23.

369 38 8
                                    

Lo primero que veo al abrir mis ojos es la cara de Bobby a centímetros de la mía y entre la confusión que estoy sintiendo y el espanto que ya de por sí el hombre me genera, pego un alarido e instintivamente lo golpeo en el rostro para alejarlo de mi

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lo primero que veo al abrir mis ojos es la cara de Bobby a centímetros de la mía y entre la confusión que estoy sintiendo y el espanto que ya de por sí el hombre me genera, pego un alarido e instintivamente lo golpeo en el rostro para alejarlo de mi.

—Mierda cariño, buen gancho— se ríe por lo bajo agarrándose la nariz y alejándose para dejarme respirar en paz. 

—La puta madre Bob ¿acaso querías matarme de un susto?— le digo todavía algo desconcertada cerrando mis ojos y poniendo mi mano sobre ellos. 

—Soy muy apuesto niña, no me lo niegues...

—Pensé que estaba en el puto infierno— lo interrumpo bromeando intentando pensar en otra cosa que no sea el dolor que siento en la nuca.—¿¡Y LOS CHICOS?!—le grito recordando poco a poco lo que ocurrió.  Mala, mala idea gritar, la nuca comienza a dolerme como nunca antes. Estoy teniendo la peor migraña de mi vida y se que está por empeorar pero en lo único que puedo pensar es en ellos.

—¡Pasen mocosos, ya despertó!—Bobby los llama mientras abre la puerta de la ambulancia y se prende un cigarro.

Michael y Brian entran con caras de susto y tranquilidad al mismo tiempo. Al verlos sanos y salvo sonrío y me relajo un poco para no preocuparlos más. 

—Perdón, no fue mi intención que ésto pasara y mucho menos dejarlos solos...

—Tranquila Mae, te caíste al suelo y Bobby te agarró mientras Adrien bajaba del ring como un puto desquiciado para llevarte a la ambulancia...—  lo interrumpo pegandole despacio en la cabeza cuando lo escucho maldecir.

—El lenguaje— le advierto y me mira rendido al mismo tiempo que se cruza de brazos frunciendo el ceño. Es un espectáculo.

—¿Cuánto tiempo estuve dormida?— les pregunto aún desconcertada pero no me responden ellos sino una mujer que entra por la puerta de la ambulancia y sonriéndome de la forma más cálida posible comienza a chequearme.

—Mi nombre es Linda, no te preocupes por nada, estuviste inconsciente sólo por diez minutos...¿niños me dejarían hablar a solas un segundo con su hermana?

Los chicos algo inseguros me miran pero cuando me ven relajada y entregada, se retiran emitiendo unos pequeños gruñidos. 

—Bueno mi amor, la realidad es que para haber sido un simple desmayo, estar inconsciente durante diez minutos es bastante preocupante, te di oxigeno y chequee tus pulsaciones y estaban algo alteradas, digamos que estaban muy por encima de donde tendrían que estar...¿Estás pasando por una gran situación de estrés actualmente?

Asiento y se me contrae todo el pecho al pensar en lo caótica que está volviendo a convertirse mi vida.

—¿Cómo te sentís ahora?

—Mejor creo, puedo respirar cosa que adentro me resultaba imposible, pero tengo una migraña que me está matando.

—Eso es norma cielo, ahora voy a darte algo para eso y cuando te sientas estable voy a necesitar que te sientes en la camilla y voy ayudarte a pararte, no quiero que vuelvas a descompensarte. 

SIN FRENOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora