↬│ Chapter 3.

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Me quedé parada unos instantes frente a la cafetería.

Vi que en la puerta había un cartel muy colorido, en el que ponía: '' ¡Se busca personal! '', dudé unos instantes si entrar o no.

No tenía mucho dinero que digamos, así que debería intentar ser contratada.

No puede ser muy difícil. Solo es responder unas preguntas y ya, ¿no?


Finalmente, me decidí a entrar de una vez. La campanilla de la puerta sonó en cuanto la abrí.


El lugar no era muy pequeño, pero tampoco demasiado grande. Lo ideal, supongo. La paredes eran blancas, pero casi no se veían debido a las diversas decoraciones que había colgadas. Menús, fotos, cuadros, algunas luces, etc.

La mesas eran redondas, y con cuatro sillas cada una. Todas iguales. Había bastante espacio entre mesa y mesa, más que suficiente para que ningún patoso o patosa se tropezara con las sillas.


En la barra había una mujer rubia algo mayor, y con un horrible sentido de la moda, a mi parecer.

En otro lugar del establecimiento había un chico de rasgos asiáticos que vestía lo que parecía el uniforme de la cafetería. Estaba tomando nota de los pedidos de un par de clientes que estaban sentados en una mesa algo alejada.

La mujer carraspeó y me preguntó que qué deseaba pedir. Le comenté que no venía a tomar nada, sino por el trabajo. Ella puso una cara de pocos amigos y me dijo que la siguiese a una mesa para hacerme una ''entrevista''.

Fueron varias preguntas. Contesté lo más sincera posible, quería el trabajo pero tampoco iba a decir que soy experta en esto, cuando apenas se dar dos pasos sin caerme de culo al suelo.

Cuando terminó de hacerme las preguntas, me dijo que le parecía una persona bastante cualificada para el trabajo, y que se pensaría si contratarme o no.

Antes de marcharme, el chico asiático se despidió de mí con la mano y me sonrió levemente. Yo hice lo mismo y me fui.

Al salir del establecimiento, me di cuenta de que estaba anocheciendo. Debería buscar un lugar donde pasar la noche.

Vagaba sin rumbo por las desiertas calles de la pequeña ciudad, el sol ya se había escondido, y ahora era la luna la que se encontraba en el cielo.

Cuando pasé por las afueras de un parque, un ruido llamó mi atención. Se trataba de un pequeño gato abandonado. Parecía estar helándose por el frío.

Este me recordó tanto a mí... Solo, y sin hogar.

Mis mejillas se empaparon por las gruesas lágrimas que salieron de mis ojos sin que me diese cuenta. No puedo seguir viviendo así, no conozco a nadie, no tengo a nadie.

Este no es mi lugar. Siento que debo volver a algún sitio, pero... ¿Adónde?


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