33.

435 19 39
                                    

1 semana después 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

1 semana después 

La larga espera por fin ha terminado. Lo que estuve intentando prolongar por tanto tiempo es lo que me acecha día y noche recordándome constantemente que me falta hacer algo para finalizar con todo ésto. Se lo merece. Me lo merezco. Nos merecemos una charla y si tiene que ser la última que así sea. No puedo seguir escondiéndome como una cobarde. Necesito afrontarlo y es lo que vine a hacer. 

Llego a la plaza donde estuvimos aquella vez y cuando entro a la parte de los juegos, lo veo sentado en un banquito, tieso, con la cabeza apoyada en el respaldo del mismo. Sus ojos están cerrados, su rostro tenso y sus manos se encuentran dentro de los bolsillos de su joggin. Se me encoje el corazón al verlo y respiro hondo acercándome despacio para no asustarlo. Quizás también, de aquella forma, puedo seguir prolongando lo que estoy intentando evitar desde un comienzo.

—Adrien— vocifero levemente tocándole el hombro y sentándome a su lado.

Abre sus ojos azúl bebé y me observa con cuidado. Veo un brillo y de cerca también puedo observar sus ojeras. No ha estado durmiendo bien y al verlo tan destruido, acongojado y debilitado, no puedo evitar sentirme como una mierda.

—Mae.

Mi nombre en sus labios sigue sonando tan exquisito como la primera vez que lo oí mencionarlo. Lo abrazo. Me abalanzo sobre su cuerpo para rodear su cuello con mis brazos y sentir su calor. Me envuelve al instante haciéndome sentir como si él fuera mi hogar. 

—¿Cómo estás?— le pregunto torpemente sin soltarme del agarre. Tengo mi cabeza escondida en su cuello así que por un momento me pregunto si me ha oído con lo áspera que ha salido mi voz. Pero lo hace. Me escucha. Siempre me escucha. 

—No voy a mentirte, éstas últimas semanas no fueron muy buenas— se ríe amargamente y su vibración contra mi cuerpo hace que se me encoja un poco más el corazón. 

Le doy un beso en la mejilla y me separo del agarre para poder verlo a los ojos.

—Ya lo sé y quiero pedirte perdón por haberme comportado como una estúpida... todo se salió de control... yo me salí de control, exploté y no supe cómo reaccionar, necesitaba pensar y poder concentrarme, poder ordenar mis prioridades.

Tose algo incómodo y aparta su mirada de la mía por unos segundos.

—Gracias por venir, acepto tus disculpas, yo tampoco me porté muy bien la última vez que nos vimos y te pido perdón por eso, jamás deberías haberme visto en ese estado— murmura por lo bajo algo molesto con toda la situación que nos toca vivir.

—No importa, la realidad es que pasó y ya está, los dos nos portamos como niños. 

Lo escucho suspirar y aprovecho para encender un cigarro, extiendo mi mano y lo veo extender la suya para agarrar el pitillo con gusto y ansias. Me enciendo otro y me tomo unos segundos para pensar por dónde arrancar.

SIN FRENOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora