Montserrat.
Dos meses habían pasado, dos meses desde que decidí salirme de casa de mis padres e independizarme, dos meses desde la última vez que hablé con Jack Morgan.
Amanda y Karen me han repetido hasta el cansancio que estoy siendo demasiado dura, que debo darle una oportunidad. Anna, mi mejor amiga, por otro lado, se ha mantenido al margen, no me ha hecho enormes cuestionamientos ni ha mencionado al padre de mi hijo y eso es un gesto que agradezco enormemente, a ella no podría mentirle.
— ¿Cuánto tienes la cita con la doctora nuevamente? —inquiere Caleb mientras adopta una postura de lo más cómoda sobre el sillón.
—En un par de días más —respondo sin mirarlo—. ¿Por qué?
—Quiero acompañarte—. Cuando pronuncia eso elevo la mirada.
— ¿En serio? —Inquiero elevando una de mis cejas.
—Sí. ¿Por qué me miras de esa forma?
— ¿Qué forma? —inquiero soltando una risa—. Solamente se me hace de lo más extraño que quieras acompañarme, pero igual me agrada la idea.
Una sonrisa se posa en los labios de Caleb. En todos estos meses, mis dos hermanos se habían estado portando de lo más dulces conmigo, mi embarazo había sacado en ellos una fachada que yo desconocía.
Luke había comenzado a buscar ropa para mi hijo, dando por hecho que sería un varón, mi galería estaba inundada con fotografías que mi hermano me había enviado, y las cuales había avisado que compraría tan pronto como mi bebé naciera.
Caleb por otro lado, había aumentado su estado de protección conmigo, varias veces a la semana venía a mi departamento para ver cómo estaban las cosas y para llenarme de comida.
Dave no había regresado del último viaje al que se había ido hace un par de semanas, pero no había día en que no recibiera un mensaje o alguna llamada para preguntarme como me encontraba.
A pesar de estar rodeada de gente que se preocupaba por mi bienestar, no podía estar tranquila. Había algo que me impedía gozar plenamente de la tranquilidad a la que estaba acostumbrada.
Amanda decía que era porque seguía sin hablar con Jack, yo insistía en que no tenía nada que ver con eso.
—Bueno hermanita, tengo que irme —Caleb se incorpora haciendo que aparte mi vista nuevamente para poder observarlo.
Me incorporo, dejando a un lado la revista que sostengo y acercándome a mi hermano.
—Confírmame el día de la cita con la doctora y paso por ti ¿de acuerdo? —asiento —Adiós pequeñín —Se inclina y deja un beso sobre mi pequeño vientre y me sonríe.
—Adiós Caleb —respondo. Mi hermano toma su abrigo que se encuentra sobre el sillón y me hace un ademán de adiós.
Suelto un suspiro cuando se ha ido y regreso a la posición en la que me encontraba algunos segundos atrás. No estaba acostumbrada a pasar gran parte de mí día sola, prácticamente después de terminar mi jornada en el estudio me regresaba a casa y de ahí no había nada más por hacer.
No había tenido oportunidad de salir con Anna, con su embarazo y la casa hogar que atendía no le quedaba mucho tiempo libre.
—¿Qué dices si nos vamos de compras? —Hablo mirando mi vientre —No parece que tengamos nada mejor que hacer ¿O sí? —Suelto una risa al darme cuenta de lo graciosa que debo verme hablándole a mi vientre. Compruebo la hora en el reloj que tenía en mi muñeca y me incorporo.
ESTÁS LEYENDO
Inesperado Amor ©||EN EDICIÓN||
Teen FictionElla solo quería divertirse una noche. Y así conoció, al que sería el amor más real y maravilloso que la vida pudo haberle puesto en el camino. Portada realizada por OmiBilre QUEDA PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTA HISTORIA. OBRA RE...