Capítulo 6

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Sin quererlo, Angie había encontrado con quien charlar en clase de Matemáticas y en los pasillos del instituto, también alguien para mensajearse por las tardes y a quien prepararle el almuerzo a diario, como solía hacerlo con su exnovio. Benny nunca se lo pidió, pero sentía que tenía que procurar que ese muchacho anémico se alimentara.

Aunque ella esperaba que la relación con él fuera solo para cuestiones académicas, ambos terminaban charlando de absurdos, quejándose de todos, jodiendo al mundo entero y también a la conspiración que de a poco los convertía en estrellas muertas. Lo que más disfrutaba Angie de estar con Benny era justo eso, que él no trataba de animarla cuando se quejaba; al contrario, el joven seguía con el despilfarre de inconformidades. Además, conservaban todavía un montón de cosas en común, desde el gusto por la misma música, hasta el odio por las películas de Adam Sandler.

Antes de empezar el recreo, Angie lo buscaba en la entrada, le entregaba la bolsa de papel con el almuerzo y se marchaba con Clara sin decirle nada más. Benny no se inmutaba, se iba con su grupo de amigos a seguir riendo y comiendo con ellos. Mientras Angie anhelaba volver a tener algo así. Aunque se le pasaba por la cabeza la idea de unirse a ellos, la descartó al pensar en que dejaría sola a su única amiga y en que ella no accedería a pasar el recreo junto al ex de su hermanastra.

Sin embargo, con la llegada de los exámenes esa rutina cambió. Angie recibió una invitación de Benny para estudiar juntos en la biblioteca a la hora del recreo, si bien necesitaba la ayuda, ya que no tenía la suficiente confianza para resolver los ejercicios por su cuenta, no encontraba la manera de explicarle a Clara que pasaría la hora con él.

Cuando la clase terminó, Angie cogió sus cosas con celeridad, porque quería salir lo más rápido que pudiera del aula. Su móvil empezó a vibrar dentro del bolsillo, indicándole que estaba recibiendo un montón de mensajes. Ella sonrió, pues todos eran de Benny vengándose, ya que la joven, en lugar de responderle con un solo mensaje a la propuesta de estudiar juntos, le mandó una serie de stickers con la intención de evadirle.

Angie sacó el aparato del bolsillo de su chaqueta de cuero, abrió el chat de Benny y se preparó para responderle del mismo modo, sin embargo, a mitad de camino sintió la mirada de alguien sobre su pantalla. Asustada, bloqueó el aparato y alzó los ojos para encontrarse con Clara.

—¿Te hablas con Raúl? —le preguntó ella.

—¡No! Es Dani —mintió, frunciendo el ceño—. Nada de quedar con desconocidos de Tinder otra vez.

—Acompáñame a la cafetería —Clara alejó la espalda de la pared y dio media vuelta.

—No creo que pueda hoy —escondió las manos en los bolsillos de sus vaqueros—. Tengo que ir a la biblioteca a estudiar para Mates.

—¿Con Ben? —inquirió con ligero fastidio.

—Es mi tutor, no es como si yo quisiera hacerlo —se encogió de hombros—. No entiendo por qué dijiste que era majo porque a mí no me lo parece. Joder, es una putada estar la hora libre estudiando, pero no puedo hacer nada más, es eso o suspender Mates de primero y de paso las de segundo.

Angie mintió con la intención de evitarse líos con su amiga, pues sentía que cada vez que mencionaba el asunto de la tutoría, Clara se indisponía.

La biblioteca se encontraba al fondo del pasillo principal. Se trataba de una habitación enorme que tenía ordenadores de escritorio en una pared, cubículos de estudio individual, repisas atascadas de libros rodeando todo el espacio y mesas tras esos libreros. En la entrada estaba la bibliotecaria, quien se encargaba de vigilar todo desde su escritorio y de llevar el inventario de los libros que entraban y salían.

Entre estrellas muertas y conspiraciones | Resubiendo |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora