JACK
Había esperado su llamada toda la mañana, los nervios que me cargaba eran enormes. No podía dejar de pensar en ella y en lo que pasaría después de la cena con sus padres, sabía que era poco probable que estuviéramos bien, pero no quería perder la esperanza de que Montserrat pudiera seguir confiando en mí. Necesitaba que lo hiciera.
No me he despegado del celular en todo lo que va del día, mi mirada se posa en el aparato cada cinco minutos y comienzo a desesperarme. A este punto, terminaría yendo a su departamento aun cuando sabía que eso era por completo una mala idea.
Si ella no me había llamado seguramente era porque no quería hablar conmigo, y si me aparecía en su departamento sin avisar, corría el riesgo de hacerla enojar más. Y eso no era algo que yo quisiese que sucediera.
Montse me traía en una especie de montaña rusa, al momento de la subida todo parecía estar bien, la emoción que me recorría en esos momentos solo me daba más ánimos para luchar por conseguir el punto más alto, con cada avance que teníamos nos acercábamos a la cima, la idea de poder llegar a ser algo más que amigos no parecía tan lejana, la idea de poder conseguir formar una familia que nuestro hijo mereciera no parecía tan descabellada, pero justo cuando estamos arriba, admirando todo lo que hemos pasado y todo aquello que nos falta alcanzar, venía el declive.
Y la caída era tan abrupta e inesperada que lograba hacer que el corazón quisiera salirse del pecho, ahora ya no era emoción lo que recorría mi cuerpo, era el miedo a perderla. De perderlos. La sensación de miedo que se apoderaba de mí cada que algo ocurría con Montse no me gustaba para nada, no me agradaba ser dependiente de alguien y menos de una chica. Sin embargo, con Montserrat no podía evitarlo, ella me tenía a sus pies.
Comenzaba a cansarme de las situaciones por las que atravesábamos, comenzaba a cansarme del hecho de que ella desconfiara de mí aun cuando yo ya había intentado de todo para demostrarle que esta vez no le fallaría, que no la lastimaría de nuevo.
Pero pareciera que todo el mundo estuviese en mi contra, de los tres pasos que avanzábamos con Montse, retrocedíamos dos cada que un problema se avecinaba, estaba seguro que a este paso jamás conseguiríamos llegar a algo.
—Va a llamarte. —La voz de Blake se escucha a en la sala logrando sacarme de los pensamientos en los cuales había entrado. —Así que será mejor que te sientes antes de que me desesperes más de lo que lo estás haciendo. Ella va a llamar, y cuando lo haga verás que todo va a estar bien y que nada ha pasado.
—No sé si todo esté bien, con ella nunca tengo la seguridad de nada —confieso dejándome caer sobre el sillón, recuesto mi cabeza en el respaldo mientras cierro los ojos por algunos segundos.
—Puedes estar tranquilo en que tú no has hecho nada amigo, ella no tiene porqué enojarse contigo —comenta. Siento el lado contrario del sillón hundirse por lo que abro los ojos para poder enfocar a Blake. —Montserrat ya es lo suficientemente adulta como para poder tomar sus propias decisiones Jack, si ella está segura de estar contigo nadie va a poder hacerla cambiar de opinión. Así que tranquilo hombre, que ya estás comenzando a ponerme nervioso a mí también.
Una risa abandona mi cuerpo mientras sacudo la cabeza.
—Supongo que tienes razón.
—Y si el destino no quiere que estén juntos, no puedes solo alejarte. Aún tienes que luchar por tu hijo, no dejas de ser su padre solo porque no pudiste formar una relación con la madre—. Se encoge de hombros, al mismo tiempo que me observa de soslayo.
Lo observo por un par de segundos, mis comisuras se elevan mientras una pequeña sonrisa comienza a dibujarse en mis labios.
— ¿Hace cuánto que te volviste tan maduro? —inquiero con burla.

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Inesperado Amor ©||EN EDICIÓN||
Teen FictionElla solo quería divertirse una noche. Y así conoció, al que sería el amor más real y maravilloso que la vida pudo haberle puesto en el camino. Portada realizada por OmiBilre QUEDA PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTA HISTORIA. OBRA RE...