Capítulo 18

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Capítulo 18

  No puedo negar cuanto me gusta las canciones de Celine Dion. Ni cuantas de ellas han significado algo para mí.



   Una tarde, después de regresar de la playa y de echarme un baño, me encerré en mi habitación. Estaba tan estresada, inquieta y molesta, por una conversación que había tenido con mi abuelo en la mañana. Odiaba tanto escuchar cuanto él defendía a Dylan, cuando yo expresaba algo contra de él.



    Subí el volumen del reproductor de música que tenía en mi habitación, y me dispuse a bailar, sin percatarme de que la puerta estaba medio abierta. Había colocado la canción "That's the way it is".



    Harry en aquel instante pasaba cerca de allí y se detuvo al verme bailar. Recordando a la Tatiana que él solía ver bailar.



_ ¿Qué haces aquí?_ preguntó mi hermana al verlo en la puerta de mi habitación.
_ ¿Yo?... Nada._dijo apenado al verse descubierto, mientras se retiraba un poco de la puerta.
_ Estabas expiando a mi hermana..._ le dijo Andrea con picardía y en un tono bajo, al acercarse más a él.
_ Yo... Yo sólo...
_ ¿Pasabas por aquí?_ le sonrió al verlo fijamente.
_ Por favor, no le digas nada a Tatiana... Sé que no fue correcto el que me detuviese a verla bailar...
_ ¿Aún la amas, verdad?... No tan solo regresaste por petición de mi abuelo, sino porque aún la amas y quieres recuperarla.
_ Sin embargo, hay un muro entre ella y yo que impide que me acerque a ella... Y fui yo quien lo creé._ agregó con un tono triste, antes de alejarse.



    Dylan quería buscar la manera de acercarse a mí, pero aquel muro no lo podía destruir. Era el producto de las heridas que él me había causado, y por ello, yo ahora eran un témpano.



   Se encerró en su habitación, queriendo tanto poder cambiar aquel pasado que ahora lo ahogaba. Se sentó en su cama y tomó una fotografía que aún tenía oculta como un tesoro. Era una fotografía vieja de cuando él y yo éramos novios.



     La imagen de aquel pasado volvió a aparecer en su memoria, al igual que aquel instante, en que me había visto bailar en mi habitación, sin yo saberlo. Y obviamente, no sabría, por decisión de Andrea.


_ No creo que pueda seguir con esto..._ le decía Dylan una vez más a mi abuelo, en una de sus conversaciones_. Su indiferencia me está matando...
_ Entonces, mi nieta esta logrando su propósito..._ agregó con su típica picardía_. ¿Y tú te vas a rendir tan rápido?
_ Abuelo Matthew... No bromeo.
_ Síguele la corriente... ¡Y que no te afecte! Veras como se le pasa rápido, y es ella, la que a la final se rinde de ser tan indiferente.
_ ¡Sí, claro!... Y odiándome más._se levantó seriamente_. Voy a serle claro. Durante estos últimos días he tomado una clara decisión... Dejaré las cosas como están. No asfixiare más a Tatiana con mi presencia. Regresare a Londres... Me iré mañana, por lo que quería despedirme de usted y agradecerle lo amable y gentil que fue conmigo durante un mes.
_ ¿Cómo que te vas a ir?... Entonces, dejaras perder la única oportunidad que tienes de recuperar a mi nieta.
_ Siento no poder cumplir con su último deseo. Y lamento el que todo quede hasta aquí. Pero, a la final, es lo mejor para ambos. Tanto para ella como para mí...
_ ¡Ella te ama!... ¿Vas a dejar todo así?
_ Me amaba... Ella me amaba. Entienda que no es fácil para mí. De una o de otra manera esto no iba a llegar a feliz término. Entienda que hay heridas que tal vez jamás sanen... Y yo...Yo la herí al mentirle, cuando ella confiaba en mí._ se sintió aún más molesto consigo mismo. Cerró su mano derecha en forma de puño y le dio un golpe a la pared_. La perdí para siempre en ese instante...



    Al día siguiente Dylan se marchaba lejos otra vez. Haciéndome respirar de la alegría. Él regresaba a su casa y a mí me dejaba continuar con mi vida. Pero, ¿Hasta cuándo?



   Su partida me hizo sentir viva de nuevo. O en parte, eso era lo que yo creía. Durante su ausencia me dedique a practicar para las regionales, sintiendo con fuerza aquel deseo de competir y ganar. Pero, a veces mi felicidad, se sentía incompleta al ver tan triste a mi abuelo. Deseando que él me contara cuál era su último deseo y así poder verlo sonreír de nuevo. No obstante, él lo guardaba oculto en su silencio. Observando que tal vez Dylan tenía razón y que solo eran ideas de un viejo soñador, él que la felicidad de su nieta estuviese en sus manos.

Si Sólo Pudieras Ver... Todo lo que SoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora