CAPÍTULO 3

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Eran las 9 de la mañana. ¡Mierda, iba a perder el vuelo! Me había quedado dormida otra vez... Siempre me pasaba lo mismo, no sé cómo ni porqué pero siempre llegaba tarde... Me vestí lo más rápido que pude y salí corriendo de casa.
20 minutos después llegué al aeropuerto. Gracias a dios mi vuelo iba con un poco de retraso así que si me daba prisa lo cogería a tiempo. Corrí por el aeropuerto como alma que lleva el diablo, llevándome por delante a algunas personas de las cuales recibía insultos que sinceramente, me sudaban bastante. Finalmente, llegué al avión y me senté en mi asiento, al lado de la ventana. El asiento de al lado no estaba ocupado, cosa que prefería porque, ya fuera por costumbre, me gustaba viajar sola sin nadie que me molestara.
El avión estaba listo para cerrar sus puertas y despegar rumbo a Alemania pero en el último momento alguien entró corriendo y, para su mala suerte, tropezó con el último escalón de la escalera haciendo que su equipaje cayera al suelo y su bolso igual.
Al ver que nadie se acercaba para ayudarla, me levanté y le eché una mano. Era una chica alta, morena, ojos oscuros y complexión delgada. Llevaba un gorro naranja y ropa que apuesto lo que sea a que se la pone cualquier otra persona y no le quedaría ni la mitad de bien que le quedaba a ella. Nuestras miradas conectaron, esa chica... No sé qué tenía pero la hacía magnética.
-Gracias... - me dijo interrumpiendo mis pensamientos.
-Alba-terminé su frase-y de nada...
-Natalia-terminó mi frase-encantada.
-chicas, el avión va a despegar en unos momentos, por favor, tomen asiento-nos comunicó la azafata.
-Adiós-le dije, dedicándole una sonrisa. Natalia se quedó acabando de recoger su bolso mientras que yo me senté en mi puesto asignado. De repente, noté que alguien se sentaba a mi lado 'Mierda' pensé. Me giré para ver de quién se trataba y mi sorpresa fue grata al verla.
-Parece que el destino nos quiere juntas, rubia-me dijo, sonriendo.
¿Menuda tirafichas estaba hecha esta, no? Debió notarse mi cara ya que me soltó:
-Estaba bromeando, rubita.
Le dediqué una media sonrisa y asentí
-si tu lo dices... - murmuré. Cogí mis auriculares y me puse a escuchar música. Al poco rato el sueño me venció y caí dormida...

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Hoy subiré otro capítulo.
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Ventanas que muestran sonrisas//ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora