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El despertador sonaba nuevamente diciendome que tenía que ir a la universidad. Me vestí, peine y bajé a desayunar. Mis padres estaban en el salón y decidí sentarme con ellos.

-Esto se tiene que acabar. -Les dije seria.
-¿Qué quieres decir Yoomi? -Contestó mi padre.
-Me refiero a las peleas. Estoy harta de que siempre discutáis. No os dáis cuenta pero cuando Youngsoo crezca, va a tener problemas si seguís así.
-Hija, no te tienes que meter en nuestros asuntos.
-Mamá, tengo 18 años. No soy una niña, y no puedo evitar preocuparme, pero por él. Así que, ya veréis que hacéis para dejar de hacerlo.
-Yoomi, tu madre y yo tenemos los típicos problemas de matrimonio.
-No papá, no. Esos problemas son serios. No es normal que queráis hacer como si nada.
-No te entiendo hija. -Mintió mi madre.
-¿No me entiendes? Claro... No soy tonta mamá. Papá está con otra y tu vienes borracha casi todos los fines de semana. ¿Me entiendes ahora? ¿Y tú papá? ¿Ahora entendéis de qué estoy harta?
-Dejemos esta conversación. -Se notaba que mi padre estaba incómodo.
-No. No la voy a dejar. No estáis bien.
-¿Y qué hacemos?
-Mamá. -La tomé de la mano. -Tenéis que divorciaros. No podeis seguir así.
-¿Y qué pasará con tu hermano y tú?
-Me volvió a preguntar.
-Ambos nos quedaremos juntos. No quiero que mi hermano os tenga de ejemplo. Ni cerca. Haced lo que queráis a partir de ahora. Yo ya puedo cuidar de mí y de él si hace falta.
-No Yoomi. No nos puedes apartar de vosotros. Soy tu padre. ¿Cómo quieres hacer eso?
-Igualmente, nunca estáis para nosotros. De mí lo entiendo, porque ya no soy la niñita de papi y mami.
-Dije con un tono burlón. -Pero ahora estáis dejando de lado a Soo. ¿Qué más os dá? Simplemente estáis tan ocupados que ni si quiera sois felices.
-Hija. -Mi madre tenía lágrimas en sus ojos.
-No voy a hablar más. Me tengo que ir. Y no penséis que se me va a olvidar. Os separéis o no, mi hermano va a vivir conmigo sea como sea. Conseguiré un trabajo y ganaré dinero con el sudor de mi frente, lo que sea, para mantener a Youngsoo. Y será más feliz, os lo aseguro. Reflexionad en lo que os he dicho. Adiós.

Los dejé con la palabra en la boca a los dos, pero no me importaba. Solo quería irme a otra casa donde fuera libre, con mi hermano.
(...)
Llegaba a la puerta de la universidad y por el rabillo del ojo pude ver al grupo de imbéciles de ayer. Al parecer, estaban con el chico que me agarró la mano, el que desconocía. Conseguí escuchar unos susurros entre ellos, "Mira, la solitaria" "Me divertiré un poco" "Observad". Estaba segura de que uno de ellos intentaría hacerme algo, así que me preparé.

-Ey, solitaria. ¿Tienes las mismas fuerzas que ayer? -Reconocí su voz.
-¿Y tú sigues con tu misma estupidéz?
-Hoy vienes enfadada, ¿esque no quieres pegarme? ¿O te has dado cuenta que no vale la pena?
-Déjame en paz. No quiero hacerte daño.
-No me hiciste daño. Más bien fué una caricia.
-¿Vas a dejar que entre a clases?
-No, a caso que me des un besito.
-Señaló sus labios.
-El beso te lo puede dar tu padre.
-Vacilé. -¿Estás esperando a un puñetazo?
-Si después de eso me curas, sí.
-Tú me lo has pedido.

Le pegué y le escupí en la cara, después de eso me miró sonriendo y fuí dentro. Ese tío de verdad que parecía masoquísta.
Entré a mi primera clase y el profesor dió un comunicado. Yo estaba mirando por la ventana y algo llamó mi atención.

-Hoy tenemos un alumno nuevo. Sed agradables y haced que se sienta cómodo. Ya puedes presentarte. -Un chico alto pasó al frente y no me lo podía creer. ¿Por qué tenía que ser él?
-Hola, mi nombre es Kim Namjoon y tengo 19 años. Voy a ser otro de vuestros compañeros. Espero llevarme bien con todos. -Y no sé como, localizó mi asiento y me miró.

Sentí como la rabia y la cólera subía por mi cuerpo. Solo quería librarme por un momento de aquella incómoda escena.

-Profesor, ¿puedo ir al baño?
-Sí. No te tardes.

In my mind | NamJoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora