• Maratón 4/? •

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— ¿Kirishima-kun está bien? — Preguntó Kaminari al otro rubio que volvió a perder el juego por la distracción.

Bakugō ya tenía un tic nervioso en el ojo por aquel día de mierda.

No lo sé, ¿Quieres saber cómo consolarlo? — Contesto lo más amable y sarcásticamente posible. Kaminari asintió tembloroso. — ¡Entonces ve a chuparle el pene y déjenme jugar en paz! — Grito llamando la atención de varios chicos a su alrededor.

Denki se encogió en su lugar avergonzado.

Kacchan... Una cosa más.

¿¡Qué!? — Estaba a punto de irse a otra máquina.

— ¿Cómo conseguiste tantas monedas? — Las mejillas del rubio cenizo se colorearon levemente.

— ¡Que mierda te importa, déjame en paz! — Kaminari se rió prácticamente porque Bakugō salió corriendo avergonzado cosa que no se veía todos los días, se encogió de hombros y se dirigio con Kirishima que parecía triste porque siempre perdía en aquel juego de niñas.

— ¿Está muy complicado? — Kirishima se sobresalto al escuchar la voz de Denki muy cerca de su oído, el rubio se estaba asomando por encima de su hombro.

— ¡Estoy bien! ¡Muy fácil! — Sus mejillas estaban rojas recordando lo que había dicho Bakugō y qué tal vez era cierto. Era un sentimiento pasajero, pero no quería dañar a ese rubio eléctrico.

Eres la primera persona que conozco que pierde en un juego de bebés. ¿Por qué te asustas? ¡No te voy a morder! — Comenzó a perseguir al pelirrojo por todo el Arcade, Kirishima solo huía de Kaminari y de aquella necesidad de lanzarse sobre él.

Bakugō por su parte parecía todo un gato esponjado y molesto, después de alejarse de sus amigos comenzó a ganar en las máquinas pero ni todas las victorias del mundo le quitaban de encima su verdadero problema.

Invitar a cenar a quien sus padres pensaban era su pareja.

Si bien no hablaba con Shōto, mucho menos con la hermana de este.

Podía pedirle ayuda a Kirishima pero este estaba muy ocupado tratando de no violar al otro rubio y las únicas personas que le venían en mente para pedir ayuda era el profesor Toshinori y Midoriya.

Frunció el entrecejo molesto y dañado de su orgullo por pensar que Midoriya podría ayudarlo, se conocían desde hace tiempo y gracias al maestro Toshinori pudieron arreglarse, sin embargo casi no hablaban en público, siempre solían enviarse un par de mensajes y ya estaba.

También estaba Mina pero la descartó inmediatamente recordando lo irritante y pesada que podía ser en aquellos temas.

Por último Yaoyorozu... Podía pedirle consejos de como enamorar a alguien, Bakugō sonrió pues aquella chica no sabría que lo ayudaba a conquistar a su amado Todoroki Shōto.

Tenía que escoger ese mismo día pues ya mañana sería viernes, el día de la cena con sus padres.

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