In my mind | NamJoon

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Ya no estamos en mi casa, ni tampoco en mi cuarto. -Pensé. Ahora podría hacer lo que quisiera conmigo si no me resistía. Mi mente se enublecía de mis propias voces, ni si quiera alcanzaba a ver bien a Namjoon acercándose a mí. Sentía tan cerca su presencia, que me iba acorralando poco a poco en una esquina. Sus ojos, llenos como de deseo, sus labios, siendo mojados por su lengua, sus manos, tocando mi cintura, su voz, grave y espeluznante en ese momento.

-Yoomi, llevo aguantando las ganas, desde la primera vez que tu silueta pasó delante mía. -No tenía escapatoria. Estabamos tan cerca, que podíamos escuchar nuestros propios corazones.
-N-nam, quita tus m-manos de mí. Deja q-que me vaya. -Tragué saliba.
-¿Tan pronto se te han olvidado, nuestros susurros, roces, pequeñas lágrimas, todo? -Me ponía cada vez más nerviosa.
-¿Por qué haces e-esto? C-claro que no lo he o-olvidado. -Mis piernas temblaban de tal forma, hasta casi dejarme en el suelo. -No me hagas
n-nada. -Temí.
-Solo déjate llevar.

Me tomó por los hombros y me tiró a la cama. Una de sus manos acariciaba mi pelo, y con la otra se sujetaba para no caer en mí.

-Una de mis partes favoritas de tu cuerpo, es el cuello. No sabes cuánto me atrae.
-En serio, no hagas algo de lo que te puedas arrepentir... -Saqué fuerzas para hablar.
-No lo haré. De hecho, va a ser algo que no podremos olvidar ninguno de nosotros.
-¿Q-qué? -Sus ojos oscuros penetraban mi alma.
-Te quiero... -Dijo antes de besarme con todas sus ansias.

No me podía creer nada. Mis ojos se cerraron inconscientemente, y yo le seguí torpemente el beso. ¿Por qué mierda lo hacías Yoomi?
En ese momento solo dejé mi mente en negro y seguí sin pensar en nada de lo que estaba ocurriendo. Íbamos dejando cortos tiempos en los que respirabamos, y en uno de estos, comenzó a quitarme el abrigo. Al dejarme totalmente en la corta ropa que llevaba, y tocar mi brazo, los escalofríos subieron por todo mi cuerpo, haciendome así consciente de lo que estaba consiguiendo provocar en mí.

-Nam. -Lo aparté. -No puedo, lo siento. Me voy. -Lo dejé en la cama.
-¡Espera Yoomi!

Corrí bajando las escaleras y saliendo a la fría calle.
Me había olvidado totalmente de mi chaqueta y seguí hasta llegar a mi casa, con una camiseta de tirantes y una falda.
Solo de recordar la fluidez con la que Nam movía sus labios sobre los míos, me hacían quedar como estúpida.
Sacudí mi cabeza, para olvidarlo, pero por mucho que lo intentara, no desaparecía.
Después de llegar sofocada, entré al salón, luego al cuarto de Soo, también al mío, la cocina, el baño. Recorrí todas las habitaciones y no encontraba a mi hermano. Estaba muy alterada y no podía calmarme, no podía ser verdad. Había salido de la casa. No cerré la puerta de la entrada y Namjoon apareció.

-¿Estás bien? Te dejabas tu abrigo.
-Yo... Mi hermano... -No me salían bien las palabras.
-¿Qué?
-No está. Se ha ido. -Mi corazón dolía.
-¿Cómo que se ha ido? -Caí finalmente.
-Ayudame a encontrarle. Por favor.
-Sí. -Dijo decidido. ¿Qué hora es?
-Son las siete menos cuarto.
-¿Qué? ¿Cuándo nos levantamos?
-Despertamos a las doce, y ya tarde nos fuimos. Pero eso no importa, tengo que buscarlo ya.
-Ok. Tu hermano no abre la puerta, ¿no?
-Yo le tengo dicho eso.
-Puede que se haya ido con sus amigos.
-Ellos no conocen donde vivimos.
-¿Y tus padres? Si no fuera cualquiera de los dos, no les abriría.
-Entonces, ¿Soo se ha ido con mis padres?
-Con quién si no.
-¿Y si es un ladron o peor, un asesino?
-No pienses tan alocadamente. Vamos a la casa de tus padres.
-No sé si seguirán viviendo donde antes, al menos uno de ellos.
-Comprobemoslo.

De nuevo, salimos, y lo llevé a mi antigua casa. Nos tardamos un buen rato hasta llegar, ya que mi memoria fallaba por todo lo que estaba acumulando en mi cabeza.
Llamé al timbre, y por alivio, nos abrió mi madre.

-¿Yoomi? Hola hija, ¿qué tal?
-Mamá, ¿está aquí Youngsoo?
-Sí. Pasad. -Dijo gustosamente de ver a un chico conmigo.
-¡Soo! -Corrí hacia él. -Qué susto me has dado.
-Tranquila. No estoy con nadie que no conozcas. -Rió.
-Voy a tener que darte un teléfono para que me avises.
-Dime Yoomi, ¿quién es este chico tan alto y apuesto? -Guiñó.
-Gracias. -Hizo una reverencia.
-Mamá, este es Namjoon. Nam, esta es mi madre.
-Encantado. -Le dió la mano.
-Que respetuoso. Este es buen chico.
-Lo que tú digas. Bueno, me llevo a Soo. Me ha gustado volver a verte.
-¿Cómo que te lo llevas? ¿Ya?
-Sí. Ya habeis tenido tiempo de hablar y demás.
-Hija. Es mucho para tí. Déjame quedarme con él. Ya no bebo, por favor.
-Pero es lo que más quiero. -Agaché la cabeza.
-Os amo a los dos pero a tí no te puedo tener. Visitalo cuando quieras.
-Pero, no tienes tiempo.
-Ahora sí. Tengo menos horas de trabajo.
-Pero...
-Yoomi, tu madre tiene razón, Youngsoo la necesita. -Puso su mano en mi hombro, haciendo que recordara lo que había pasado en su habitación.
-Está bien... -Dije apenada.
-Gracias. Quedaros a cenar.
-Mamá, él tendrá que hacer sus cosas.
-En realidad, no estoy ocupado.
-Perfecto. Así podré conocerle más.
-La ayudaré a colocar la mesa.
-No. Tú quedate con mi hermano.
-Vale. -Sonrió.