Almuerzo

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Luhan estaba muy enojado.

Más que enojado estaba enfurecido, impotente y frustrado.

Nunca debió haber dejado a su hermano solo con Sehun. Qué va, ni si quiera debía dejar que Yixing saliera de la casa. El mundo de afuera era muy peligroso para alguien tan frágil como él.

Por muchos años había intentado hacerlo salir de casa y que superara sus miedos pero no pudo, el menor no cooperaba. No sabía por qué de pronto estaba muy insistente en hacer las cosas que durante años Luhan intentó hacerlo hacer.

El accidente de ayer no había sido culpa de Sehun, él no tenía ni una idea de nada y si Yixing lo había perdonado, Luhan no tenía razón para estar molesto con él. Pero no era su asistente quien era el problema, sino consigo mismo. Era un terrible hermano, su único deber era protegerlo y cuidarlo y anoche no lo pudo hacer.

Después de que Sehun se fuera de su casa dejándolos solos, se dedicó a poner paños frescos en la frente de Yixing y dándole de beber suero para que no se deshidratara, afortunadamente el asco y las naúseas no volvieron y para entrada la noche, ambos pudieron dormir unas cuantas horas.

De momento se encontraba preparándose para ir al trabajo. Se había levantado un poco más temprano de lo habitual para avisarle a Yixing que no le preparara el desayuno hoy, que se quedara descansando.

Salió de su habitación para ir a la del contrario cuando escuchó el timbre sonar y unos golpes en su puerta. Se paró en seco, en eso su hermano iba saliendo de su habitación y se quedó igual que él al escuchar los ruidos.

De nuevo sonó el timbre y los golpes y ambos reaccionaron. Luhan se acercó para abrir la puerta.

—¿Quién será? —le preguntó el menor

—No lo sé, pero, ¿qué haces levantado?, deberías descansar más.

—Estoy bien, dormí suficiente.

Luhan encendió la cámara de su puerta para ver quién estaba del otro lado. Un sujeto alto, castaño y cargando unas bolsas lo esperaba. Oh Sehun.

—Sehun, ¿qué estás haciendo aquí? —dijo por el micrófono.

Yixing se acercó a su lado para él también ver por la cámara. Sonrió al ver al hombre.

—¡Sorpresa!, vengo a cocinar para ustedes.

Luhan ya iba a decirle que se fuera cuando Yixing abrió la puerta sin su permiso.

—¡Buenos días! —saludó alegre al invitado.

—Hola, Yixing, ¿ya estás mejor?

—Si, tan solo me siento como si no pesara nada.

—Eso se arreglará, te prepararé una sopa para que repongas energías, ¿tienes algún problema con otro alimento?

Su hermano y su asistente hablaban como si él no estuviera presente, ya se estaba cansando de que nadie le hiciera caso últimamente, ¿a dónde se había ido su autoridad?

—Ehem —tosió falsamente.

—Hola, Luhan —se dieron cuenta de que seguía ahí.

—Sehun, ¿qué intentas hacer?

—Tan solo quiero compensarlos por lo de ayer y prepararles un desayuno. Anoche vi que casi no tenían alimentos, hice las compras también —levantó las bolsas que venía cargando.

—Yo si quiero probar tu comida, ¿podemos, Lulu?

De todas maneras no lo iban a escuchar. Se encogió de hombros y regresó a su habitación para terminar de prepararse, aún no estaba listo.

Tres meses de invierno {Sehun & Luhan}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora