Paciencia

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Johanna

La paciencia no es mi fuerte pero cuando quiero puedo llegar a ser muy paciente.

Jess y yo llevamos más de dos horas en una posición maniquí, en la que estamos con los brazos extendidos y sufriendo por los pinchazos de los alfileres.

Jess lo tiene más fácil debido a que ella utilizará el vestido de bodas de su madre, pero yo no corrí esa suerte. Cuando le dije a Gigi que me ayudara a encontrar un vestido, instantáneamente comenzó a gritar el nombre de mi prima por todo el salón y gracias a eso todo el castillo se enteró de que no tenía vestido, en consecuencia, todas las mujeres de mi confianza se embarcaron en la difícil tarea de encontrar un vestido para mí.

Hasta que se decidieron por uno, aunque solo fue para probármelo ya que no les gustó después, tardaron dos días. Y bueno aquí estoy en posición maniquí esperando a que terminen de arreglar el definitivo.

- Mi paciencia tiene un límite mamá.

- Lo sé cariño, tenemos el mismo problema.

Sonrío a mi adorada madre porque sé que tiene razón, apostaría mis habilidades en la lucha a que ella es incluso peor.

- No te quejes porque es culpa tuya al no haber pensado en el vestido antes.- Me recrimina mi ex-cuñada y ruedo los ojos.

- Tampoco es que supiera que necesitaba dos vestidos, uno formal para la ceremonia y otro "atrevido" para el convite.- Hago comillas porque según ellas mi vestido tenía que ser atrevido para que fuera acorde con mi personalidad. No me quejé ya que no pensaba ponerme uno de los típicos vestidos que se ponen las escocesas de hoy en día.

- Hazme caso hermana, yo tampoco tenía ni idea y soy la novia.

Todas nos miramos cómplices y comenzamos a reír cual subnormales. En la habitación estábamos los dos sujetos de prueba, o sea, Jessica y yo. Mi madre, mi tía, Gigi, mi prima, Samma e incluso Amanda estuvo al rededor de la primera media hora y en cuanto vio que se iba a largar el asunto huyó como cobarde y que envidia, ojalá pudiera yo salir huyendo de estas y su pasión por vestirnos.

- Olvidemos vestidos y bodas por un rato- dice Samma bastante cansada de tanto alfiler.- Estoy hasta el moño de que todo el mundo hable de lo mismo. Si no es la boda es de ellas- dice señalándonos antes de lanzarse a la cama de la habitación de Gigi, que es la más grande de todas. Incluso que la de Jess.-Hablemos de hombres.

- No sabes lo que es estar dos horas en la misma posición, amor.- Dice Jess bajando los brazos y protestando después, supongo que se habrá clavado algún alfiler. - Y obviamente todas sabéis cual es el chico que me gusta asique empezáis vosotras.

- A mi me gusta Kail, aunque eso ya lo sabéis- dice Gigi con una sonrisa triste - Que por desgracia es hermano de mi marido y encima gay. No me molesta que le gusten los hombres ,obviamente, pero me gustaría que no fuera así por lo que ya os imaginareis. -Termina con una mirada de lo más triste.- Y tengo realmente mucho miedo de que su hermano se entere de eso, si lo hace, él lo perderá todo y con ello la vida.

- No perderá nada porque nadie se va a enterar pero si se enteran nosotras nos encargaremos de que se encuentre perfectamente - añado para que todas estén tranquilas. Y todas asientes completamente de acuerdo con lo que he dicho. Todas queremos mucho a Kail y ninguna permitiremos que le hagan nada nunca por su sexualidad.

- Yo estoy completamente enamorada de mi marido.-Dice mi madre y no no puedo más que sonreír y mirarla con adoración. Mi tía se le une y dice los mismo pero refiriéndose a su marido.

- A mí me gusta Travis pero todas sabemos que él jamás se fijaría en alguien como yo. A él le gustan chichas como vosotras - dice señalándonos a Jess y a mí - no chicas que les gusta estar seguras en sus casas y cosiendo y esas cosas.

No te dejaré, no otra vez. Guerreras Maxwell. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora