Sabelle

C I N C O

Los días pasaban como segundos, hay algunos nuevos y nuevas tratando de llamar mucho la atención; y ese tal James se ve todos los días con una chica diferentes. Al parecer a las chicas no les importa ser usadas por un chico tonto y arrogante.

He hecho una amistad con Kris, esa chica ha tomado más actitud gracias a los innumerables consejos y regaños que le he dado. Allen se queda largos ratos viéndola embobado y cuando es descubierto por mi sonrisa traviesa se sonroja peor que ella.

—¿Qué harán esta tarde?—interrumpió el hermoso silencio Kris mordiendo su hamburguesa. Estamos en pleno almuerzo, y me estoy desesperando por tanto ruido.

—Yo tenía que llevar a mi hermano al parque pero mi padre me ha texteado y lo llevará él. Así que estoy libre.—terminó por decir el rubio.

—Solo debías decir que estarías libre, tanto para nada.—rodé los ojos.—Yo estaré en el gimnasio.

Realmente no iba a ir al gimnasio pero sería lindo que ellos salieran un poco solos.

—Pero pueden salir ustedes.—propuse tomando de mi soda.

Ambos se sonrojaron y rodé los ojos con una sonrisa burlona. Mi mente empezó a viajar a mis padres, y lo que me habían dicho en el desayuno.

—Deja de vestirte como una prostituta callejera, empieza a vestirte con los vestidos que tienes en el closet.—mi madre me vio de arriba a abajo con desaprobación. Le rodé los ojos mordiendo una manzana.

—He visto tus notas, has bajado el promedio de 9.9 a 9.6. Más te vale no salir de tu habitación y estudiar, jovencita. No acepto vagos en mi casa.—habló en tono severo mi padre, suspiré cansada.

—Solo he...

–Tiana es una niña fina, de buen gusto y muy inteligente. ¿No puedes ser más como tu amiga?

—Ex amiga, mamá. Esa zorra y yo no somos más amigas.—dije con asco y enojo.

—¡Tu vocabulario, Sabelle Marie! Y esa niña es un amor, tu madre y su madre son amigas desde la secundaria. Deberías traerla más a la casa.—no pude con el enojo que tenía. Miré a mi hermano un segundo antes de explotar.

—¡Que le den a los dos! Pueden joderse.

Salí de la casa dando un portazo que resonó, caminé furiosa hacia la escuela.

Pestañeo dejando a mis padres de lado, siento mis venas arder de ira y solo quiero golpear y golpear hasta dejar a alguien inconsciente.

—Iré al...baño.—ambos fruncieron las cejas en mi dirección y me giré para irme.

Sentí algo frío bajar por mi abdomen descubierto, bajé la mirada hasta mi cuerpo empapado por un batido asqueroso.

—Oh...lo siento, lindura.—un chico idiota me sonrió, como sino fuera nada. ¡Nada, joder!

—¿Lo siento? ¿Con esa mierda piensas arreglarlo todo? ¿Con un lo siento?—le dije lo más tranquila haciendo puños mis manos.

—Eh... Ha sido tu culpa, no deberías ir...

—No te debería importar una mierda por donde debería o no debería ir, imbécil.

Me lancé sobre el chico con una leona, empecé a golpearlo y a golpearlo. Mis pensamientos volaron a los reproches de mi madre, los regaños de mi padre, el como la gente piensa que soy o debería ser y en cada jodida mirada que me gano. Quiero acabar con todo de una puta vez.

—¡Detente! Lo vas a matar.—alguien me jaló por la cintura, vi el cuerpo del chico y estaba todo ensangrentado.

—Suéltame si no quieres terminar igual.—amenacé con los dientes apretados, sentí su agarre aflojar pero no me soltó.  

  —¿Sab? ¿Qué ocurre?— Allen llegó a mi lado, le echó una mirada al idiota que me sostenía y le dio un asentimiento de cabeza para que me soltara. Cuando fui liberada me giré dispuesta en descargarme con él pero fui detenida por mi amigo.

  —Mas te vale que me sueltes, Allen o tú vas a sufrir las consecuencias.— grité fue de sí.

—Tranquilízate, quédate tranquila. Kris, trae las cosas.

Me arrastró fuera de la cafetería con los ojos de todos fijos en mí, lo ultimo que vi fue a ese castaño verme fijamente con expresión seria. 

(......)

Estoy en el area de la piscina, ahora mismo estoy en medio de una flotando; tratando de estabilizar mis pensamientos. Kris y Allen han decidido saltarse las clases conmigo, ambos están preocupados por mi comportamiento agresivo. Pero es algo normal, sufro de ataques de ira y me ciego haciendo locuras.

  —Métete, Kris.— solté bajo el silencio que habiamos formado, ella me miró alarmada y luego a Allen. Negó con frenesí, reí nadando hacia afuera y me acerqué a ella.

La tomé de la mano y empecé a sacar aquello que se le pudiera dañarse lo dejé a Allen y la ayudé a quitarse un jersey.

  —No..no, no me quiero meter. No sé nada, Sab.— me decía aterrada, la tomé de los hombros y le sonreí para que se calmara.

—No tengas miedo, Kris. Yo estoy contigo, no dejaré que te mueras ahogada con cinco litros de agua en tu sistema de piscina, por lo menos lo intentaré.— bromeé y ella chilló mas que asustada.—No es cierto, te voy a cuidar. Ademas, Allen está cerca y no perderían la oportunidad de ser tu príncipe azul al salvarte.

Ambos rostros se sonrojaron, solté una carcajada para luego darle un empujon a ella haciendo que caiga a la piscina, empezó a mover los brazos con desesperacion tratando de salir a la superficie, le dediqué una sonrisa maliciosa a mi amigo antes de lanzarme hacia ella. La tomé de la cintura y la llevé a la parte mas alta.

Empecé a indicarle como debía moverse, la relajación del cuerpo y todo en general; al principio fue un poco rígida (MUCHO) pero al pasar los minutos y horas (creo) su cuerpo fue dejando tensión y poco a poco fue haciéndolo mejor. Tanto, que nadó algo pequeño sin mi ayuda, nos quedamos todo el rato aprendiendo a nadar hasta que sonó la campana de salida.

  —Que se diviertan en su cita.— salí riendo de ahí y recibiendo un regaño por mi amigo.

Tórtolos.