Prólogo

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¿Alguna vez pensaste, que todos esos cuentos de hadas, de dragones, de guerreros místicos de los cuentos que leíamos de niños, eran verdad? El mundo místico que tanto habíamos visto en los pasajes de los sueños y la imaginación, todas las cosas qu...

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¿Alguna vez pensaste, que todos esos cuentos de hadas, de dragones, de guerreros místicos de los cuentos que leíamos de niños, eran verdad? El mundo místico que tanto habíamos visto en los pasajes de los sueños y la imaginación, todas las cosas que nos dijeron que no existían y que solo era parte de un cuento de hadas

Realmente existe, y con toda una historia detrás.

Antes de la vida propia entre los planetas existían 4 dioses. El Dios del fuego que representaba la valentía del ser mismo, el Dios del agua que era bondadoso en todo aspecto, el Dios del viento guiado por la avaricia del poder y la guerra, y el Dios de la tierra que buscaba la paz entre todos los dioses.

Cada uno de ellos era un prodigio manejando sus poderes con gran respeto y habilidad, y aunque nadie lo mencionara todos sabían que el Dios del fuego -representado por un dragón- era su líder por su gran temperamento y audacia. Pero el dios del viento guiado por su avaricia y furia por querer ser él el líder de los poderes más grandes del universo, inició una guerra de donde todos saldrían heridos. El caos y la destrucción quedaría sembrada en el que, en ese tiempo, era su hogar y literalmente, su todo.

El Dios del viento fue derrotado gracias al Dios del fuego después de una larga y desastrosa lucha. Claramente no estaba satisfecho con tal respuesta; Estaba dispuesto a volver una vez más y terminar lo que él mismo había comenzado.

Los dioses creían en su promesa y a la vez sabían que no vivirían por siempre, y que de alguna manera u otra debían heredar sus poderes para que así protegieran un poder tan grande, tomando manos a la obra en su creación máxima.

Tal y como lo esperaban desde un inicio creaban una especie fallida tras otra, logrando el modelo en los seres humanos en una especie fallida incapaces de soportar un poder como aquel, pero sin embargo con amor en su corazón y valentía, tal y como lo tenían pensado. Por fin lo lograron, haciendo una especie más allá que los seres humanos, una especie que les eran otorgados dones, los principales que podrían ser el don: De la naturaleza, del agua, de la música, del sol, del fuego, etcétera. Y los poderes secundarios que podrían ser don: De los animales, de ciertas plantas, etcétera.

Existían 9 reinos, el don que tuviera el hijo de los reyes era la forma que tomaría el Reino. Por ejemplo, si el hijo de un reino tenía el don del hielo todo el reino se tornaba de su don hasta que el próximo heredero llegará.

Y aquí inicia nuestra historia.

En el Reino de Hamillton, la Reina que se hallaba a punto de dar a luz, se estaba poniendo en riesgo a ella misma y a su bebé con su salud, imposibilitada de todo tipo de magia o doctor que pudiera salvarla. Pero, el Dios del fuego seguía con vida, aún podía dar su último aliento de vida para ayudar a los Reyes que habían sido tan bondadosos con él protegiéndolo en su mundo cerca de su Reino en una cueva con todo lo necesario para vivir, con su último aliento de magia le entregó dos pequeñas rosas, que solamente dejó depositadas en las manos de la Reina con sus últimas palabras: 'Cuando llegue el momento' y dejó solo un rastro de cenizas en donde alguna vez estuvo su cuerpo.

La pequeña rosa tenía fibras de luz propia resplandecientes como el carbón apunto de apagarse, con toda la seguridad y como su última esperanza la metieron en un cuenco con agua tibia, el agua tenía luz propia de ese naranja de amanecer.

El agua se la dieron de beber a la Reina con sumo cuidado y lentamente, tomando a pequeños sorbos el agua sintiendo el alivio recorrer su garganta; Ella y su bebé estaban bien, gran sorpresa para todos con la felicidad enorme de conocer a la princesa finalmente después de tanto estrés. La pequeña tenía el cabello rubio de su madre y los ojos azules de su padre.

La pequeña al sentir apenas el toque del doctor como una amenaza inconscientemente creó un campo de fuerza que la protegió del exterior, su cabello en lugar de ser rubio era pelirrojo y sus ojos rojo carmesí. Todos lo entendieron sin ser capaces de mencionar una palabra, su madre tomándola en brazos pudo ver como su pequeña recién nacida, coloreada de sus mejillas con un rojo vivo poco a poco coloreaba su cabello de rubio una vez más

Ella, esa niña tan pequeña era la heredera del poder más grande en el universo. Ocultaron a su hija, decididos a no mostrarla a la sociedad y esconderla.

El Reino de Hamillton negó toda pregunta sobre su hija, no dio a conocer su poder hasta que ella estuviera lista, puesto que, al ser portadora de tal poder tratarían de asesinarla guerreros que eran expertos de sus dones, y ella aún una inexperta de su poder al ser solamente una niña.

Corrían rumores, sobre que su don era tan inútil que no le serviría al Reino arruinando su reputación, que podría haber muerto en el parto tan riesgoso, que en realidad su existencia era nula.

La rosa, la otra rosa fue sumamente resguardada en la punta más alta del reino, vigilada, pues tenían una teoría sobre esa rosa asegurando que tenía un propósito y lo descubrirían después.

El poder del dios del viento ya había sido heredado a un Reino, un príncipe engreído que tenía la misma avaricia y ambición por el poder, que fue traído a la vida solo para un objetivo.

Buscar el fuego del dragón y destruirlo.

El sueño de un Fénix | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora