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Si a un mundo de caos, invadido por monstruos que siempre van a intentar matar, quemar o destrozar lo que sea que encuentren enfrente, le agregas un gramo de esperanza, es normal que la mente humana colapse; al menos eso fue lo que dijo el director, el cual parecía estar muy incómodo al lado del rey de los demonios, el cual observa a todos con aquella filosa mirada roja, es claro que los está analizando y midiendo, a los humanos en realidad.

Conoce a todos y cada uno de los demonios, ellos también saben quién es, pero aun así mantienen la cabeza ligeramente agachada y esquivan su mirada con rapidez, no pueden verle. Solo uno parece ser que la presencia de semejante ser no le molesta en lo más mínimo: Kageyama.

El luce tan sereno como siempre al lado de Hinata, quien mira con admiración a tan poderoso ser. Ambos han escuchado historias de él, lo sanguinario que es y la leyenda de que siempre se escucha una canción antes de que la muerte venga siendo guiada por el rey de los demonios.

— ¿Saben lo que es un ángel? —cuestiona Tendou, su voz haciendo que una corriente eléctrica recorra la espalda de los demonios, la marca de Alexandria ardiendo en los que comparten lazo— Veo que no, son tontos.

— Seres mitológicos enlazados a Dios —responde Akaashi, viendo al frente con una mirada neutral—, son representados como seres alados e invisibles que ayudan a la humanidad a estar conectados con el ser celestial.

— Bien, no esperaba menos del hermano de mi hijo favorito. Como dijo el humanito, estos seres sirven para conectar a la humanidad con ese sujeto de arriba, pero como hemos visto por cientos de años, parece ser que esa conexión se fue a la mierda, por eso los monstruos y demonios somos capaces de andar libremente en la noche y el día —da la vuelta quedando frente a la pizarra, toma una tiza y empieza a dibujar símbolos que los humanos no logran entender, pero los demonios sí—. Había escuchado de un monstruo, amigo mío que tengo, el rumor de un ángel perdido en la tierra; esclavizado, mejor dicho. El fulano de arriba se enojó tanto con quien se lo arrebató, que no le importó tirar estiércol sobre la tierra y dejar que el apocalipsis se volviera una orgia de monstritos.

— El ángel que hemos salvado, ¿solucionara algo?

— ¡Sí! —Tendou dibuja en grande tres versiones de la tierra colocadas en las puntas de un triángulo y un par de nubes en el centro, donde un hombre hecho de bolita y palitos— Aunque este tipo es cero de mi agrado, le damos su mugriento ángel a cambio de que nos preste unos cuantos de esos voladores desnudos para derrocar al pendejo de aquí —rodea con tiza el mundo que tiene escrito monstruo en el medio.

— ¿Funcionara? —cuestiona Oikawa.

— ¡Ni la menor idea! —lanza la tiza al aire, girándose hacia ellos— Pero ¿qué perdemos por intentarlo?

— La vida, eso vamos a perder —Kuroo frunce el ceño al escuchar al director escuchar eso, suena bastante molesto—. El viaje al que los vas a mandar no es más que un camino hacia la muerte, incluso para los demonios.

— Oh, vamos, será como un día de campo.

— En el mismo infierno. No van a ir; no están listos.

— El ángel que esta resguardado dice todo lo contrario. Entiende, entre más atrasemos esto, más terreno tendrá el cabrón aquel y voy a malditamente tener que humillarme, ¡no pienso hacer algo semejante solo por estúpidos humanos!

El fuerte estruendo de una explosión hace que la pelea verbal termine, todos voltean a ver hacia la ventana y se puede ver humo a la lejanía, definitivamente era un atentado. Tendou suelta un suspiro, camina hacia allá y cierra con fuerza el cristal, pero este resiste el golpe y no se quiebra, cosa que Lev agradece. Hay muchos gastos, no podrán con algo más por más pequeño que sea.

El Demonio PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora