Capítulo 12: Café y limonada

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Fue cuando estaba camino al hotel cuando me di cuenta de que estaba temblando.

No pude volver adentro y pretender de que todo estaba bien. Aunque yo fui la que terminó las cosas con Sebastian, pero eso no quería decir que no esté afectada por eso. Él había sido parte de mi vida por dos años, y ahora solo se había... ido.

Solo volví a entrar al lugar para decirle a Lana que me iba a ir antes. Cuando me miró preocupada, solo le dije que le explicaría más tarde. Probablemente ella ya haya adivinado qué pasó de todos modos, y yo no quería hablar de eso. Solo quería volver a mi cuarto.

Cuando llegué, y me tiré en la cama, mi celular empezó a vibrar en mi bolsillo. Por favor, que no sea él, pensé instantáneamente mientras lo sacaba de mi bolsillo.

No era Sebastian. Por un segundo, mi corazón se calmó, pero enseguida empezó a latir rápidamente otra vez.

-¿Colin?

-Hey, ¿qué hay de ese trago que iba a invitarte?

Me levanté de la cama y caminé frente a la ventana.

-Sí... tendrá que ser otro día.

Estuvo en silencio por un momento. Pero esos segundos fueron suficientes para que mis labios temblaran y tuviera que morderlos para no estallar en lágrimas.

-Lo siento -dije, tomando una gran bocanada de aire.

-¿Jen?

-¿Sí?

-Nosotros no nos disculpamos -y, dos segundos después, añadió-. Quédate donde estás. Estoy en camino.

***

Sabía que no debería estar tan ansiosa por verlo, pero cuando escuché el golpeteo en mi puerta diez minutos después, salté de mi cama y me apresuré a abrir la puerta. Cuando lo vi, parado en el corredor con su camisa de franela azul y su guitarra en la espalda, pasó antes de que me diera cuenta.

Lo abracé, presionando mi mejilla en su cuello e inhalando su esencia. Al principio se sorprendió, pero luego me rodeo con sus brazos y apoyo su barbilla contra mi hombro.

-¿Qúe pasó? -susurró en mi oído

Di un paso atrás y lo miré. Él inclinó la cabeza hacia abajo al vaso de Starbucks que estaba sosteniendo.

-Te dije que te invitaría un trago -dijo con una sonrisa mientras me extendía el brazo-. Dime qué pasó.

Tomé el vaso de café y empujé la puerta para abrirla.

-Pasa, yo...

-No -dijo, para mi sorpresa. Cuando vio mi expresión, se apresuró a decir-. Quiero decir, no entraré a tu habitación, porque cada vez que lo hago, las cosas se salen de control. La primera vez me interpuse entre tú y Sebastian, y la segunda vez yo estaba ebrio.

-Bueno, lo primero ya no será un problema -murmuré.

Sus ojos se ensancharon, pero no pidió que le explicara. En vez de eso, caminó hacia atrás... y se desplomó contra la pared.

-¿Qué estás haciendo? -casi sonrío.

Él sacó con cuidado su guitarra en el piso, y se sentó con las piernas cruzadas.

-Ven -dijo, dándole una palmada al lugar al lado suyo.

-No piensas que la gente va a...

-Oh, vamos -me interrumpió-. Es pasada la una. Nadie va a notar que estamos sentados en el pasillo a esta hora de la noche.

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2018 ⏰

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