Un alma mal juzgada

La madre de Lui

Shu Kurenai

Me desperté en medio de la noche. El piano de nuevo. Sonaba desde el piso de abajo.

-¿Tambien lo escuchas?- preguntó Rantaro al lado mío.

-Si- dije. Noté que todos estaban despiertos... y también que... -¿donde están Shuna y Ken.

-No lo se. Nos despertamos y ellos ya no estaban.

-Hay que buscarlos.

Asintieron.

Shuna se negó a dejar solo a Lui... y no la culpo. Yo decidí quedarme con mi gemela y los chicos decidieron quedarse también, así que estamos todos amontonados en un salón de huéspedes, acostados como podiamos.

Decidí seguir el sonido de piano.

Descubrí a los demás chicos amontonados frente a las puertas de madera de la sala de donde provenía el sonido. Me asomé... y lo que vi me sorprendió.

Lui estaba sentado ante el piano. Shuna y Ken estaban dormidos en el suelo, abrazados... pero lo más sorprendente es que al lado de Lui se encuentra una mujer traslucida con alas de ángel... cantando al compás del piano.

Lui terminó y la figura volteó a vernos. Era una mujer pálida de ojos purpuras, cabello blanco con un brillo celeste y camisón de seda del mismo color, además de sus alas. Muy hermosa.

Se deslizó hacia nosotros.

Nosotros nos asustamos un poco así que dimos unos pasos hacia atrás.

Lui miró también. Sus ojos estaban hinchados.

La mujer se nos acercó más y nos susurro:

Cuiden bien de mi hijo, por favor

Acto seguido volvió al piano. Lui se había sentado al lado del piano y nos indico que nos sentáramos también. Shuna y Ken se habían despertado. Escuchamos atentos.

(La canción de cuna de laberinto del fauno... OFELIAAA!!! 😭😭😭)

No pudimos evitar el hecho de que nuestros párpados pesaban. El canto de la mujer junto con el sonido del piano no sonaba normal. Sonaba... no lo se... es imposible describirlo. Nos quedamos dormidos en el suelo.

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Nos despertamos en el cuarto de antes. Eso nos pareció extraño.

-Ya despertaron ¿eh?- preguntó Lui desde la puerta del cuarto.

-Si... oye... ¿quien era la mujer de anoche?- le preguntó Daigo a Lui.

Se quedó callado un momento y luego contestó.

-Ella era mi madre- nos sorprendimos.

-¿Era?- preguntó Rantaro. Lui solo asintió y se fue cabizbajo.