Capitulo [10]

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 "¿Ganamos?" Pregunto Keith. ¿Habían ganado? En ese momento la grieta se había cerrado y su enemigo había quedado dentro y sin forma de escapar 

Gritaron de alegría, habían ganado, la emoción palpable en el ambiente fue cortada de golpe cuando notaron la falta del castillo y las personas que ahí los esperaban.

"¿Coran? ¿Lance? ¿Dónde están?" Cuestionó la princesa, ¿acaso se habían ido? La duda revolotea en la mente de los paladines sin embargo no se les permitió pensar mucho pues al momento una nave voló cerca suyo llamando su atención ya que esta no parecía Galra ni nada por el estilo, intentaron comunicarse con ella y cuando por fin la llamada fue atendida, el silencio perduró por varios minutos cuando la imagen de un muchacho castaño fue mostrada ante sus ojos.

"¿Matt?" El asombro en la voz de Pidge se escuchó por aquellos transmisores.

"¿Katie?" Confundido pregunta el castaño, que hacia su hermana ahí, en el espacio, en un León gigante. Leones gigantes... Santa Virgen de la papaya, su hermana era parte de Voltron. "Katie, ¿Qué significa esto?" Por dios, que tanto se había perdido.

"Oh, sí, eso, ¿te gusta mi bebe?" Pregunta dando una leve caricia en los controles.

"¿Que si me gusta?, claro que me gusta pero ¿qué paso con ustedes?" La pregunta desconcertó al equipo quienes mostraron una clara mueca confundida.

"Si es porque probablemente nos vemos desastrosos es por que estuvimos peleando hasta hace como diez minutos" Aclaro Hunk.

"No, no es por eso. Chico desaparecieron por dos años, se les daba por muertos" Confeso Matt totalmente serio.

"Dos años" Esa cifra retumbaba en la mente de los paladines, estuvieron fuera por dos años.

"¿Y Lance?" Pensó Keith preocupado, ¿que había sido del?, ¿de Coran?, ¿del castillo?

Por otro lado, nuestro moreno personaje se hallaba en problemas.

El frio calaba sus huesos, las pocas prendas que poseía no permitían que el calor se quedara en su cuerpo, había logrado escapar, en el momento en el que su cuerpo reacciono antes que él. Cuando su mente por fin se puso a raya con su cuerpo ya estaba fuera, con la adrenalina corriendo en sus venas y una pequeña nave Galra en su poder.
Varias veces antes de eso había intentado huir logrando llegar hasta la salida de la zona en la que lo tenían pero al final era atrapado y torturado el doble sin obtenía nada de ello. Ya simplemente no lo hacía, se dejaba hacer sin resistirse.

Sus emociones dejaron de interferir en sus pensamientos cuando el frio llego a bajar casi congelándolo vivo, la oz de la muerte había pasado tan cerca suyo que su mente cambio; antes lograba ver una posibilidad en millones pero ahora su mente veía cada ruta de escape posible, miles de situaciones, 'instinto de supervivencia' era como algunos le llamaban.

Una pequeña cueva se volvió su refugio luego de un par de día logró pescar algo en el agujero que había hecho en el suelo, no era grande a penas y media lo mismo que su antebrazo pero gracias a aquel pequeño agujero iba a poder tener algo decente en su estómago por primera vez después de meses.

No iba a mentir, le había costado acostumbrarse a ese tipo de vida, más que nada al sobrevivir completamente solo, por más que le costará admitirlo, no le gustaba estar en soledad, más que nada el hecho de no poder hacer reír a alguien más, pues aquel no tan pequeño ser que había adoptado cual mascota no se reía de sus malos chistes, pero le hacía compañía y con eso le bastaba por ahora.

El pequeño ser, con apariencia de oso polar excepto por las alas que salían de su espalda, le llamo la atención con un gruñido, acercándose a él y posando su cabeza bajo la mano del moreno en busca de una muestra de afecto. Acaricio debajo y alrededor de su oreja confortando un poco al pequeño animal. Tenían que moverse, había pasado unas tres semanas desde que había escapado y necesitaba encontrar una civilización era vital para abastecerse un poco y reparar la nave en la que había llegado.

Se colocó de pie, dispuesto a caminar, recorrió varios metros en los cuales encontrar poco más que nieve y más nieve, aunque ni siquiera estaba seguro de que fuera aquello, era más como diamante en polvo.

Después de recorrer quien sabe cuántos kilómetros llego a un pequeño pueblo donde los habitantes más que mirarle extrañado o de mala manera le recibían con una sonrisa y amables preguntas como '¿te encuentras bien?' o '¿necesitas algo?' Y a pesar de no entenderles reaccionó como le parecía mejor, asintiendo y sonriendo como si realmente comprendiera lo que decían.

Finalmente después de un corto lapso de tiempo dio con un pequeño mercado e ingreso encontrándose con muchas variedades de comida.

El dueño del lugar era de la tierra, y por lo que entendió había sido abandonado por sus acompañantes en una misión, estos habían sufrido un accidente como lo había hecho Lance, cuando su nave se estrelló uno de los motores dejo de funcionar, le habían mandado a él por provisiones y herramientas y él lo hizo más cuando fue momento de volver ellos le dejaron, luego de una semana se le dio por muerto.

El joven, que aparentaba ser un poco más grande que Lance, le recibió con aprecio pues a pesar de que ahora tenía diecinueve años su cuerpo seguía siendo tan pequeño y delgado debido a la desnutrición que sufrió durante el último tiempo.

"Hola, ¿estás de paso?" Negó levemente con la cabeza, estaba agotado y congelado, sus labios se encontraban de un leve tono morado y su piel pálida. El joven se acercó y toco su rostro. "¡Oh, dios!, estas helado" El chico de pelo blanco le jalo hasta una puerta detrás de él mostrador esta conectaba con la casa del muchacho.

El joven lo guio hasta un baño donde le proporcionó ropa y un toalla. Lance le miro confundido, aquel chico parecía ser muy amable.

"Dúchate te preparare algo para que entres en calor" Dijo y salió del baño. Tal vez podría ser su amigo.

𝚈𝚘𝚞 𝙰𝚛𝚎 𝙽𝚘𝚝 𝚃𝚑𝚒𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora