Cap. 1

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7 de Junio del 2018, 16:28hs

Emilie.


Estoy a dos horas de regresar a mi hogar,mejor dicho la que era mi hogar, porque ya no lo siento de esa forma, ahora solo es una casa más, la casa de mi padre.

La última vez que estuve en esa casa recuerdo que mi padre no estaba, me despedí de todos, de mis amigos, todos y cada uno de ellos, mi padrino, mi madrina, mi nana y javier, excepto de mi padre, al salir no mire atras, solo me fui, no deje una nota o una carta, no deje nada, solo me marché con mi madre a Italia, nunca me llamó para preguntarme donde estaba, espere que lo hiciera pero nunca paso, símplemente nunca llamó.

Es ahora cuando me cuestiono el porque estoy en camino a ver al hombre que nunca se preocupo por mi, al que solo le importa su trabajo, estuve apunto de no subir al avión ocho veces y bajar de él otras diez, pero pienso en lo que me dijo mi madre y desistí de la idea de no ir.

Regreso no solo por mi padre, tambien lo hago por mis amigos, los únicos y verdaderos amigos que tengo, la única familia que tengo son mi tía y primos de parte de mi madre que viven en Italia, mi padre es hijo único y sus padres, los cuales nunca conocí personalmente, murieron.

Paso la ultima hora pensando en todo lo que viví en Londres, siempre tuve una vida feliz pero a medias, nunca fui plenamente feliz, si tengo que reconocer que viví momentos felices, pero mi día nunca podía terminar con las únicas dos personas que amaba porque siempre faltaba una y esa persona siempre era mi padre, el cual siempre estaba trabajando, al final solo éramos mi madre y yo.

Al bajar del avión y tener mis maletas conmigo, salgo del aeropuerto, tomó un taxi hasta la casa de mi padre.

por cada calle que pasamos vienen a mi mente un que otro recuerdo de alguna de las aventuras que viví junto a mis amigos, pasamos por uno de los cines más antiguos de Londres, recuerdo que con mis amigos veníamos todos los viernes por la noche, también pasamos por uno de los parques de atracciones más visitados no solo por los ciudadanos de Londres, también por muchos turista, mis amigos y yo no éramos la excepción ya que pasamos dias enteros dentro de ese parque, pasamos por muchos centros comerciales, en los cuales pasamos muchas tardes, tambien pasamos por varios parques, en cada calle de Londres tengo una anécdota diferente, paso todo el camino pensando en las personas que me secaban las lágrimas, hacían que me ria, los que siempre estaba para mi cuando mas lo necesite.

Al llegar a mi destino bajo del taxi junto con mis maletas, toco el timbre y espero que abran la enorme reja que está delante mio, solo pasaron un par de minutos para que Sara, mi nana, salga a abrir la puerta.

-¿Que se le ofrece jovencita?- pregunta sara viéndome a los ojos

sonrio por el simple hecho que después de cinco años la tengo delante mio, la extrañe tanto.

-Que me regreses el bat de béisbol que me regalaste por mi cumpleaños, lo que se regala no se devuelve, es una regla nana no la puedes romper, puedes ir presa sino me lo regresas- respondo a su pregunta recordado la vez que rompí el florero favorito de mi madre por jugar con el bat que ella me regalo

Me mira con asombro y un par de lágrimas se asoman por sus hermosos ojos verdes, sin esperar un segundo más me abraza como si su vida dependiera de eso, le correspondo el abrazo ya que yo tambien la extrañe mucho.

-estoy tan contenta por verte otra vez pequeña- dice Sara al separarse de mi solo para seguir viendome

-Yo igual nana, solo vine a romper unas cosas más durante la madrugada solo para que Javi intente repararlo o simplemente lo entierre en el patio junto a las otras cosas que rompí- le digo sonriendo mientras caminamos la poca distancia que hay de las rejas a la casa, con las maletas en mano.

El último adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora