Capitulo 7

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Capítulo 7

El ambiente de angustia y tristeza reinaba en aquel living, en donde Aaron le confesaba a su hermana Lilith el más grande secreto que existía entre ellos... La muerte de sus padres, que aún seguía siendo una incógnita para ambos.
Aaron con gruesas lágrimas cayendo desde sus ojos hasta el límite de su mentón y Lilith con una expresión triste, comprensiva y nada exigente con el tiempo que Aaron tardaba en contar el relato, porque por muy impaciente que ella fuese, sabía que era un tema muy delicado y que si no se contaba con su debido tiempo, se podría mal interpretar algo o se escaparía algún detalle crucial.
-Estaba en shock, no sabía qué hacer. Era tan solo ver eso y no entender nada... El cuarto de nuestros padres pasó de ser celeste pastel a ser completamente rojo, con sangre y vísceras por todos lados... Daba repugnancia ver el cuarto en ese estado y los cadáveres todos desarmados e irreconocibles en el suelo, como si por ahí hubiese pasado una licuadora o algo similar...-. Aaron vuelve a tomar un respiro, con lo último que iba relatando ya se le hacía un nudo en la garganta.
-No sabía qué hacer en ese momento, así que por instinto corrí a tu cuarto. Aún seguías despierta, pero estabas asustada mirando hacia el oscuro pasillo que daba hacia el cuarto de nuestros padres, entonces te puse los primeros zapatos que allí encontré y te tomé en mis brazos, salí huyendo de casa con todas las fuerzas que tenía, que no era mucha, porque con suerte tenía cinco años y tú dos.
No quise mirar atrás y sólo corrí... No sabía a donde ir, en la zona en que vivíamos no teníamos vecinos a menos de unos dos kilómetros y ya estaba oscuro, porque eran alrededor de las tres de la madrugada y no teníamos a ningún conocido cerca... Pero recordé a tío Frank, un viejo amigo de papá que veíamos como a un tío sanguíneo, él nos quedaba a poco menos de un kilómetro, pero vivía camino al bosque, aunque en esa instancia solo importaba estar a salvo, entonces me fui contigo caminando de la mano en dirección al sendero del bosque.
El camino era muy oscuro, no era difícil, porque no tenía el terreno disparejo o algo que nos dificultara la caminata. Recuerdo que ibas observando los grandes árboles y las estrellas que algo nos iluminaban y nos acompañaban en nuestro frío camino en busca de ayuda y abrigo.
Cuando se acababan los espesos arbustos y se despejaba la vista, se veía la gran casa de altas rejas negras, que cruzamos sin mayor dificultad por nuestro tamaño y corrimos por el caminito oscuro para llegar rápidamente a la puerta de entrada, en donde estaba la silla mecedora moviéndose por el viento que soplaba en ese momento.- Aaron toma un poco de café y mira sutilmente a su hermana que no apartaba la mirada de él y recordaba partes de su infancia en esa casa, porque en donde ellos se encontraban, era en donde se refugiaron tras huir de aquel crimen.
-Cuando llegamos a la entrada, comencé a golpear la puerta sin soltarte de la mano, estaba cansado por tanto caminar, pero seguí insistiendo hasta que por fin abrió. Tío Frank nos tomó a ambos en brazos sin entender nada, nos dejó sobre un sofá y rápidamente se puso a hervir agua en su cocina, mientras que encendida la chimenea y nos cubría con una manta al habernos sentido tan congelados. Yo te tenía abrazada debajo de la manta que nos cubría y revisaba si te habías lastimado en el largo trayecto, pero no, no tenías ningún rasguño al igual que yo, ambos estábamos sanos milagrosamente.
Tío Frank al corto rato apareció con dos tazas de chocolate caliente, una para ti y otra para mí, se había disculpado por no tener leche, pero era totalmente comprensible que un hombre que era cazador y que vivía solo no tuviera leche en su casa. Luego se fue de nuevo a la cocina para preparar su mate de hierbas que siempre bebía en su vaso de madera que talló él mismo para esa bebida específicamente.
Al volver de la cocina, se sentó frente a nosotros a preguntarme qué fue lo que había pasado. Y yo empecé a relatar aún asustado y casi tartamudeando por mi corta edad lo mismo que conté hace un rato, quizás con otro tipo de palabras y menos explicativo, pero Tío Frank solo escuchaba sorprendido, extrañado y aturdido lo que yo le contaba, mientras él bebía su mate de hierbas y se rascaba la barba, porque no le cabía en la cabeza quién iba a querer hacer ese tipo de sanguinario acto y menos a nuestros padres, que no le hacían daño a nadie.
Cuando terminé de relatar lo sucedido, él inmediatamente llamó a las autoridades para que investigaran el reciente crimen ocurrido en nuestra casa e informar que él se haría cargo de nosotros desde ese momento.- Aaron suspira profundamente y vuelve a mirar su café, ya le habían caído algunas gotas de lágrimas por recordar aquellos lúgubres y sangrientos escenarios, entonces su hermana al verlo así de conmovido, le tomó el rostro y secó las lágrimas que aún recorrían sus mejillas y desembocaban en su taza de café, le toma la mano y lo mira con compasión.
-Eres tan valiente... No hay otra palabra para describirte. Desde que tienes memoria me proteges y cuidas del mal, toma el calibre de esto...¡Tenías sólo cinco años! Y tuviste los reflejos de huir conmigo, para mantenerme segura....- Lilith baja la mirada a su taza y sigue hablando tomada de la mano de Aaron y se la acariciaba con la otra mano muy sutilmente, tocando sus venas y dedos.
-Recuerdo a tío Frank... Se veía rudo con su robusto físico, grandes manos y espesa barba colorina que traía desde hace mucho tiempo, antes de que naciéramos creo yo, pero a pesar de su tosca e intimidante apariencia, era un amor de persona, risueño y alegre bonachón, sensible y cariñoso. Gustaba usar camisas a cuadros que recuerdo quitarle cuando no se daba cuenta y gruesos abrigos, de esos que hasta pesan. Usaba botas de cuero café y un gorro con piel por dentro, para protegerse del frío presente en las albas y crepúsculos cuando iba a cazar o sólo recorrer.
Nos cuidó como si fuéramos sus hijos, aunque no supiera lo que era criar, te entrenó para que fueras más fuerte de lo que ya eras en ese entonces.- Lilith dejó la taza sobre la mesa para ponerle total atención a su hermano.
-Tío Frank estaría orgulloso de tí, eres mucho mejor de lo que él esperaba, si ya estaba orgulloso de ti cuando recién estabas en entrenamiento, ¡Imagina como estaría ahora!. Si tan solo siguiera aquí... Ese sorpresivo infarto nos lo arrebató, pero sé que ahora te abrazaría muy fuerte entre sus grandes brazos y te desordenaría el cabello sólo para molestarte, pero para enseñarte su afecto.- Lilith le desordena el cabello tal como lo haría Tío Frank y ríe un poco del resultado que consiguió. -Creo que quedarías algo así ja, ja, ja. Te sigues viendo guapo, hermanito.- Aaron sonríe al gesto de su hermana, la mira aún con sus ojos inundados en lágrimas y el cabello todo esparcido por su cabeza y parte de la cara por el largo que tenía.

-Siempre logras sacarme una sonrisa, hermanita. Si tío Frank estuviera aquí de seguro los tres estaríamos abrazados, riendo y siendo asfixiados por su fuerza, que no nos importaba, porque sabíamos que le costaba medirla... Pero al menos te tengo a ti, pequeñita, la razón por la que sigo riendo día a día.- Le desordena un poco el cabello a Lilith y la abraza muy fuerte.
-Te adoro, grandulón.- Contesta Lilith al gesto de su hermano y correspondía al abrazo que él le daba, mientras ella cerraba sus ojos y se acurrucaba en sus brazos, como solía hacer siempre.
-Y yo a ti, pequeña.- Contesta Aaron sonriendo y le pregunta si ella tenía planes para hoy, porque ya estaba amaneciendo. Lilith contestó que quería pasar el día con su hermano, pero no tenía ideas de alguna actividad interesante o nueva... O bueno, tal vez tenga una...

Los Demonios También Pueden EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora