¿Conocen ese sentimiento de no encajar en ningún lado? ¿De que todos te aparten porque eres diferente?
Bueno, Rachel Roth lo conocía perfectamente. Tenía siete años cuando supo lo cruel que podía ser la realidad fuera de su casa. Cuando entró a la escuela y conoció lo que era el rechazo. Los niños pueden ser muy malos, y no es algo raro, pues ellos son muy sinceros respecto a lo que les gusta o les parece que está bien. También reflejan la conducta de sus padres y la forma en que fueron criados.
Pero un día, ella conoció un ángel.
Rachel estaba comiendo sola, como de costumbre. Nadie quería sentarse con ella, nadie le hablaba y todos murmuraban cosas malas de ella. Era un infierno. Sin embargo, ella se encerraba en sí misma, tratando de ignorar lo que pasaba alrededor.
Pero una bandeja cayó frente a ella. Rachel subió su mirada y vio a un niño rubio.
-¡Hola!
Ella frunció el ceño, tratando de descifrar si era una broma, un truco, o una equivocación.
-Oh, eres callada.
-¿Quién eres? - ella, para ser una niña, soltó la pregunta con desprecio y enojo. Estaba harta de ser objetivo de bromas.
-¡Soy nuevo! Ayer llegué a la ciudad y me inscribieron aquí. Me llamo Garfield. ¿Cómo te llamas tú?
Ella miró a su alrededor, todos empezaron a murmurar entre ellos y a burlarse.
-Sí, bueno, déjame sola. Te van a molestar también.
Ella volvió a su comida.
-¿Qué dices?
-Mira niño, todos aquí me odian, y si no eres parte de ellos, vas a ser odiado también. Déjame sola.
Rachel pensó que él se iría, nunca pensó escuchar aquellas palabras que le hicieron restaurar la fe en las personas.
-Bueno, no me importa si me odian. Solo sé que no deberías de comer sola, seré tú nuevo amigo.
Ella lo miraba incrédula.
-Además, se ve que necesitas un amigo. ¿Cómo te llamas?
-Soy Rachel...
Ella murmuró. -¿Estás seguro de esto?
-¡Muy seguro! ¿Te puedo decir Rae? Es más corto. ¡Tú me puedes decir Gar!
Ese fue el inicio de una gran amistad. Sin saberlo, Garfield había sacado a Rachel de la oscuridad.
Cuando ambos tenían 15 años, ya estaban en el colegio. Juntos. Iban a la misma clase. Y no había cambiado mucho, es decir, ella seguía siendo la "rara" del salón, nadie quería estar cerca de ella. Tal vez porque tenía una mirada de pocos amigos, o tal vez porque siempre vestía de negro, o dejaba su cabello muy corto, tal vez porque incluso se lo pintó morado, o porque era muy sarcástica y mala con todos. Excepto con Garfield, él era el "gracioso" del salón. La gente le preguntaba por qué se juntaba con alguien como Rachel, que parecía estar muerta por dentro. Era raro, él tan simpático, y ella... Tan diferente.
-Mira Rae, va a llover. - él señaló el cielo.
-Estamos en invierno, Gar, eso pasa.
Ella respondió algo cortante.
-¿Qué te sucede hoy? -él se detuvo, haciendo que ella lo hiciera también. Era la salida de clases.
-Mira... Garfield. A todos le caes bien, eres... Bueno, escuché que los populares te quieren en su grupo, pero que no podrías estar con alguien como yo si eres parte de ellos.
