Paradójicamente

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JOHANNA

- Bueno, digamos que sí.

Briana me mira a los ojos mientras suspira y se prepara para desvelarme uno de los secretos mejor guardados que me han rodeado a lo largo de toda mi vida.

La verdad no sé que espero que me diga, ya de por sí me resulta raro que esté aquí y esté dispuesta a hablar conmigo como una persona normal.

Bueno, os pongo en sintonía.

Cuando tenía catorce años Bodrick y yo no éramos más que mejores amigos y junto a Jess, Bren, Trevor y mi hermana formábamos el grupo de los seis salvajes sassenachs, hijos o nietos de algún inglés, se nos conocía así en todas nuestras casas y era algo que no nos importaba ya que éramos unos críos que solo pensaban en ellos.

Una noche de tantas en la que estábamos juntos ante el hogar en la casa de Bodrick, mi hermana comenzó a hacer tonterías junto a Trevor para hacernos reír a los demás y mientras ella daba vueltas sobre sí misma, chocó con la otra Amanda, la hermana de Jess, y sin ella pretenderlo volcó sobre ella un vaso lleno de cerveza que le llevaba a su padre.

Comenzó a volverse loca, como es ella, pero aquella vez perdió el juicio, agarró el vaso y se lo lanzó a mi hermana a la cabeza, aparte de insultarla como solo ella sabe y aquello fue suficiente para que yo saltara y defendiera a mi hermana, además de que el resto se relegó junto a mí, más para defender a Amanda de un posible ataque mío, pero a fin de cuentas junto a mí.

Amanda y yo comenzamos una pelea pero sin llegar a las manos porque ella sabía que tenía las de perder y yo tampoco quería liarla en exceso ya que aquella tarde Jessica y yo ya habíamos sido regañadas por nuestro padres por pasarnos de la raya practicando con las espadas.

No era inusual vernos a Amanda y a mí discutir, todos sabían que no nos llevábamos bien, no era ningún misterio y por eso nunca se metían ni intentaban pararnos, sabían que el resto no iba a dejar que pasara nada. Pero aquella vez, Briana se posicionó junto a Amanda y me cruzó la cara de un manotazo.

Tras aquello, yo no sabía cómo reaccionar, no me lo esperaba y tampoco nadie de los que estaban en aquel salón. Pasado el shock, sentí como alguien me cogía el brazo, me posicionaba detrás, cubriéndome con su cuerpo y se enfrentaba a Briana.

Era Brendan.

Sé que todos esperabais que fuera Bodrick, pero él estaba tan chocado que no reaccionó hasta que llegó mi madre y se enfrentó a Briana por haber tenido la estúpida valentía de golpear a su hija. Tuvieron que llegar todos nuestros padres para poder alejar a mi madre de Briana, no la golpeó pero la hizo sentirse la mujer más miserable del mundo.

Tras hacer una explicación rápida a todos los adultos por parte de Amanda y otra por parte de mi Amanda, Briana me gritó ante todos que me alejara de sus hijos, que era un enviado del diablo y que acabaría destruyendo la vida de todo aquel que me quisiera.

Cuando finalizó aquella confesión, recibió una bofetada que la tiró al suelo. Agarré aquella mano y le pedí a Bodrick que se calmara, ya que hiperventilaba, le dije que aquello no importaba aunque por dentro me moría por irme a mi habitación a llorar, pero debía ser fuerte para que mi amigo no odiara con todas sus fuerzas a su madre desde ese momento.

Bodrick le dijo todo lo que pensaba a su madre, me cogió de la mano y me sacó de allí. Paradójicamente, el odio de su madre hacia mí, hizo que nos uniéramos más.

- Jamás me he perdonado por lo que hice aquel día contra ti. - Veo que le cuesta abrirse y contarme esto. - Jamás he dejado de quererte, Johanna. - Esto sí que me pilla de improviso y hace que sonría escéptica mientras me siento en una silla frente la cama. - Comprendo que no me creas, que digo, me asustaría si lo hicieras. Llevo mintiendo tanto tiempo que ni yo misma sé lo qué es verdad en mi vida y qué una farsa.

No te dejaré, no otra vez. Guerreras Maxwell. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora