Maldita debilidad masculina

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Lo admitía, realmente la extrañaba, sobre todo despertar con ella en las mañanas, es decir, cualquier hombre que despertara con una sexy diosa con su trasero reposando en su entrepierna se sentiría feliz, sin embargo a Bunnymund le gustaba que sus mejillas reposaran en su pecho, su respiración calmada, se veía adorable, sobre todo porque era el único momento sin comentarios sarcásticos...igual que...

Antes

- Edward, si mi padre te encuentra te va a enterrar en el patio- Reía TN mientras su "príncipe" trataba de subir la enredadera que iba camino a su alcoba, para tener una vez más un momento de amor y dulzura.

- Puede irse al demonio, tengo completa esperanza de que cuando me conozca bie...aaaah- se había concentrado tanto en su discurso que por poco caía a los rosales- Demonios, lo siento, el punto es, que él verá que yo solo -al llegar arriba se sentó en el balcón de mármol y acunó la cara de su amada entre sus manos- Quiero hacerte feliz, porque para mí no hay nada más bello que tu sonrisa.

Ella, con las mejillas sonrojadas y una mirada llena de amor le respondió- te amo Edward Miller

Él le sonreía con su característica pasión- y yo a ti TN TA

Sin embargo eso fue antes, antes de la traición

Él la miraba con tristeza, y ella con angustia.

- Te he amado Edward, morimos y aún así seguíamos juntos y yo te seguí amando, ¿y así me lo pagas? - De sus ojos no caían lágrimas, sin embargo la decepción era visible.

-Ahora me llamo Aster, y solo hice lo que debía, Venus Cupid- no podía mirarla a la cara, es verdad, destruyó la mitad del palacio en una pelea contra pitch, pero ella debía entender que no tuvo opción.

- destruiste el lazo, nuestro lazo, además del de miles de parejas -bajo las nubes empezaba a llover, una gran cantidad de muertes pasionales, engaños, rupturas y dolor eran prueba de la importancia de lo destruido en la pelea.

-nuestro...yo ...Cupid no tenía idea yo- no lo dejó terminar.

- Lárgate ...y no vuelvas- su voz sonaba quebrada, solo debía insistir y lo perdonaría, solo debía pedir perdón.

Pero no lo hizo

Y él nunca supo lo fácil que pudo ser

-No viniste por mí

-No sabía que querías que lo hiciera.

No había notado que la fémina estaba despierta, odiaba que leyera sus pensamientos, Cupid podía hacer eso pero solo con él, pues su vínculo tenía miles de años de antigüedad, en aquel tiempo que él era un joven pooka con aspiraciones a guerrero y ella una burguesa humana, una con un padre machista y sobreprotector, un líder conservador y un poco nazi hasta cierto punto, su relación fue prohibida y apasionada, incluso lograron casarse a escondidas, nunca lograron concebir pues ella murió a manos de un reino enemigo en la guerra y él por una emboscada humana, ambos fueron el ejemplo de la mala suerte que podían correr ambos mundos si se mezclaban, por ende toda criatura mágica abandonó el mundo humano al mundo de la luna, custodiado por Mim.

Mim le concedió a conejo una vida de espíritu guardián así viviría para siempre y junto a él le dio otra oportunidad a la valiente humana que quizo cambiar el mundo, un privilegio que solo tenían seres mágicos, ella fue la primera humana merecedora de tal honor, pero eso sería otra historia.

Lo que ninguno sabía es que todo era parte de un plan, el mundo necesitaba guerreros pooka llenos de pasión y determinación, para lograrlo tomó al mejor de los guerreros y a la más valiente en espíritu de los humanos, actuar como mediador no fue necesario, ellos destilaba pasión, pero ay conejo..

Hello HoneyBunny!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora