Como la palma de mi mano

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Johanna

Me tenía contra el árbol, besándome como solo él sabía. Me estaba haciendo sentir, de nuevo, esas malditas mariposas que dice la gente, a las cuales yo llamo: nervios.

Pero eso no importaba Bodrick estaba besándome, después de cinco años, después de pasar un verdadero infierno, él estaba haciendo lo mismo que nos llevó a los dos a la más absoluta desgracia.

Y aunque lo estoy disfrutando como nunca antes, no puedo permitir que me nuble el juicio. Sufrí por amor una vez y no lo volveré a hacer y menos por el mismo hombre.

Me gustaría deciros que olvidé el mundo exterior y me centré en ese beso y lo hice, os aseguro que lo hice, pero el maldito recuerdo de esa noche llegó a mí.

Cinco años antes

- Cariño, por favor, relájate. Deja que se explique, quizás no es.. - Jessica está intentando calmarme y desde luego intentar defenderle no es la mejor opción. La freno antes de que diga la típica frase de que quizás no es lo que parece. Pero yo lo veo muy claro y no pienso atender a razones.

La razón por la que se ha callado, por la que he conseguido que deje de hablar es porque he cogido un precioso jarrón de porcelana y lo he estampado contra la pared.

Me siento cabreada, dolida, indignada, humillada y sobre todo traicionada y el hecho de que Jessica no me entienda me cabrea aún más.

Al estampar el jarrón veo como los ojos de Jessica se abren como platos y siento una satisfacción inmensa a pesar de como me encuentro. No me veo por fuera pero por la cara de Jessica debo parecer una desquiciada y no me sorprendería verme así porque así es como me siento.

Continuo lanzando cosas a todas partes, destrozándome junto a ellas. Jess ya no dice nada, nunca me ha visto así y ciertamente yo tampoco.

En cuanto comienzan a escasear las cosas que puedo estampar contra la pared, se va desvaneciendo esa rabia que me consume y se va convirtiendo en tristeza, hasta que con el último jarrón en las manos me derrumbo y caigo de rodillas.

En cuanto dejo el jarrón a un lado Jess ya está junto a mí. No me pregunta, no habla solo me deja llorar en su hombro porque sabe lo que he perdido y que de esta no me recupero.

Actualidad  

Pero me recuperé y no pienso dejar que me utilice como aquella vez. No le dejaré, no otra vez.

En cuanto me repongo le doy una patada entre las piernas y me suelta. Está retorciéndose en el suelo y no puedo más que poner mi cara de mayor indiferencia, aunque por dentro me esté destruyendo otra vez.

- No vuelvas a tocarme, no vuelvas a acercarte a mí con esas intenciones. Me utilizaste una vez y solo una, no te lo voy a volver a permitir.

< Estoy segura que tienes a cientos de mujeres detrás de ti, pero te puedo asegurar que yo no voy a ser una de ellas. Y cuando te dije que podíamos ser amigos, me refería solo a eso: amigos.

< Pero me acabas de demostrar que eso jamás va a poder ser posible, asique como te dije hace dos semanas: tu por un lado y yo por otro. No pienso estropearle la boda a mi hermana y menos por tu culpa.

Todas y cada una de las palabras que han salido de mi boca son una sucia mentira, pero esto es lo mejor para mí. No puedo sufrir otra vez porque de esta sí que no podría salir.

No te dejaré, no otra vez. Guerreras Maxwell. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora