Me visto con unos pantalones negros de cuero, casi parece mi segunda piel, con una camiseta de tirantes blanca y una chaqueta negra. Mi cabello lo dejé en una coleta alta, me maquillé normal con un labial rojo sangre y delineador, me calcé mis botas altas y me escabullí de casa.
Son las once de la noche, mis padres deben ir por el quinto sueño así que bajo las escaleras a prisa y antes de salir veo hacia las escaleras y ahí está mi hermano pequeño con su osito. Vuelvo a subir y lo tomo en brazos para dejarlo en su cunita, aun no sé como se baja pero siempre me encuentra cuando intento escapar.
—Quedate ahí, enano y no digas nada. ¿Si?— pone un dedito sobre sus labios y río dejando un beso en estos.—Tu hermana te quiere, adiós.
Salí de casa mas rápido que un gato, tomé las llaves de mi auto; un Aston Martin plateado, casi no lo uso porque fue regalos de mis padres por mis dieciséis y a veces no lo uso cuando me enojo bastante con ellos.
Piso el acelerador por las solitarias calles de California, me he aprendido este camino hace mucho tiempo ya. Desde los catorce años vengo a Compton, uno de los sectores mas peligroso de California pero con entretenimiento para personas como yo. Aparco mi coche en el lugar que siempre lo dejo, aseguro la alarma y entro al local que está arreventar de gente y gritos.
Alguno me saludan mientras paso, otros simplemente se hacen a un lado dejando que yo pasara, veo a Cold encima del ring de pelea y me sonríe encestando un golpe en el ojo de su contricante. Me quedo al lado de la tarima viendo la pelea, hay golpes bajos fuera de las reglas pero en un lugar clandestino, donde hay gente que están aquí porque han roto las reglas ¿ellos estarían acá si quisieran llevar regla alguna? Todas fueron para romperse y ni una pelea cambiará eso.
Cold obtiene el triunfo cuando deja al chico inconsciente mientras derrama sangre por todos los orificios que tenía y obtuvo. El publico empieza a aplaudir existado por el triunfo de la peor bestia que puede tener este ring.
Todos se alejan cuando Cold baja y hace camino hacia mí, le tienen un miedo de muerte y es que es demasiado violento y cruel con todos. Es el sueño mojado de cualquier chica y la envidia de todo hombre; tiene un cuerpo esculpido por los mismos ángeles y la piel de brazo derecho está tatuada.
—Hola, preciosa.— me besa los labios. Ningún hombre se acerca a mí porque piensan que soy la chica de Cold, y es que realmente lo parece; cuando estamos juntos no podemos tener las manos fuera del cuerpo del otro, me siento en sus piernas en las fiestas y nos besamos enfrente de todos. Ademas de que mantengo alejada a toda zorra lejos de él.
Pero aún así no hay amor entre nosotros, simplemente somos el polvo seguro del otro. Eso sí.
—¿Qué tal, guapo? ¿Me extrañaste?— sonrío con burla, rueda los ojos riendo y pasa un sudoroso brazo por mis hombros.
—De hecho, sí. Ya iba a ir a tu casa a secuestrarte y azotar ese culo precioso que tienes. Ven acá, nena. Te necesito.
Nos condujo hacia los pasillos de los camerinos, entramos al que usualmente ambos usamos cuando peleamos. Sí, yo también peleo en peleas clandestinas y es lo mejor del mundo para descargar la furia que llevas dentro.
Cold se sienta en el sofa viejo marron y me hala para que quede sobre sus piernas, río cuando choco con su erección y empiezo a frotarme haciendo que ambos soltemos jadeos de placer. Entierra su cara en mis pechos y muerde la tela de mi sostén haciendo eche la cabeza para atrás para darle mas acceso. Quita mi chaqueta, sube mi blusa y aleja rápidamente lo que cubre mis pechos, sonríe cuando son libres y empieza a morder, succionar y apretar.
La habitación se vuelve asfixiante, ambos quedamos desnudos y dándonos placer el uno al otro. Exhausta recuesto mi cara en su pecho mientras él hace círculos imaginarios en mi espalda.
—Bueno, yo ya me voy. Nos vemos por ahí ¿si?—me puse de pie cogiendo mi ropa, escuché su risa mientras me daba una nalgada. Bufé molesta y le enseñé mi hermoso dedo corazón.
—Te acompaño.—empezó a vestirse también, empezamos a reír escándalosamente.
Ambos salimos de la mano, todos se hacían a un lado y de reojo pude ver la sonrisa de satisfacción de Cold.
Caminamos hasta el paradero, mi auto estaba al lado de su Ferrari rojo. Se puede decir que Cold y yo somos dos niños pijos, porque ambos somos de familias millonarias pero frecuentamos estos lugares y aún así somos parte de la familia. Me despide con un apasionante beso donde juega también su lengua con la mía.
—Paso por ti mañana en la salida del colegio, cuídate.—asiento dejando un beso en su ojo derecho y subo a mi coche para salir rumbo a mi casa. Necesitaba sexo, necesitaba sexo con él.
(......)
Ajusto mi top negro, hoy para molestar a mis padres me he puesto un top negro de cuero por debajo de los senos sin chaqueta, una falda de cuero negra por mitad de muslo y unas botas altas negras. Me puse mi piercing en el ombligo —tenía mucho que no lo usaba, así que dolió— y en mi nariz, me maquillé muy suave realmente.
Allen asintió cuando me vio con mi ropa, usualmente no uso faldas para venir aquí porque llamo mucho más la atención de los chicos cuando lo hago pero haría todo por molestar a mis bellos y odiosos padres.
—T-te ves bien.—murmuró Kris sonrojada.
—Gracias, dulzura. Saldremos el viernes a una discoteca que conozco, y te vestiré muy igual a mí.
Me vio con horror y riendo entrelacé mi brazo con el de ella, entramos a la escuela y como sospechaba los chicos empezaron a babear por mí.
Rutina de todos los días.
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Sabelle
Teen FictionSab es una chica complicada, solo hay dos palabras que la definen completamente: grosera y caliente. No quiere llamar la atención aunque la tenga sin ella pedirla, quiere terminar en tranquilidad la secundaria para irse lejos a escribir su futuro; l...