Capítulo 9
Ya era lunes por la mañana y sonaba la alarma de Lilith para ir a clases, de un manotazo fue apagada y Lilith abrió lentamente sus ojos para ver hacia el tragaluz de su habitación.
-¡Genial! Sigue lloviendo… hoy veré a los cobardes escapando del agua y sentiré el olor de la tierra mojada. – Dice Lilith con entusiasmo, mientras se sentaba en su cama para ya levantarse y comenzar el día.
Abre las cortinas que cubrían su ventana y respira el fresco viento que recién se alzaba desde el bosque, escuchó el silbido de las aves que ya merodeaban y se coloca su bata para ir a despertar a su hermano, que estaba con su puerta cerrada sin pestillo, la habitación completamente oscura y aún un leve olor a pólvora.
-Mejor le preparo desayuno antes de despertarlo, de lo contrario despertará de malas este gruñón. - Una vez dicho eso, Lilith se dirigió hacia las escaleras para bajar hasta la cocina. Encendió la chimenea y comenzó a hervir agua en la tetera. Entró en la cocina y comenzó a pensar en el menú del desayuno paseando la mirada por los ingredientes que había en el refrigerador, hasta que se detuvo en el dulce de leche y unas fresas conservadas a la perfección.
-Creo que algo dulce le sentará bien a este gruñón. Quizás puedan ser unos panqueques… ¡con jugo de fresa!, o mejor con café… ¡y ensalada de frutas con fresas! – Lilith comenzó a preparar la mezcla de los panqueques y a calentar el sartén. Una vez que los panqueques estaban listos, se dispuso a cortar las fresas, unas bananas, agregó uvas y unas rodajas de kiwi, espolvoreó azúcar encima y se fue a buscar la tetera que ya chillaba para preparar el café. En eso que Lilith estaba armando la bandeja para su hermano, escucha unos pasos y al mirar hacia las escaleras, ve parado en el tercer peldaño, con el torso desnudo a Aaron, refregándose un ojo, con un aspecto malhumorado.
- ¿Qué se supone que haces?, ¡son las malditas cinco de la mañana! - Exclama Aaron de muy mal humor a Lilith, que terminaba de hacerle su café.
-Te hacía el desayuno, hermanito y no son las malditas cinco de la mañana, son las malditas siete. Ve a sentarte, ya tengo todo listo. - Contestó Lilith con dulzura a su hermano que la miraba algo extrañado y aún un poco malhumorado. Aaron se acomodó en su sillón frente a la mesa de centro, al lado de la chimenea y Lilith iba con la bandeja del desayuno, la posó en la mesa y luego subió al cuarto de Aaron.
- ¿Qué harás ahora?, no te metas ahí. - Dijo Aaron que de forma muy seria miró por las escaleras a Lilith que estaba metida en su habitación.
-Venía por esto, nudista. - Dijo Lilith lanzándole una camiseta a la cara. Aaron se la puso a regañadientes y luego volvió a su sillón, frente a Lilith que ya se había sentado a beber su café.
- ¿Acaso no comerás?, hice esto sólo para ti…-
-Claro que sí, tengo hambre y piensas que no comeré. Agh… odio ese maldito sol. - Contestó Aaron a Lilith y se dispuso a probar los panqueques, los cuales le gustaron y poco a poco fue cambiando su expresión pesada a una más liviana e iluminada a medida que comía los panqueques, la mezcla de frutas y bebía de su reconfortante café. Lilith lo observaba de reojo al beber café, le agradaba ver la expresión más calma de su hermano que despertó con un humor infernal.
- Hermanito, tengo clases, después de eso saldré con las chicas…- Le dijo Lilith a Aaron, que acababa su café.
- Claro, hermanita y yo nací ayer… ¿Cómo era que se llamaba?... ¿Nico?, ¿Nicky? -
- Nick, hermano, se llama Nick. Lo siento, no te quería decir, porque sé que no te cae bien… Bueno, ningún amigo mío te cae bien. - Contesta Lilith con un poco de desaire y sube a tomar su ducha para luego irse a clases.
Una vez salida de la ducha, se dirigió a su armario a elegir la ropa que usaría ese día y como de costumbre se puso una camiseta negra, eligió un overol de tono azul oscuro un tanto desgastado con unas zapatillas negras de puntas y cordones blancos.
- ¿Con qué me peinaré hoy?... Mmm… ¿Lo amarro?, nah, ¿lo tomo de las puntas?, tampoco… Al carajo, lo dejo libre y me pondré un poco de delineador. – Lilith se aplicó un poco de delineador sobre sus párpados y bajó las escaleras con su bolso para por fin irse a clases.
- Oye, pequeña, ¿no olvidas algo? – Dijo Aaron que le llevaba el abrigo a Lilith, que se estaba yendo con el cabello húmedo y con prisa, ya que se le había hecho tarde.
- Oh… Cierto, ¡gracias! Ya me voy, hermanito. Nos vemos a la noche. – Lilith se coloca su casaca, coge una manzana y su botella con agua de hierbas, que preparó en la mañana junto con los desayunos.
- Me parece que vas un poco tarde, ¿no quieres que te vaya a dejar a clases? – Le dijo Aaron a su hermana con una sonrisa pícara. Iba con unos jeans negros, zapatillas negras y una chaqueta de cuero con una cruz invertida en su espalda hecha de tachas. Lilith lo miró con cara un tanto seria y pensativa, porque sabía que pasarían dos cosas: Sus amigas le iban a coquetear y si se llegaba a topar con Nick, le iba a advertir de una manera poco amistosa que no se le ocurriera tocar un pelo de Lilith.
- Mmm, considerando las circunstancias de que voy atrasada y que tengo examen… Está bien, iré contigo, hermanito. – Aaron sonrió complacido y fue a buscar las llaves, de paso tomó la manzana más oscura de la cesta y la guardó en el bolsillo de su chaqueta.
Ambos hermanos salieron de casa, Aaron aseguró la puerta con llave y se la llevó con él, pero siempre quedaba una copia bajo uno de los rosales de Lilith, específicamente el que daba rosas de color sangre. Lilith se adelantó a llegar al auto que ya estaba sin pestillos y se subió de copiloto para esperar a Aaron, que iba cruzando por el umbral de la casa para conducir al destino de cada uno.
El día seguía nublado, las gotas de lluvia chocaban contra las ventanas del auto, Lilith iba observado como corrían por su ventana y Aaron miraba al frente muy concentrado, hasta que Lilith enciende la radio, pone una de sus canciones favoritas y empieza a cantar para sacarle una sonrisa a Aaron, que ya se encontraba sonriendo y tarareando la canción con el canto de su hermana por el resto del camino.
-Ya llegamos pequeñita, aún es temprano, ¿quieres que te ayude con tus cosas? – Dijo Aaron a Lilith, que ya había notado que su hermano estaba mirando con sed de sangre al chico Nick, que se encontraba parado conversando con las amigas de Lilith.
- No, gracias, grandulón. Conozco lo suficiente esa mirada como para saber que lo quieres ir a estrangular. Nos vemos a la noche, hermanito. Te adoro. – Lilith besa en la mejilla a Aaron y se baja del auto con su bolso.
- Adiós, bebita, cuídate mucho, ¿sí? También te adoro. Cualquier cosa me llamas, sabes que aunque esté en el taller te voy a contestar de inmediato. – Advierte Aaron a Lilith que ya había cerrado la puerta del auto.
- Sí, hermanito, te avisaré cualquier cosa, ¡adiós! – Lilith comenzó a hacerle señas a su hermano que ya había partido al taller de mecánicos.
- ¡Lilith!, por fin llegas. Con Agatha creímos que no alcanzarías a rendir la evaluación…- Dice Renée, de pequeños ojos celeste claro, cabello un poco corto y oscuro y pecas esparcidas por su pálida piel.
- Es cierto, ya sabes como es el profesor de estricto con la hora de ingreso… ¡Pero ya estás aquí! – Exclama la hermana melliza de la tierna Renée, Agatha, que poseía rasgos muy similares a ella, la mayor diferencia es que ella se dejaba el cabello largo y se lo solía trenzar.
- Tranquilas, chicas, Aaron me salvó de llegar tarde. – Lilith les contestaba mientras las tres caminaban hacia la entrada de la academia, era casi un monumento, la infraestructura era muy antigua, de altos pilares de tonos crema, grandes estatuas de leones hechas en mármol, baldosas en tonos burdeo y blanco con las enormes letras esculpidas a la entrada que decían “Academia de Ciencias, Humanidades y Artes de Boresle”.
- Que chica tan linda viene pasando por aquí… Hola, Lilith. – Quien hablaba era Nick, de gran estatura, oscuro cabello y verdes ojos. Iba a paso seguro hacia Lilith para tomarla entre sus brazos y besarla todo lo que no pudo en el fin de semana.
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Los Demonios También Pueden Enamorarse
ParanormalneDos hermanos inseparables que se cuidan el uno al otro buscando respuestas de que les pasó a sus padres en el pasado, ellos no son normales, ellos son...demonios Mientras ambos investigan lo que pasó con sus padres, van cazando demonios y toda clase...