Una Muerte Determinada

Capitulo XII

Las gotas pesadas se convirtieron en una llovizna suave, que me calma, aunque los soplidos del viento me inquietan y me vuelven a la realidad.

Tengo casi todas las cosas empaquetadas, agarro la bolsa de consorcio, que contiene lo que fue mi ropa, con dificultad, y la colocó dentro del armario; para dar un poco de orden a este depósito. Ni con la cuenta regresiva dejo las cosas al azar, no me gusta, no es parte de mi estilo.

Limpio las gotitas de sudor de mi frente con el puño del suéter, este trabajo es demasiado esfuerzo físico. Cierro las puertas del armario y dejo resbalar mi espalda por la puerta de este, bien al estilo de telenovela, por el cansancio, quedando sentada en la alfombra de mi cuarto-depósito. Siento un dolor físico, tan fuerte, que hace que olvide el emocional. Tengo acalambrados los brazos y las palmas de mis manos arden en un rojo intenso, las observo y las lineas me llaman la atención; soy media bruja o eso me gusta creer, recorro la línea mas larga de mi palma con el dedo de mi otra mano, y el escalofrío vuelve; recuerdo de inmediato mi libro para tirar las cartas de Tarot. Soy una buena bruja.
Espero un momento para aliviarme y voy por otro papelito naranja, escribo; Cari: porque sé que sos media bruja.

Cari cree en todo y dado a mis intereses no puedo juzgarla aunque yo no lo haga.

Pese a que este depósito va tomando forma aún me queda mucho trabajo y muy poco tiempo. A eso del medio día vienen algunas personas para ayudarme con la supuesta mudanza, para esa hora mi corazón ya no va a latir.

Por el desorden que hay me tope con la caja del calzado que escogí ponerme, por el patadon un zapato blanco se salió de la caja; lo tome con cuidado y le limpie el posible polvo en mi suéter, lo volvi a poner en la caja y lo coloque dentro del armario bajo las prendas colgadas que previamente había escogido para mi final, cerre la puerta; entonces me di cuenta que no había elegido ningún accesorio. Ami me encantan los anillos, simpre tengo que llevar al menos uno; los collares dependiendo de la vestimenta; y los adornos para el pelo; no soy de los aros, sin embargo pense que los pequeños aritos de oro que nunca use serían perfectos para la ocasión. Busque una coqueta y muy shaby vincha para el pelo, los aritos de oro, mis anillos preferidos, el reloj que me regalaron para mis quince (una obra de arte, la cadena consta de corazones sucesivos de colores rosa y plateados de plata, el aro que cubre el cristal es de oro, y las manecillas que dan la hora en la puntan tienen cada una un diminuto diamante) es uno de mis regalos mas preciados no sólo por su valor monetario sino por como describe mi estilo "ese reloj es tan yo", ¿jamas han sentido que algo los describía?, deje todo esto lado de la caja de los zapatos escogidos. Y volví a cerrar la puerta con pesadumbres; el ansia que te da el saber apuñala intensamente sin darte tregua.