Capítulo 33

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Todo iba tan bien. Demasiado bien. Extremadamente bien, que tenía tanto susto de abrir mi maldecida boca y cagarlo todo.

Alan me había buscado ayer en la noche, luego de yo haber estado bebiendo con mis amigos e intentando superarlo y seguir adelante. Y ahora que me veo aquí, intentando buscar la manera de echar a andar otra vez mi corazón en sintonía con el de él.

- Te he extrañado. - solté por fin.

La mesa del desayuno, como dije previamente, era perfecta. Mantel blanco, tostadas semi calientes para derretir la mantequilla, las frutas , el café, todo estaba en su lugar. El local era precioso y hasta un toque romántico tenía la vista a la costa. En serio, enserio no quería cagarla.

- ¿Que haz dicho? - preguntó Alan. - creo que he oído mal...

Vestía una camiseta de manga larga, algo ajustada y de color pastel, con un buzo suelto gris. Parecía estar en pijama, pero hasta se había tomado una ducha antes de salir, lo se porque yo me bañe con él.

- He dicho que te extraño. - dije, esta vez en presente en lugar de hablar en pasado. Porque es verdad, lo extraño cada minuto aunque no tenga la valentía de admitírmelo a mi misma. - Y... y estoy arrepentida de haber escapado...

El no dijo nada. Creo que está esperando a que continúe, pues tiene los ojos fijos en mi, pero la boca sellada.

- Te juzgue, sin tener ninguna razón para hacerlo. No confié en ti, fui una niña. Soy una niña. Y entendería que no aceptarás mis disculpas, pero... - mi voz estaba tan a duras penas luchando por salir, que tuve que hacer una pausa. - Ayer cuando Javier se comunicó conmigo, y me dijo que tú estabas en problemas... yo... - otra vez, allí estaba ese nudo hueco en mi garganta. - yo no se que haría si te sucediera algo... si en cierto punto en realidad no pudiera verte nunca más yo... yo... yo te tomaba por sentado, pero ahora se que no es así. Discúlpame.

Alan parecía aturdido. Parecía distinto.

Yo no podía verlo a la cara, no me daba el valor de ver que me rechazara mis disculpas. Intente distraerme, durante esos segundos que pasaban como horas: jugué con mis dedos y amarre mi cabello en una cola alta.

- Alison yo... - dijo Alan, y yo levanté de inmediato la vista, para encontrarme con esos ojos dulces. Pero su móvil lo interrumpió.

El miró la pantalla, y luego lo puso boca abajo. Apago el tono insistente, y volvió a mirarme.

- Contesta, tranquilo... - dije de inmediato, atrasando su respuesta.

- Es solamente mi padre, lo llamaré después. - me dijo, y luego cogió mi mano para abrazarla con sus palmas y mirarme con ojos intensos. - debo admitir, que me rompiste el corazón cuando te fuiste de manera tan repentina de mi vida. - me confesó. Mi pulso me consumía todas las energías, y mi respiración iba tan deprisa que comencé a marearme. - pero, de igual o mayor forma, me diste vuelta el mundo cuando entraste en el por primera vez... dime... - me pidió, y se aclaró la garganta. - ¿comprenderías si te pido que no me gustaría ser tan dependiente de una persona, tan impulsiva como tu, otra vez?

Trague duro ante esa pregunta... ¿estaba pidiéndome que no volviera a su vida? ¿Él... el estaba pidiéndome que me alejara?

- Alan, yo... - dije, sin casi poder respirar. - no sabes cuanto te quiero, haría lo que tu pidieras... ¿eso quieres, que me vaya? - dije, tan solids como jamás había pensado que podía estar.

- Te estoy pidiendo que comprendas, que el daño que me hiciste fue tal como para pedirte que te vayas. - dijo, nuevamente. Sentí como un puñetazo en el pecho. - y que me gustaría pedírtelo. Pero no puedo. - agregó, y yo estaba tan sumida en mis pensamientos que pensé que no lo había dicho en realidad, que yo estaba imaginando cosas. - aquí estamos, nos llevamos de maravilla y me haz dicho que me quieres. Me dejaste porque no te conté un secreto, pero mi vida anterior a ti no te pertenecía todavía... - dijo, respirando tan fuerte que tuvo que dejar mis mano en paz, tomarse la cabeza entre sus manos. - internémoslo de nuevo. Porque se que aun que tuve mis peores momentos en este último tiempo, fue en parte por tu llegada y en parte por tu ausencia. Pero también tuve mis mejores momentos, ¿sabes?... me haces sonreír como nadie más, y me animas, y me entiendes...

Solo por mi profesor (#2) PAUSADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora