No cita

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Todo el mundo tenía millones de razones para odiar el día lunes. Tener que ir a la escuela o a un trabajo aburrido, la resaca del descanso y las fiestas del fin de semana, entre otras cosas más.

Este no era el caso de Luhan. A él le gustaba regresar a su trabajo, tener todo controlado y preparar una semana exhaustiva con tareas y pendientes.

¿Era cansado?, por supuesto que lo era, pero también era lo que lo mantenía vivo. Su trabajo era todo para él, si no hiciciera lo que le gustaba, hacía mucho se habría perdido lo poco que quedaba de él.

Yixing tampoco parecía odiar los lunes, aunque su hermano no odiaba nada en el mundo. Siempre estaba de buen humor no importaba el día y sonreía en cualquier situación. Pero en cuanto Luhan puso un pie en la cocina para desayunar como acostumbraban hacer antes de salir al trabajo, supo que este lunes era diferente a otros.

—Buenos días, Lulu —canturreó cuando lo vio.

—¿Dormiste bien?

—Mejor que nunca, ¿tú?

Se encogió de hombros.

—Normal, como siempre.

—Debes cuidar de tus problemas de insomnio, deberías trabajar menos —no lo decía en forma de regaño, sino como un simple consejo.

—Duermo lo suficiente. ¿Por qué estás cocinando tanto? —dijo observando toda la comida que había hecho Yixing.

—El desayuno es la comida más importante del día, necesitamos de nutrientes para rendir en el día, además Sehun me ha inspirado, él es tan bueno en la cocina.

—Sehun es bueno porque tiene el talento, no creo que cocinar mucho sea la respuesta.

—¿Qué no has visto esa película animada de las ratas en París?, cualquiera puede cocinar y la práctica hace al maestro —finalizó y siguió concentrado en la estufa.

Luhan no estaba muy seguro de que esa frase fuera verdad, la de la película se refería. En efecto, la práctica sí hacía al maestro, pero cuando ya eras bueno en algo y tan solo necesitabas perfeccionarlo. Yixing cocinaba bien, pero ni de cerca lo hacía tan bien como Sehun. Pero no quiso decir nada, y mejor decidió dejarlo en paz, así que sin hacerle más preguntas, le ayudó a poner la mesa y colocar todos los platos de comida sobre ella.

—Por cierto, no pases por mí al trabajo hoy. Saldré con Jongdae saliendo de ahí.

Por eso estás de tan buen humor.

—¿A dónde? —no era su intención que el tono le saliera tan agrio.

—Tranquilo, tan solo iremos al cine y a caminar por ahí.

—Yixing...

—No quiero oírlo —soltó antes de que continuara y dijera algo más—. Lo que sea que me vayas a decir, por favor no lo digas.

Necesitó de todo su autocontrol y fuerza de voluntad para quedarse callado, pero así lo hizo. Sin ninguno decir nada, comieron en silencio hasta que Yixing volvió a hablar.

—Te prometo que te haré caso en lo que me digas después, pero por favor, déjame ir hoy —le suplicó.

—Bien —dijo a secas.

Terminaron de desayunar y la comida que quedó la guardaron en contenedores en el refrigerador. Habría comida para toda la semana.

Luhan no sabía identificar qué sentimiento era lo que más le predominaba dentro de su ser. Por un lado estaba la preocupación por su hermano y temor a que le hicieran daño, después venía el enojo hacia el menor por ser tan irresponsable y no pensar en las consecuencias que podría haber, y por último pero no menos importante, estaba el mismo enojo consigo mismo por ser tan entrometido.

Tres meses de invierno {Sehun & Luhan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora