Capitulo 8.-

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Los primeros tres escalones los subo perfectamente, pero en el cuarto pierdo el equilibrio. Dallas reacciona rápidamente y me sujeta de la cintura. Cierro los ojos con fuerza.

-Enma ¿Estas bien?-

Asiento. Dallas lleva toda la noche hablándome y tratándome de una manera tan dulce. No estoy acostumbrada a eso, nunca antes me habían tratado de esa forma pero me gusta. Subo el tramo de escaleras que queda agarrada a él. Si no hubiera estado el probablemente me hubiera caído.

-Sientate- le digo señalando la cama.

Lo hace y me mira.

-Deberías cambiarte, vas a ponerte enferma- echa un vistazo a la habitación. – O mejor dúchate –

- Pero…-

-Tranquila – dice mirándome a los ojos.

Lo que me inquieta no es que esté solo en mi habitación es que vengan los demás y le vean allí. Abro el armario y cojo un pijama limpio. Me meto en el baño. Ni siquiera cierro la puerta. Enciendo el grifo, dejo que el agua alcance  la temperatura que a mí me gusta y me desnudo. Segura de que desde esta zona del baño Dallas no me ve. Me meto en la ducha. El grande contraste entre mi temperatura corporal y la del agua me provocan un escalofrío. Lentamente me enjabono el pelo y consigo olvidarme de que tengo compañía en la habitación.  Cuando apago el grifo comienzo a escuchar una melodía proveniente de mi habitación. Me enrollo en la toalla. La cabeza me duele y al hacer movimientos bruscos me mareo. Consigo ponerme el pijama y salgo a la habitación. Dallas me mira pero no dejar de tocar. Me siento a su lado y escucho con los ojos cerrados.

-No sabía que tocaras- susurro.

- Lo mismo puedo decir yo de ti.-

Esa respuesta me hace sonreír.

-Cierto. Me la regalaron mis padres antes de su divorcio-

-Oh- musita.

Deja de tocar. Se levanta, coloca la guitarra en su sitio y se acerca al tocador. Coge un cepillo y se sienta otra vez en la cama.

-Ven- abre las piernas para que yo me siente entre ellas.

Lo hago. Dallas comienza a cepillarme cuidadosamente el pelo.

-Auch- me quejo cuando tira de un mechón.

- Perdón- dice alarmado.

Suelto una risita. Se me viene a la mente la canción que estaba tocando Dallas hace unos instantes. Me resulta familiar.

-Ya está- dice satisfecho por su trabajo.

Me da el cepillo. Yo me levanto y lo vuelvo a dejar en el tocador. Cuando me giro Dallas está de nuevo distraído con las fotos que cuelgan de mi pared. Sonríe al ver una de ellas. Soy inconsciente de ello pero llevo bastante tiempo mirándole y él se ha dado cuenta. Me sonrojo.

-Bueno,creo que tengo que irme.- Dice con tono de disgusto.

-¿Vives lejos? Es muy tarde- digo mirando el reloj.

- En la calle de Calum,unas casas más arriba.-

Niego con la cabeza. Busco en mi bolso. Saco las llaves de mi coche.

-Toma.-  extiendo el brazo para que coja las llaves de mi mano.

-¿Qué? No.- dice firmemente.

-¿Cómo qué no?- digo extrañada.

Andando hemos tardado casi 20 minutos en llegar de allí y casi no había luz por las calles.

-Puedo ir andando-

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