5 AM
Tras dos horas al galope mezclado con la caminata, arribaron al lugar de la carrera. Los ojos de Diego se fijaron en los detalles que estaban estrictamente preparados y listos para comenzar todo en una hora más. Habían cerca de veinte caballos con sus respectivos dueños, entre los cuales claramente ninguno tenía cara de buen ciudadano. Quizás el rubio ya se estaba arrepintiendo de su decisión pero la imagen de la felicidad de Daiya estaba primero, acompañada de su determinación. Paseaba a Silver entre sus contrincantes, hasta que el banderista le llamó a inscribir el nombre del caballo, el de él y alguna marca distintiva que caracterizaba a su equino para evitar trampas en el camino.
— Soy Diego Brando, por favor señores no me subestimen. —Su frase célebre y orgullosa era siempre aquella, cómo le traía tan buenos recuerdos. Mientras los últimos competidores se acercaban para inscribirse, Diego llevó a Silver Bullet del cabezal para recorrer parte del terreno, a pesar de que la luz de la mañana aún no nacía, unos postes de madera con bombillos ayudaban con la iluminación del lugar. Notó que habían dos hombres uniformados custodiando un carruaje de alta burguesía, quizá allí se encontraba el patrocinador de dicha carrera.
— ¿Acaso es un magnate? ¿Qué ganaría con esta carrera ilegal?— Pero como a él no le importaban los de seguridad, se paseó muy cerca del carruaje, siendo vistos por los celestes ojos de una encantadora jovencita que estaba dentro de éste.
— Papá, mira ¿Quién es ese muchacho tan bien parecido?. . .¡Quiero bajar!—Decía ella, claramente con voz de niña mimada, que sin duda alguna a Daiya le daría una comezón de tan sólo mirarla.
— No te apures Lisbeth, respeta las reglas, hija mía, por eso hemos organizado este Derby, para escoger al jinete más veloz para que además de ser tu instructor de equitación personal, sea tu esposo también. Ninguno te gustó de las quince últimas carreras que realicé.— Esa voz ronca le respondió a la chica rubia de cabellos rizados.
—¡Mm está bien! —
Mientras tanto, Diego vagaba por ahí hasta que la hora se acercó, dejando a Silver pastar y beber un poco más para resistir la primera parte de la carrera. Luego de que sonó una campanada, el banderista llamó a todos los jinetes por el nombre, indicándoles que se prepararan en la posición de salida con sus caballos. Habían treinta jinetes en total de distintas etnias, clase social y costumbres y nuestro formidable rubio se encontraba en el quinto lugar.
— Prometo que ganaré por tí, Daiya, para que vivamos felices juntos. . .te lo dice este dinosaurio. — Apenas terminar la frase, el balazo que indicaba el inicio, alborotó a los caballos pero menos a Silver, que poco a poco tomaba la delantera entre todos.—¡Vamos Silver! ¡Hya! — Tras él iban ocho caballos galopando a toda velocidad tratando de adelantarle, pero Diego sabía muy bien cómo dominar su propio riel. Silver Bullet corría sin parar, dejando atrás a los otros contrincantes que maldecían e intentaban adelantarlo para hacerle caer en alguna trampa.
— Vamos amigo, tú puedes.— Sólo los pies de Diego iban apoyados en los cortos estribos, con los muslos elevados y su torso bajo para hacerle sentir menor peso al equino.6:05 AM Casa Higashikata
Daiya se despertó temprano ese día, mientras se estiraba y espabilaba, le deseó buenos días a su novio y le abrazó, pero luego se dió cuenta de que no había respuesta proveniente de ese bulto.
—¿Diego?— Corrió la cobija y encontró solo almohadas. —¡Diego! — En ese momento, la desesperación entró en Daiya quien se levantó en bata exclusivamente para buscarle por todos lados, en la cocina, en el baño, en el otro cuarto, en la huerta, en el campo, y finalmente en el establo. Silver no se encontraba allí y temió lo peor. Ya cuando sus ojos se aguaban en lágrimas al pensar que la había abandonado, se encontró con algo blanco en el suelo, lo cual recogió, era el papel del Derby pero ella por más que intentaba concentrarse, no lograba ver nada.
—¿Qué es esto? — Al final no logró saber lo que era, pero guardó dicho papel para intentar leerlo con anteojos, aunque en nada le ayudaba aunque tuvieran el máximo aumento, seguía viendo igual de pésimo. — ¡Diego! ¡Diego no me abandones mi amor!— Daiya estaba ya camino a la cabaña, resignándose a la pérdida, pero en la cocina, al encender la radio la cual no había sido cambiada de emisora, estaban narrando una carrera clandestina.
—¿EH?. . .— La chica se quedó escuchando al narrador, el cual dijo que el caballo número ocho estaba a punto de alcanzar al caballo número cinco que correspondía a Brando. — ¿Brando?. . .¡Diego!— Justo cuando se puso de pie con los nervios de punta, un mareo la invadió por completo, pero logró sujetarse de la mesa en donde estaba el pan del desayuno, su favorito, generándole un asco tremendo.
— Agh. . .joder. . .¿Qué me pasa?. . .—Estando sola, se sentía demasiado desprotegida sin Diego, pero no indefensa. — Diego. . .p-por qué me has hecho esto...me prometiste que...no irías. . .—
#DERBY#
Diego iba aún en primer lugar, pero muy cerca de él, casi a un caballo de distancia, iba el jinete número ocho con ganas de sobrepasarle a como dé lugar.
—¡Mierda no debo permitirlo!
—¡Bastardo vas a perder de algún modo!
—¡Eso lo veremos! — Diego arreó a su querido amigo aumentando la velocidad y por ende el esfuerzo y sudor de Silver, mientras se aproximaban ya al punto de descanso, al primero, aunque le llevaría otra hora más el llegar, pues eran cerca de 22 kilómetros a recorrer y tres veces por lo que no debía desconcentrarse bajo ninguna cosa. Cerca de ellos iba el carruaje, movilizándose hacia la meta para recibir al ganador antes de que todos llegasen, pero faltaban demasiadas horas para que la carrera terminara.La chica del carruaje quedaba muy al pendiente de la posición de Diego, quería que él ganara a como dé lugar, y no solo por el dinero, sino también por interés propio.
En algún momento de la carrera, Diego se sentía observado pero pensaba que sólo estaba delirando. Uno de los caballos cayó en la carrera y quedó fuera de ésta, quedando sólo veintinueve participantes en dicho Derby, ningun caballo iba demasiado lejos del otro y para Diego, esto era un problema enorme, pero confiaba en su caballo que galopaba veloz, dejando las marcas de las herraduras sobre la mojada tierra, apresurando el paso tan solo para llegar de una vez al punto de descanso, lo necesitaba, necesitaban ambos beber algo de agua en el camino pero no se lo permitirían en la primera fase.
— "Daiya. . .¿Cómo estarás?..."— Pensaba Diego en su mente concentrada en el camino, todo lo hacía por ella ¿Quizá estaba preocupada? ¿Aún no se daba cuenta y seguía dormida? ¿o triste? pero jamás pensaba lo peor.
Cuando faltaba media hora para llegar al punto de descanso, Diego hizo a su caballo ralentizarse un poco, dándole ventaja al caballo número ocho de sobrepasarlo.—¡JA! ¡Perdedor! — Le gritó el otro jinete pero Diego no le respondió nada, tenía todo calculado y también tenía que pensar en el bienestar de su mejor amigo el cual le hizo llegar, pasados aquellos minutos hacia el descanso. Allí el chico le hizo beber una cubeta grande con agua y comer mucha avena con heno.
— Come, en la segunda fase iremos normal, pero en la tercera, por favor amigo, da todo de tí, por Daiya, te prometo una novia si ganas. — Bromeó, a lo que Silver sólo relinchó al comer.
— Nos espera un largo camino por delante, todo sea por tí, Daiya. . .para que tus bellos ojos puedan ver la luz del sol con claridad y no tras un espejo de cristal empañado, no te lo mereces. . .
En tanto, Daiya miraba el día difuso por el ventanal, preguntándose por el paradero de Diego, realmente se sentía pésimo, pero no sabía si era por él o por el dolor en su vientre o ambas cosas juntas, mejor pensaría en no preocuparse tanto por él y que volvería aquella misma noche sano y salvo.Continuará.
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La dama y el Ráptor.
RomanceJojo's Bizarre Adventures Daiya x Diego Crossover . Tiene +18 En el cap 4. Es bajo tu propia responsabilidad. Personajes por ahora: Diego: Un joven que practica la equitación y que corre en carreras Ilegales junto a su caballo Silver. Daiya: Joven c...