Capítulo 4

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—¡Suélteme! No soy una ladrona. —repitió forcejeando.

—Mi deber es mantener la paz en el reino y ¡eso es lo que estoy haciendo! ¡Así que cierra la maldita boca! —dijo susurrando en su oído. Si el pueblo se enteraba del temperamento del príncipe, sería noticia por todos los países.

—Butch. —escuchó el príncipe con cabello oscuro. —¿Crees que así se debe tratar a una dama? —preguntó su hermano y futuro rey de Lyendor.

—Sí, y más si es una ladrona asquerosa. —dijo rechinando los dientes y apretando el agarre. Tiró del cabello de Bombón para levantarle la cabeza y así mirase a su hermano pelirrojo.

—¡Suéltame, mierda! —gruñó tratando de no mirar hacia el nuevo desconocido.

—Hasta es una maleducada. —dijo con una sonrisa de victoria. —La estoy llevando al calabozo.

Brick miró con curiosidad a la joven de cabello largo y de personalidad complicada. Era raro que una mujer fuera acusada de ladrona, y si era así siempre se quedaban calladas hasta llegar al castillo. Ni siquiera iban a un juicio.

—¿Tienes pruebas de ello? —preguntó el mayor de los hermanos cruzándose de brazos.

—¿Por qué necesito pruebas? ¡Yo soy un príncipe!

—Sí, eres un príncipe pero no el rey de Lyendor. Nuestro padre determinará eso. —dijo con el mentón en alto. —Y por lo qué pasó hoy, no creo que esté de humor para... tus asuntos. —dijo mirando fijamente a Bombón.

Butch gruñó aún más fuerte y apartó a Brick de su camino. Tomó más fuerte a Bombón para ponerla adelante suyo. Brick los siguió, estando unos pasos más atrás.

—El príncipe Brick tiene razón, ¡no tienes pruebas! —gritó la chica.

—Las descripciones de algunas personas dicen lo contrario. —dijo avanzando por las calles llenas de gente.

De repente insultos y gritos se escucharon por la calle de tierra. Una chica con cabello oscuro corría empujando a cada persona que se le cruzaba en el camino. Algunas frutas, alfombras y ropa estaban tiradas en el suelo por el desastre.

Bellota no respondía a esos insultos ni nada por el estilo. Cuando había salido del establo, un grupo de soldados se estaban acercando, y no podía permitir ser vista por ellos. Así que en vez de ir por el camino fácil y sencillo para volver a su casa lujosa, tuvo que ir por el pueblo. La verdad le resultó más difícil de lo esperado, ya que no podía mostrar su rostro a cualquiera. Los rumores vuelan y más entre la clase baja. Iba corriendo con un de sus brazos tapando su rostro y otro empujando a las personas. Pasó por al lado de los príncipes adelantándose más en la multitud.

—¡Hija de puta! —gruñó Butch soltando la muñeca de Bombón. Miró a Brick con el ceño fruncido. —Cuídala. —dijo para después correr detrás de la "joven grosera".

Brick asintió con toda la calma del mundo. En ese momento Bombón estaba temblando. No sabía nada del príncipe mayor el cual estaba delante suyo sujetándole el brazo. Tal vez la metería en una prisión o peor aún, la dejaría en manos de un verdugo.

—No te preocupes. —dijo con aire diplomático. —Mi hermano seguro se olvidará de ti y de tu asunto. —la soltó con delicadeza, recorriendo su brazo desnudo con caricias. —Perdone a mi hermano... tuvo un día agitado.

Al instante Bombón apartó su mano y abrazó su muñeca. Sus ojos estaban al acecho constantemente. De sangre real o no, ella no podía confiar a ciegas.

—¿Eso significa que me dejará ir? —preguntó tosca y hostil.

—A menos que realmente sea una ladrona, señorita... —dijo esperando la respuesta inmediata.

Princesas por casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora