18.- Buen momento (*)

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JACK

Tenía que hacer algo, tenía que hacerlo pronto.

No estaba dispuesto a dejar las cosas así con Montserrat. Estaba arrepentido de todas las cosas que le dije e hice y voy a demostrárselo.

Es así que ahora me encuentro aquí, de pie apoyado en el capo de mi auto desde aproximadamente treinta minutos esperando que ella llegue a trabajar. Algunos empleados de la empresa ya han comenzado a llegar, pero hasta ahora no había tenido ni una seña de Montse.

—Jack, creo que no va a venir—. Le lanzo una mirada de fastidio a Blake quien se encuentra en el interior del auto.

—No me voy a ir de aquí sin hablar con ella —sentencio—. Si tú quieres irte bien, puedes comenzar a caminar para buscar el autobús.

Blake niega, eleva ambas manos antes de volverse a acomodar en el asiento del auto.

Observo la hora de mi reloj, hace diez minutos que Montserrat debió de haber llegado al trabajo, pero no había ni señales de ella y yo comenzaba a desesperarme.

Al final, después de otros diez minutos esperando distingo a la chica que se encontraba con ella en el centro comercial. Al parecer trae prisa, ya que camina con pasos rápidos mientras teclea algo en su celular.

No lo dudo y me acerco hacia ella, no recuerdo su nombre a pesar de que me lo dijo aquella vez en la llamada así que solamente me coloco frente a ella. La chica al ver que alguien se encuentra en su camino eleva la mirada, soy consciente como una mueca de desagrado de filtra en su semblante.

—Hola —saludo. Ella eleva una de sus cejas y me observa sin decir absolutamente nada. —Escucha, yo me preguntaba si tal vez tú podrías decirme en donde se encuentra Montse, en verdad me urge hablar con ella.

—No. —Su respuesta rotundamente negativa me desconcierta—. Lo cierto es que ahora mismo no se en donde puede encontrarse y aunque lo supiera no te lo diría.

—Bien, pues entonces la esperaré aquí —Sentencio. La chica ríe y una sonrisa burlona se adueña de sus labios.

—Bien por ti, puedes esperar todo lo que quieras porque ella no vendrá —informa—. Ya sabes, Montse quiso tomarse un tiempo para disfrutar del embarazo más a gusto.

Me dedica una última sonrisa antes de cruzar por mi lado.

—Por favor, en verdad necesito hablar con ella, es importante. —Sueno casi desesperado. Y lo cierto era que a este paso iba a perder la compostura totalmente.

—¿Sabes, Jack? —inquiere girándose para encararme—. Karen y yo pensamos que en verdad serías bueno para nuestra amiga, pero nos equivocamos contigo. Y sinceramente creo que lo mejor que puedes hacer ahora es alejarte.

—No voy a alejarme ¿Me entiendes? Asegúrate de grabarte esto para que se lo digas a Montserrat la próxima vez que se vean. Voy a luchar por ella y por mi hijo, porque el bebé que lleva en el vientre es mío y quiera o no, tengo el derecho de estar en tu vida.

—Oh vaya ¿Ahora si es tu hijo? Eso no fue lo que le dijiste ¿Recuerdas? Creo que ahora es demasiado tarde como para que vengas y comiences a exigir derechos los cuales perdiste en el momento en el que corriste a mi amiga de tu departamento. Como te dije, lo mejor que puedes hacer ahora es apartarte y dejar que Montserrat sea feliz—. Una mirada enojada es lo que obtengo.

—No voy a hacer eso —sentencio—. Y ni tú ni nadie va a impedir que esté junto a mi hijo y junto a Montserrat. Eso te lo aseguro.

—Podrás estar cerca de tu hijo, si mi amiga así lo decide, pero no des por hecho que Montserrat te aceptará junto a ella. Que tengan un hijo en común, no es factor para que estén juntos.

Inesperado Amor ©||EN EDICIÓN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora