(57)

1.1K 146 12
                                    

Estoy parado hombro a hombro con Jace unos pasos detrás de Magnus, quien está contando todo con detalles mientras más de una docena de subterráneos le escuchan y apoyan o rechazan con gestos cuando hacen una pausa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estoy parado hombro a hombro con Jace unos pasos detrás de Magnus, quien está contando todo con detalles mientras más de una docena de subterráneos le escuchan y apoyan o rechazan con gestos cuando hacen una pausa. 

Están feliz por las muerte de los tres Morgenstern pero se niegan a creer que nosotros, los Nephilim, lo hemos dicho, aceptan feliz lo que está por hacer Magnus con derrocar a Valentine pero no aceptan para nada que yo y mis hermanos, principalmente yo sea quien ocupe un lugar importante como inquisidor después de esto, según ellos la mentalidad de un asesino no cambiará nunca, a pesar de todos sus años de vida, y a pesar de que el brujo ha tratado de convencer que yo he cambiado un poco, no puedo no entenderlos mientras veo sus miradas. He matado a cercanos de ellos, a sus manadas, a sus familias, he sido el cazador, lo he hecho sentir como animales siendo cautivo en este mundo, cuando el animal aquí soy yo, entiendo la poca confianza y me alegro de que Magnus a pesar de todos los subterráneos siga defendiendo que yo estoy haciendo el bien por primera vez en años, ya no soy un asesino, ya no soy la mano derecha de Valentine Morgenstern.

— Muy bien, mañana a la noche atacaremos queridos amigos y haremos caer a ese reinado de maldad— dice Magnus— mientras tanto disfruten aquí, iremos en la búsqueda de los cachorros y niños de la noche que están en hogar de los licántropos.

Una chica de piel morena, pelo tipo afroamericano atado en un pañuelo y un conjunto muy suelto llega a nosotros acompañado por un chico igual de joven piel de porcelana, una licántropo y un vampiro, han llegado hacia Magnus mientras esté explica toda la situación que ha pasado y que necesita meter a los niños en algún grupo, esa chica que pude escuchar su nombre como Maia, es la nueva jefa de la manada de Brooklyn mientras que el vampiro es de la otra ciudad cercana ambos han venido para sacar a los demás subterráneos de aquí. Magnus nos llama y hace un portal sin antes colocar en la casa una barrera de protección por si acaso y decirles a los invitados que tienen que descansar sí o sí, para después pasar los cinco a través del portal. Cuando pasamos al otro lugar vemos que estamos en la mansión de los licántropos de Idris, en la entrada de la parte de adelante, yo y Jace más atrás de costumbre.

— Se ven muy jóvenes para ser jefe de sus manadas y clanes— me dice Jace— oh sus cuerpos los mantienen así de jóvenes.

— Nephilim rubio, acompáñanos, buscaremos en las habitaciones— dice la licántropo— no confío en ti y menos de que estés cerca del otro con Magnus solo, así que te tendré en mi vista. Magnus busca en la sala, más rápido, que los niños se vayan de este lugar que huele a muerto mejor para la salud de ellos y nuestra.

Veo como los tres, tanto los dos subterráneos, como Jace quien me mira con súplica de que niegue a que se vaya se van por el pasillo y yo comienzo a caminar al lado del brujo hasta la sala, tiene razón la licántropo cuando habla de un olor de putrefacción que está inundando toda la mansión, no puedo ni pensar porque lo está, veo como Magnus lleva un pañuelo a su nariz cuando se intensifica y yo lo hago con el puño de mi chaqueta encontrando en la sala cuerpos caídos y niños acurrucados en las paredes.

— ¿Qué ha pasado aquí?— pregunta Magnus— ¿Ha habido un ataque?

No, no ha habido un ataque si no una lucha entre ellos, un combate, una discordia, son niños de distintas razas, tenerlos encerrado en un lugar con sus jefes muertos, con nuevos jefes adolescentes fue un error, capaz ambos bandos han luchado para mandar en ese lugar, los licántropos sobrepasan los números y por eso la mayoría de los vampiros son lo que están en los suelos, con unos pocos de la otra raza. Los niños no dicen nada, están quietos hasta que escucho detrás de mí como vienen los dos subterráneos que han venido en nuestra compañía, con dos subterráneos más y Jace herido, camino hacia él para supervisarlo de cerca mientras escucho la voz de la licántropo mandando a sus nuevos cachorros sobre explicaciones como el vampiro a los poco que quedan de ellos, Magnus sacara la verdad.

— ¿Qué te ha sucedido?— le pregunto preocupado— ¿Necesitas runas? ¿Estás bien?

Le veo una diminuta sonrisa mientras me tiende la estela y levanta la manga de su chaqueta como de costumbre, las runas aún ni están borrosas por estar colocándonos a cada momento de ellas.

— Unos golpes con la licántropo en los pasillos por una maldita broma, son amargados y no tienen sentido del humor, menos ella que se ha tomado mal la broma del hombre lobo.

— Jace, ellos nos odian, trata de la próxima vez estarte callado— le reto mientras voy dibujando— no creo que la próxima vez sean golpes.

Asiente para terminar de hacer la runa y quedarnos en nuestro lugar viendo como los subterráneos están aclarando todo el problema, por lo menos Magnus se ha dignado a ventilar el lugar mientras estamos ahí y el olor ya está desapareciendo, no nos vamos a acercar en estos momentos, es un problema que lo deben arreglar por sí solo, porque sus subterráneos han sido solamente los protagonistas y no creo que le sea de sus agrados de escuchar mis sentidos de éticas, bueno los verdaderos, no los malos con lo cual he estado guiándome. Después de unos minutos todo se aclaró y volvimos a la otra mansión viendo cómo eran recibidos por todos los subterráneos, llenando de preguntas, preguntando por Nathan y lo que sabían de él, y si conocían de la traición, los niños parecen más desorientados que yo con todo este asunto.

— Alexander, Jace— nos susurra Magnus— vayan a descansar.

Nos dice de una habitación donde pondrá con protección de magia para que ningún subterráneos nos moleste por lo menos esa noche, veo como Jace no se niega y yo, para no quedarme solo en medio de ese montón de subterráneos, confiando en Magnus de que no estarán planeando nada malo contra nosotros, acepto también irme con mi Parabatai por la puerta, sin antes ver cómo Jace comenta un chiste más de hombres lobos mientras pasa junto a la licántropo que casi estalla de rabia, al contrario nos gritó como respuesta un chiste de mal gusto de Nephilim muy conocida para nosotros.

Cazador. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora