Capítulo 2

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Capítulo 2

Aaron aún pensativo, cree que aún no es tiempo suficiente de contarle a su hermana lo que realmente había pasado, pero si ella se lo pedía, él se lo daría.
Se tomó un tiempo, suspira y dice: -La verdad sobre nuestros padres es que... No murieron en un accidente, murieron en un ataque...-.
-¿Ataque?, ¿ataque de qué?, ¿por qué?-. Respondió Lilith mirándolo extrañada y con preocupación.
Aaron suspira nuevamente, mira hacia el cielo con un tanto de frustración y le responde a su hermana:-Creerás que estoy loco, pero no es así. Ellos fueron atacados por un... Por... Por un demonio.-. Dijo finalmente mientras se cubría la cara con sus pálidas manos y guardaba un silencio, que poco a poco se volvía extrañamente incómodo.
Lilith lo miraba con cierta sorpresa, sus ojos se paseaban mirando a su alrededor y luego analizando a su hermano, que estaba un poco pálido y con una expresión de culpabilidad en su profunda mirada, pero ella empezó a hacer memoria en su sueño y luego le dijo a Aaron: -No creo que estés loco, yo los he visto desde que tengo memoria...-. Ella baja su mirada y en su ansiedad empieza a hacer tronar los dedos de sus finas y pequeñas manos, que traían barniz negro en sus uñas.
Aaron se sorprende al escuchar la respuesta, así que la quedó mirando fijamente y extrañado le preguntó: -C...co...¿cómo que los has visto?-. Lo dijo en un tono de severidad e impaciencia al ver que su hermana seguía mirando hacia abajo y sin contestar, pero un viento fuerte y frío se comenzó a elevar, haciendo que el oscuro cabello de Lilith se fuera a su cara.
Lilith levantó la mirada hacia la nada, estaba entrando en una especie de trance, en donde sentía que su conciencia se iba y sus ojos se tornaban blancos, como si estuviera perdiendo la visión, pero ella no podía hacer nada para detenerlo por más resistencia que opusiera.
-Las sombras que nos siguen a ti y a mí, nos vigilarán por el resto de nuestras vidas. Eres el sucesor y yo deberé reinar junto a ti.-. Dijo mientras aún seguía con sus ojos en blanco.
Aaron al verla así, se intentó tranquilizar para no alterarla. -¿A qué te refieres?- le preguntó en un tono serio, pero Lilith seguía con la mirada fija a la nada, sin pronunciar una palabra, causándole la alteración a Aaron que trató de guardar la calma, pero fue en vano, porque Lilith no despertaba de su trance.
Aaron fue a tomar el brazo de Lilith, pero quita rápidamente su mano al ver que sus ojos se tornaron completamente negros, como si su pupila se hubiera dilatado a tal punto de llegar a cubrir su esclerótica.
-¡Nos sunt successores pater noster Lucifer!- dice Lilith con un tono casi espectral, de ultratumba o demoníaco, y luego cae dormida al pasto.
Aaron no entendió nada de lo que dijo su hermana, dedujo que era una especie de idioma antiguo, tal vez latín, pero hizo poco caso al ver que ella no se despertaba. La comenzó a mover de forma brusca y casi a gritos le decía: -¡¿Lilith?!, ¡hermanita!, ¡hermana!, ¡despierta mi pequeña!, por favor...-.
Lilith se empieza a mover y como a despertar, pero abre aterradoramente sus ojos que seguían en negro y alza la voz: -¡Tu es diabolus, ego sum diabolus!-. Al recitar esto, inhala bruscamente, comienza a toser y se sienta asustada mirando para todos lados, como si no supiera en donde estaba. Aaron dio un suspiro de alivio al ver que su hermana había vuelto, intentó tranquilizarla girando su cara para centrarla.
-¿Estás bien?- le preguntaba mirándola a los ojos para comprobar que los tuviera en normalidad. Lilith se lanza a sus brazos asustada y desconcertada, no entendía nada, sentía mucho frío, sus manos y nariz estaban rojas del mismo frío y con un poco de dificultad le dijo a Aaron: -¿Qué pasó?, ¿en donde estamos?. No entiendo nada... Me duele la cabeza, estoy mareada y siento náuseas... Estoy asustada...- se lo decía mientras lo tenía agarrado muy fuerte. No le daba opción para que él la soltara, porque enganchó sus piernas a su cintura y tenía sus brazos amarrados a su cuello. Aaron sólo la abrazó fuerte para brindarle seguridad y protección, mientras seguía pensando en qué había pasado hace un rato.
A ella le salieron un par de lágrimas y Aaron en un tono suave y tierno le dijo: -Todo está bien, no te preocupes, pequeña, todo está bien...-. Le acarició el cabello hasta que logró sentir que la respiración de ella se calmó y ya no lo apretaba tan fuerte.
-Vamos, te llevaré al auto e iremos a casa. Creo que es lo mejor, necesitas descansar-. La toma en sus brazos con fuerza, sin apretarla demasiado, pero sin hacer que se sintiera desprotegida y la llevó hasta el auto.
Llegando al auto, la ayudó a subir y le recordó que se pusiera cinturón, pero antes de dejarla, ella habló: -¿No me dejarás sola?- dijo mirándolo fijamente con sus ojos cristalinos en lágrimas, tomando su rostro entre sus congeladas manos.
Aaron sintió un golpe de dolor desgarrador en su pecho al ver a su pequeña Lilith así. Conteniendo sus lágrimas, pasando saliva para bajar el nudo que se hallaba en su garganta, le contestó con la voz quebrada: -Jamás te dejaré sola, estaré siempre contigo. Eres lo único que me queda de nuestra familia- dijo Aaron tratando de sonreír y recordándole que todo estaría bien.
Dio la vuelta para llegar al puesto del conductor y así encender el auto, para poder dar el aire acondicionado y evitar que Lilith se congelara de tan fría que estaba. La pobre parecía un cadáver, pero aún con palpitaciones. Finalmente, Aaron se puso a conducir rumbo a casa, centrado totalmente en el camino a recorrer, pero con la mente sumergida en pensamientos oscuros y ambiguos de preocupación.
Lilith sólo mantenía la mirada baja y se acurrucaba en el asiento, intentaba secar sus lágrimas a medida que ellas caían humedeciendo sus pálidas mejillas. No dejaba de pensar en lo antes pasado, se decía a ella misma: -Sé lo que tengo, pero, ¿cómo lo controlo?, temo que vuelva a pasar. ¿Cómo se lo diré a Aaron?. Él pensará que soy algo rara, o peor aún, me considerará un peligro...-.
Lilith se quedó mirando por la ventana intentando apreciar la puesta de sol, que se veía de tonalidades grises y oscuras, porque se aproximaban nubes cargadas en lluvia.
Aaron que conducía, miraba por el espejo a Lilith y notaba su expresión de tristeza y dolor en su bello rostro. Retorcía el volante del auto por el dolor que sentía en su interior, apretaba sus párpados para evitar humedecer sus radiantes pestañas en gotas de sufrimiento. Le daba rabia e impotencia ver a su hermanita amada así y no poder hacer nada para animarla, por eso, en vez de hablarle a ella, sólo hablaba con su mente, para no hacerla sentir peor de lo que ya estaba.
-Yo sé lo que pasó, pero agh... No sé cómo decirle. Esto me preocupa demasiado, si le pasó una vez, le pasará otra más... Ay, mi pequeña, aún no te lo he dicho todo-.

Los Demonios También Pueden EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora