—Ayer fuimos con mi pareja al nuevo bar que no abrieron hace mucho y acepté su proposición de casamiento— dice de repente y no puedo creer la alegría que me invade por ella.
—Felicitaciones, estoy muy orgullosa de que enfrentes tus miedos Winnifer— la abrazo con todo el cariño que le tengo y le doy un beso enormemente ruidoso en la mejilla.
—¡Ay cariño!, Felicitaciones, por dios ya era hora de que sentaras cabeza con esa muchacha tan hermosa— le dice una Norma sonriente que emana bondad y calidez de su cuerpo cual estufa en invierno.
—Estoy muy feliz por vos enana, aunque... sigue en pie la propuesta del trío— murmura William muy divertido mientras le da un abrazo y las tres nos acercamos a golpearlo.
—Estúpido hijo del patriarcado— lo reprimo sonriendo y volviendo a abrazar a Winnie, quien se encuentra absorta y parece que está a punto de ponerse a llorar.
—Todo fue más que perfecto, aunque ese bar es un bar de mala muerte... no te recomendaría que vuelvas a ir Mae... no era el mismo ambiente que la vez que fuimos nosotras— me dice descuidada mientras termina de trapear el piso.
—¿Pasó algo?— le pregunta una Norma preocupada.
—No lo se, fue una situación extraña, estábamos cenando tranquilas cuando de repente entran al bar un grupo de hombres con varias bolsas de consorcio en las manos y se sientan en la barra pidiendo hablar con quien parecía ser el jefe... no recuerdo bien su nombre, pero parecía toda una escena sacada de una película—ríe y continúa con su relato.— Todo fue muy extraño, empezaron a discutir, estaban contando plata atrás de la barra y a nadie parecía importarle, como si todos los clientes estuvieran acostumbrados, después, el muchacho quien parecía ser el dueño del bar, les pidió al grupo de hombres que se retiraran por la puerta de atrás y que no volvieran nunca más y los escoltaron dos guardaespaldas enormes.
—Querida mejor no meterte en esos asuntos— comenta Norma mientras resopla y comienza a cerrar la caja.
—¿De qué hablaban?— le pregunto y ni siquiera se de dónde sale mi pregunta pero es como si mi boca se moviera más rápido que mis pensamientos.
—Lo más jodido de todo Mae, es que no lo sé porque estaban hablando en ruso la mayor parte del tiempo.
—Estúpidas bandas de idiotas creyéndose gangsters— acota William desde una esquina.
Y así como si fuera cosa del destino, me quedo helada. No sé por qué pero algo en mi cerebro hace click. Es como si mi intuición me estuviera gritando a todo volumen que acabo de encontrar agua en un desierto.
ESTÁS LEYENDO
SIN FRENOS.
Lãng mạnCon veinte años ya había visto y pasado por situaciones que nadie tendría que vivir y por eso, le gustaba pensarse a sí misma como alguien capaz de enfrentar cualquier obstáculo que la vida le pusiera en el camino. Le gustaba creer también, que así...