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Crocs

El sonido de los carros yendo de un lado a otro, sonando sus claxon escandalosamente; los cientos de pasos que se escuchan a nuestro alrededor es de las personas que tratan de vivir con normalidad a pesar de que a sus lados van demonios. Es sin lugar a dudas muy contradictorio.

Después de las horribles guerras y los cientos de años peleando contra los monstruos, mucho quedo en cenizas y cientos de ruinas, mucha esperanza se perdió con ello, pero (según la leyenda) un demonio y un humano fueron capaces de terminar con eso. Dieron paso a la paz y de ahí surgió el lazo Alexandria, para que todos estuvieran bien o, mejor dicho, cómodos, comenzaron a construir ciudades. Todo lo posiblemente cómodo para ellos.

Tiendas, hoteles, lugares para bailar, lugares para comer... para tener sexo. Todo sea por pasarla bien, supongo.

— Oye, Kenma. — Hinata se pone al lado de Kenma, quien me lleva en brazos mientras tengo mi forma de gato. Resulta ser que a pesar de todos los años que han pasado, siguen creyendo que los gatos negros son de mala suerte. La idiotez perdura.

— ¿Sí?

— Sonara grosero, lo sé, pero —muevo las orejas poniendo atención a su tono de voz, suena un poco apenado y triste, pero porque en el fondo hay algo de urgencia. — ¿no tienes hambre? —Oh, bueno, no sé porque me sorprendo.

— La verdad no, estoy bien.

— ¡Yo muero de hambre! —grita el chico, haciendo que el cuervo que descansa en su hombro se despierte de golpe. Pobre Kageyama, lo siento mucho por ti. — Hemos caminado por horas y el director no hace acto de presencia, dijo que volvería en veinte. — ¿por qué suena tan decepcionado? — Por otro lado, los demás se han separado.

— Te entiendo, pero no podíamos obligarlos a que se quedaran, parecían muy interesados en ir a comprar cosas, yo también, pero —Kenma se alza de hombros. — no parecías muy cómodo al lado de Oikawa Tōru.

— No es eso, es solo que... —juguetea con sus manos, luce nervioso. — No me gusta como él trata a su demonio, es muy grosero. Su demonio dio un poco de miedo cuando se enfrentó contra Nishinoya, cuando este iba a atacar a Oikawa, pero no es grosero, tampoco se la pasa de mal humor como lo hace Kageyama. —el cuervo le picotea una sien, antes de aletear enfurecido. Creo que alguien no está muy de acuerdo.

— Entiendo.

— He escuchado de él por mucho tiempo, en mi secundaria él era el centro de todos los chismes; según tengo entendido Daichi no es su primer demonio, es su tercero. Dijeron que los otros dos fueron sacrificados o asesinados por él, dicen que les saco el corazón y se los comió para ser igual de fuerte que un demonio. —Kenma parece que le presta toda la atención del mundo, pero no es así. Lo sé por la forma en que ve a Hinata. — No digo que crea esas cosas, pero suena realmente aterrador.

— ¿Lo habías visto antes?

— No, solo le conocía por bocas de otros.

— No deberías hacer caso entonces. Yo también le conozco, pero porque su familia es cercana a la mía, es verdad que antes de Daichi hubo otros dos demonios, pero no creo que les haya sacrificado. —Kageyama y Hinata ladean un poco la cabeza a la izquierda, se parecen mucho los dos. Suelto un bufido, antes de acurrucarme mejor en los brazos de Kenma. No me importa mucho la historia de ese humano realmente, pero ¿sería bueno de mi parte el enterarme de todo y después contarle a Suga? Es obvio que mi amigo está preocupado por su SH (sueño húmedo), quiere saber si lo tratan bien, pero ¿qué beneficio le trae eso si no puede salvarlo de todos modos? — Es solo que su familia, bueno, ellos...

El Demonio PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora