↬│ Chapter 10

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Al recordar esto me quedé consternada. ¿Cómo es que se me había podido olvidar algo así? Olvidar lo inolvidable... 

Me encontraba en la cama de mi habitación, abrazando un cojín con fuerza. A mi lado se encontraban los libros que Ykhar me prestó días atrás. Quise leer antes de dormir para distraerme de todo un poco.

Comencé a llorar, interrumpiendo mi lectura. Pensé que ya había superado esta etapa, y que sería fuerte y que ya no lloraría más, que eso eran cosas que quedaron en el pasado, pero no. Sigo siendo débil y necesito apoyo.

Sabía perfectamente que ya eran altas horas de la madrugada y que todos estaban durmiendo y no debía incordiar, pero yo no podía dormirme, al menos no sola. Me levanté de la cama para después abrir la puerta. Me giré y eché una mirada al broche encima de mi pequeña mesilla, a medio arreglar. Aún con las lágrimas resbalando por mis mejillas dudé en si cogerlo o no. Caminé lentamente y lo agarré, y lo puse a la altura de mi corazón, como si significase más que un simple regalo.

Abrí la puerta decidida y caminé descalza por el frío suelo del pasillo, hasta que paré en seco, ¿quién iba a querer recibirme en su cuarto? Casi nadie me aguanta, no me quieren ver ni en pintura... Pero a pesar de eso no di marcha atrás, me mantuve firme a mi idea. Podría haber ido a la habitación de Ykhar, obviamente, pero durante estos últimos días ha estado trabajando muy duro y ahora necesitaba dormir, no quería molestarla, sabiendo que arruinaría su sueño y no quiero que se enfade conmigo, aunque ella sea la única persona con la que pueda hablar libremente y sentirme a gusto...

Después, pensé en otra persona distinta. Quizá no era la mejor opción, pero era la única que me quedaba. La otra persona que estaba en mi corazón, Nevra. Me acerqué hasta su cuarto y di unos leves golpes a su puerta con el corazón en un puño. Seguramente no sea bienvenida, ya me lo había dejado claro antes, pero aún así, tenía que probar suerte. El que no arriesga no gana.

Al ver que nadie contestaba, llamé de nuevo. Permanecí varios minutos ante la puerta de su habitación, mirando a la nada. Probablemente Nevra o no estaba, o no quería abrirme.

Dándome ya por vencida, apoyé mi frente en la puerta. Me sentía miserable, y comencé a llorar otra vez, era tan idiota... Teniendo que acudir a él, el que días atrás me dijo que no le volviese a hablar más, y el que me ha ignorado durante toda esta semana. 

Mientras seguía pensando en mis desgracias, escuché unos pasos, como de alguien entrando al pasillo. Lo mejor sería esconderme antes de que me vean y volver a mi cuarto, para intentar dormir, pero no, no quiero.

Erika, ¿qué ha pasado? ━Nevra se acercó a mí  a paso rápido nada más verme, y puso una mano en la frente, tomándome la temperatura y asegurándose de que no tuviese fiebre ni nada por el estilo. ¿Qué haces aquí? ━Me susurró.

Ahí estaba él, el que no quería ni verme, y ahora intenta ayudarme. Me sequé las lágrimas con la manga de mi pijama. Sin ganas de decir nada, agarré el broche de mi bolsillo y lo saqué para enseñárselo. Me encontraba impaciente por ver su reacción, y él sonrió. Inmediatamente me calmé por completo. Toda esa tensión que estaba en mi cuerpo se esfumó. Era increíble como Nevra hacía desaparecer todos mis males. Estaba tan feliz que no dudé en darle un fuerte abrazo. Él me correspondió, pero con menos fuerza para no aplastarme.

Creo que será mejor que nos vayamos a otra parte. ━Dijo e hizo una pequeña pausa en la que nos separamos de nuestro abrazo. No deberíamos seguir aquí fuera durante mucho más tiempo.

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