Capitulo 13

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Capítulo 13

Parados en medio de la calle se encontraban los hermanos conectados en una mirada de leve tensión. Aaron dudoso de la petición que le hizo su hermana, asimilaba la información y las consecuencias que se podrían llevar a cabo como resultado.
-Hermanita, sabes que no es de mi total agrado… bueno, en realidad no me agrada directamente, ¿en serio quieres que lo haga?- Preguntó con gran titubeo a Lilith, que lo observaba fijamente.
-Sé que no te agrada, mas, no quiero que transite solo, ya que ambos sabemos lo que sucede aquí cuando el camino se torna oscuro, ¿no?- Contestó ella con cierta astucia para evitar la negación de su hermano hacia la decisión.
-Sólo porque no quiero escucharte llorar con la razón de que al tarado le arrancaron la cabeza, dejaré que vaya con nosotros. Dependiendo de su comportamiento, veré si le llego a dar una oportunidad.- Decidió Aaron con un tono de frivolidad. Lilith saltó de alegría por la respuesta y abrió la puerta del auto para invitar a subir a los presentes, sin embargo Nick estaba estático, la miraba con algo de miedo e inseguridad.
-Hey, angelito, ven aquí. Mi hermanito hermoso, precioso accedió a llevarte, no hay problema ¡ven!- Nick se acercó aún con inseguridad, dado que la expresión de Aaron no era la más amable. Aaron al notar lo acojonado que estaba Nick, intentó suavizar su expresión, quería ver a su hermana cómoda y feliz; gracias a ello, Nick alivió un poco su expresión de miedo y terminó subiendo al auto.
Ya estando todos arriba, Aaron coloca los seguros de las puertas, pide que por favor todos se coloquen el cinturón y echa a andar el auto. Lilith iba de copiloto, como suele ser siempre, llevaba a los pies los pocillos de helado que le había comprado su hermano e iban prácticamente intactos, ya que hacía bastante frío.
Era tan relajante y sublime el clima y paisaje otoñal, que Lilith cae rendida acurrucada mirando hacia la ventana. El viaje es algo largo, así que Aaron la dejó y continuó conduciendo e intentando meter charla a los pasajeros de atrás.
A través de los ojos de Lilith, se logra ver que está soñando… con una mujer en una habitación de paredes claras y un hombre durmiendo junto a ella.
Unos ojos brillantes, tal como la noche, estaban observando a lo lejos, desde la puerta de la habitación, pero se va en el sueño y vuelve a cerrar sus ojos, hasta que un olor peculiar y un frío envolvente la despierta junto a un susurro.
-Alessa… Alessa… ven conmigo…- Ella abre sus ojos y estuvo a punto de gritar por el susto que le dio él… El bello ser que la había elegido como madre de sus hijos. Alcanzó a hacerla callar con un tierno y dulce beso en los labios.
-¿Qué haces aquí?, ¿cuál es tu voluntad esta noche?- alcanzó a preguntar ella en susurros, hasta que él interrumpe destapándola y besándola pasionalmente.
-Mi voluntad eres tú.- Contestó aquel brillante ser, tomando a Alessa en sus brazos, rodeando su cintura y ella las caderas de él entre sus piernas. Como siempre, ella no entendía las visitas de él, pero, por favor, esos besos contestaban todo.
La llevó a la habitación de visitas y la acostó en la cama, por debajo de él. Se miraban a los ojos, ella con incertidumbre y él con deseo. Continuó besándola lenta y sensualmente, acariciaba su cabello y comenzó a desnudarla, al igual que ella a él. Sus besos comenzaron a descender de su boca a su cuello y de su cuello a sus senos. La piel de Alessa se erizaba más con cada beso, con cada caricia. Lucifer continuó bajando de sus senos a su abdomen e hizo una pausa para mirarla a los ojos y posteriormente descender a besar su femineidad. Alessa soltó un leve gemido, que erizó a su compañero y generó el deseo de acelerar su ritmo hasta que ella lo toma del mentón para subirlo hasta su boca.
-Hazme tuya, ¡por favor! … haz de tu voluntad mi realidad.- Clamó Alessa con un húmedo beso y Lucifer acarició sus piernas, las separó con delicadeza y se introdujo suavemente dentro de ella. Alessa soltó un gemido un poco más fuerte durante la lenta penetración, porque el placer fue inmediato, pero aún así le pidió más. Quería que él también sintiera el placer, por lo tanto, Lucifer aceleró su ritmo y profundidad, cubriendo la boca de su compañera, que gemía con más pasión e inevitablemente contoneaba todo su cuerpo tras cada impacto desenfrenado.
Alessa apretaba las sábanas y acariciaba el cabello de él, clavaba sus uñas en su espalda y él continuaba el ritmo, besándola y acariciando su cuerpo, hasta que ambos llegaron a un éxtasis de placer finalizado en un mutuo orgasmo, tal vez el mejor de sus vidas.
-Eres lo mejor de mi vida.- Dijo Alessa a Lucifer que se encontraba a su lado, observandola.
-Para mí siempre serás lo más hermoso de todo mi infierno.- Contestó Lucifer, quien le dio un beso largo y tierno, abriendo paso a un momento de silencio, hasta que Alessa irrumpió.
-¿Por qué volviste?... ¿A que te referías con que querías que fuera contigo?.-
-Es que... te vengo observando desde hace tiempo porque te extraño y...- calló Lucifer.
-¿Y qué?.- Contestó Alessa, confundida y con intriga.
-Yo... creo... creo que siento cosas por ti... .- Soltó Lucifer, creyendo con todo su ser que jamás diría algo así. Alessa lo mira en silencio, procesando lo recién anunciado, no cabía en su cabeza tal grado de sublimidad.
-Yo... yo te amo, Lucifer.- declaró Alessa, mientras acariciaba el cabello de Lucifer y bajaba su mirada, hasta que decide hacer contacto visual y sumergirse en los profundos ojos de su amado.
-Entonces... eso significa que... ¡que podrás venir conmigo!.- Respondió Lucifer muy emocionado ante su respuesta, ya levantándose de la cama.
-La verdad me gusta la idea, ya quiero pasar toda una eternidad junto a ti.- Dijo Alessa, de forma coqueta hacia Lucifer.
-Entonces no perdamos el tiempo y vámonos ya mismo, mi amor.- Lucifer toma en brazos a Alessa, pero ella lo detuvo.
-Espera, Lucifer.- Frenó Alessa la decisión de él, Lucifer dudoso terminó por preguntar qué ocurría.
-No puedo dejar a nuestros hijos solos, están indefensos aquí.- Alessa mira a los ojos a Lucifer, intentando hacerlo entrar en razón.
-Los puede cuidar el idiota que se cree su padre.- Respondió Lucifer de manera sarcástica y con un toque de celos.
-Ambos sabemos que no lo hará, seguramente has visto como los trata... Tan déspota y frío, con ellos y conmigo- Dijo Alessa mientras bajando su mirada, generando un poco de enojo en Lucifer, sabiendo que él los trataría mucho mejor, mas, prefirió guardar la calma.
-¿Sabes de alguien que sí los pueda cuidar y les otorgue una buena vida?.- Consultó en preocupación e ilusión de recibir buena respuesta.
-Mmm... tienen un tío a unos cuantos kilómetros de aquí, se llama Frank y es una muy buena persona, él podría cuidar bien de ellos.- Respondió Alessa aún un poco pensativa.
-Lo conozco, es buena persona y creo lo mismo que tú, mi bella mortal.- Alessa lo mira y sonríe sutilmente, sin embargo, cambia nuevamente su expresión a preocupación.
-¿Qué hacemos con su supuesto padre?.- interrogó Alessa.
-Ya no sirve, piensa que los cuidara su tío y que encima armará alboroto por cargo de conciencia. - Lucifer sonríe de forma pícara, dejando ver sus intenciones.
-Me gusta esa sonrisa, ¿qué tienes en mente?.- Dijo Alessa de forma seductora.
-Ya no sirve, tú no sientes nada por él, tendríamos que asesinarlo, ya no vale para nada.- Contestó Lucifer de forma cómica, aunque con algo de seriedad.
-Me parece excelente ese plan, algo frío, pero justo... ¿Lo hacemos ya mismo?.- Alessa toma la mano de Lucifer y juntos caminan hacia el cuarto, donde descansa el supuesto padre de los niños. Al llegar a la puerta, la abren lentamente, pero para su desgracia, encuentran en una esquina al sujeto, apuntando con un arma a Lucifer.
-¿¡Quién eres?!.- Gritó aterrorizado, apuntando con el arma hacia la cabeza de Lucifer.
-Estúpido humano, baja eso, ¿quieres?- Dijo Lucifer de manera seria, mientras se acercaba lentamente al hombre.
-¡No te acerques o disparo!.- Exclamó el hombre que temblaba de miedo.
-Ya me cansaste.- Fue lo último que dijo Lucifer antes de pasar a su forma de demonio.
-Qu... ¡¿qué eres?! .- Preguntó el hombre con profundo terror.
-¡SOY LUCIFER, TU PEOR PESADILLA!.- Exclamó con una voz de ultratumba, antes de hacerlo flotar en el aire.
-¡Bájame!.- Exclamaba el hombre aterrorizado por lo que estaba sucediendo.
-Oh, claro, ya mismo te bajo.- Al decir esto Lucifer comenzó a lanzarlo de un lado hacia el otro por toda la habitación. Gritos y sangre acompañaban aquella escena grotesca, partes del cuerpo del hombre comenzaron a desprenderse por tal brutalidad en que el demonio lo estaba tratando.
-¡Ya Lucifer, sueltalo, es suficiente!- Exclamó Alessa, que se encontraba con un poco de miedo ante aquella escena.
-Agh, está bien.- Cedió Lucifer, tomando en brazos a Alessa.
-Pero antes, déjame darle un pequeño detalle al cuarto.- Lucifer hizo desprender todas las partes del cuerpo del hombre, dejando todo el cuarto manchado de sangre y vísceras con un olor putrefacto.
-¡Lucifer!.- Exclamó Alessa ya con desagrado, antes de que ambos desaparecieran en una nube de humo oscura.
Entre los árboles vestidos de arrébol, Lilith comienza a tomar conciencia.
-Veo que despertó la mañosa.- Dijo Aaron mientras pasaba su mano de la palanca de cambio hacia el cabello de su hermana, Lilith lo observa y arruga su nariz.
-No soy mañosa.- Dijo Lilith refunfuñando y luego mirando a su alrededor notando que estaban llegando a la casa de las gemelas.
-Vamos llegando niñas, ¿Quieren que las deje o quieren dar otra vuelta?- Pregunto Aaron a las gemelas mirándolas intensamente por el espejo retrovisor, mientras que Lilith lo miraba intensamente a él.
-Yo creo que deben estar bastante cansadas y quieren llegar a su casa, ¿No? Seguramente están molidas pero no tan molidas como las dejaré yo si piden otra vuelta.- Advirtió Lilith sarcásticamente. Aaron río ante su respuesta y notó a través del espejo que las gemelas reían pero que logicamente le harían caso a su amiga.
Estaban llegando a la calle principal de la Villa en donde se ubicaba la casa de las gemelas, ambas agarraron sus bolsos, e iban guiando a Aaron a través de los pasajes, hasta que finalmente dieron con su hogar.
-¡Bueno, señoritas! Hemos llegado a su aposento, espero que haya sido un grato pasar y que ojalá se repita la instancia.- Las gemelas miran a Aaron, sonríen, agradecen y se despiden de los tres pasajeros restantes, agradeciendo a su conductor.
Aaron pone en marcha el auto y ya saliendo de la Villa realiza la pregunta que estremeceria a sus dos acompañantes.
-Hey, Nick, ¿Quisieras pasar a cenar con nosotros? Yo te pasaría a dejar en tu casa para que no temas por la hora.- Lilith mira a su hermano asombrada, sin diferenciar si su emoción era por la pregunta o por la forma en que la pregunto, que fue con mucha calma e incluso con algo de entusiasmo. Nick pasmado ante tal propuesta tuvo que pensar y analizar en milésimas de segundos si aceptar o negar, ya que tenía miedo de ir, sin embargo, más miedo le daba rechazar la oportunidad de poder llevar todo en paz.
-Gracias Aaron por tu consideración, acepto com gusto, si es que no soy problema.- Contesta Nick con algo de titubeo, porque, ¿No será que es una trampa del sádico hermano de la novia?




Okey queridísimos lectores es el fin de este hermoso y querido año (sepan notar el sarcasmo jajaja), muchísimas gracias por acompañarnos todo este tiempo con esta novela que comenzó siendo un pasatiempo para pasar a ser nuestra vida (si, nuestra vida, somos dos escritores por si no sabían). Muchas gracias por todo este tiempo el cuál nos acompañaron en esta historia que aún sigue y va a seguir, esperemos que por mucho tiempo más. Creo que dejaré que mi querida hermanita Lilith diga algo para ustedes. Muy feliz año nuevo 2020 les desea Aaron.
Feliz año nuevo inmundos animales, los quiere Lilith.

Los Demonios También Pueden EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora